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"Cosas a las que no damos importancia, pueden salvarnos la vida"

"Cosas a las que no damos importancia, pueden salvarnos la vida"

Por Javier Cano - Febrero 23, 2025
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Nombre propio en el universo de las caminatas por la naturaleza desde que irrumpió en ese mundo (no hace demasiado tiempo), Julián Montero Millán (Jaén, 1966) preside desde su creación la Escuela de Senderismo La Guardia de Jaén. Una entidad que evidencia la impronta de este policía local, cofrade de La Buena Muerte y entrenador de balonmano con el GAB Jaén en todas y cada una de sus iniciativas. 

Hoy, el autor de Búscame en la cima comparte su pasión con los lectores de Lacontradejaén en el marco privilegiado y nobilísimo del castillo guardeño, donde esta mañana los amantes de la supervivencia tienen una cita ineludible con el fuego. 

—Treinta y siete años ya en la Policía Local jaenera, Julián, es usted un histórico del cuerpo. Pero en esto de andar por el campo no lleva más de diez años y ya preside una escuela de senderismo. Parece que camina con paso firme, nunca mejor dicho. 

—Este proceso se inició hace aproximadamente una década, cuando yo me inicié en el tema de la montaña y empecé a salir: fue un revulsivo, porque me di cuenta de todo lo que me estaba perdiendo; soy una persona a la que le gusta mucho la cultura, me gusta el arte, muchas cosas, pero tenemos un patrimonio natural que me lo estaba perdiendo. Entonces, cambié el chip. 

—¿Cómo, señor Montero, qué cambio experimentó a partir de entonces respecto a su nueva relación con la naturaleza?

—Como tengo esta forma de ser que soy y donde meto la cabeza doy un 300%, empecé a formarme, empecé a codearme con amigos y con gente que ya llevaba larga trayectoria en el mundo de la montaña aquí, en Jaén, gente con trayectorias de veinte o treinta años, y tuve la suerte de caer en sus manos. Pasé por un par de clubs de la provincia y luego, los avatares de la vida, las circunstancias...

—¿Qué avatares son esos? No se los guarde, suéltelo, Julián, tiene a los lectores en vilo.

—La amistad con miembros del equipo de Gobierno de La Guardia de Jaén: me tiraron el guante y me ofrecí. Vieron la trayectoria que yo tenía de salidas a la montaña, de esas rutas tan bonitas y coincidió (hace un par de años) que publiqué el libro que escribí.

Búscame en la cima. Un manual en toda regla, ¿no?

—El fundamento de que ese libro saliera a luz fue, precisamente, aportar al mundo de la montaña, a los diferentes compañeros que salían a la montaña, esos conocimientos que yo echaba en falta, que todos teníamos: no se planificaban las rutas, no sabían orientarse adecuadamente, no sabían resolver las situaciones de riesgo o planificación que pudieran presentarse... Porque siempre debe primar la seguridad, cuanta más planificación, menos riesgo hay: esa es la piedra angular para quien sale a la montaña. 

—O sea, y volviendo a la escuela de senderismo, que ni es usted guardeño ni tiene a nadie del pueblo en la familia que lo haya vinculado a este precioso municipio. 

—Cero, nada: amigos de mis amigos; conocía a Daniel Sánchez Rodríguez (que fue quien me propuso la idea en un principio); a Javier Rodríguez, que es compañero mío de trabajo, y a 'Garci', José Luis García, que es el teniente de alcalde. Me propusieron la posibilidad de crearla en el espíritu de ese libro, de Búscame en la cima, que era invertir lo que ocurre en la montaña. 

—¿A qué se refiere, qué ocurre en la montaña y ha querido darle la vuelta con su publicación?

—A que la gente sale a la montaña pero, luego, tiene muchas lagunas formativas. El libro va enfocado a eso, a que la gente se vaya formando, a que adquiera conocimiento, a que sea capaz de ser autosuficiente, de planificar, de no ponerse en riesgo y que sepa orientarse o cuántas horas de luz le quedan... Innumerables aspectos que son muy importantes. 

—Una escuela, entonces, que no retoma el legado de ninguna otra anterior en el pueblo.

—Que yo sepa, es la única que existe en la provincia de Jaén como tal. Está reconocida por la propia Junta de Andalucía, se ha creado legalmente y con los procedimientos establecidos. 

—De ser así, es usted eso que Hoyle, el astrónomo británico, definió como un pionero: alguien cuyas intuiciones producen hipótesis sobre las que se pueden construir teorías satisfactorias. Con su libro en la mano, Julián, la definición da en el clavo.  

—Hay gente mucho más preparada que yo, grandes amigos que tengo por ahí: lo primero que se aprende en la montaña es que no se compite con nadie, aquí venimos a aprender siempre y a aportar, a compartir; es otra filosofía, lo que lleva uno en la mochila es de todos, tus conocimientos son de todos y cuando ves que los demás los absorben, te gratifica y disfrutas enseñándoles. 

—¿La escuela está abierta únicamente a personas de La Guardia? Siendo el presidente de fuera, de Jaén capital, seguro que admiten 'forasteros'.

—Es una entidad abierta a todo el mundo; hay mucha gente de La Guardia y gente de la antigua Nacional 323, de La Yuca, gente que vive en Altos del Puente Nuevo, gente del entorno y de las diferentes poblaciones.

—Gentes que han encontrado en usted un guía, una referencia. Y Julián Montero, ¿qué encuentra en la gente de 'su' escuela guardeña de senderismo?

—He encontrado muy buena gente, que aporta y con la que estamos consiguiendo, aparte de crear amigos, un núcleo. Y cuando lo escucho de ellos, me es muy satisfactorio. Ha llegado a ser un grupo que roza ya un ambiente familiar. 

—Un grupo de...

—Podemos estar alrededor de unas setenta personas. En la última ruta hemos podido salir unas cuarenta personas, que es mucha gente.

—Líneas arriba ha apuntado a la creación de la escuela desde la iniciativa institucional, desde el impulso del Ayuntamiento de La Guardia. ¿Eso es un plus de seguridad para el grupo (usted que tanto valora precisamente eso, la seguridad)?

—Esto no sería posible sin la ayuda del Ayuntamiento de La Guardia, que siempre está dispuesto a decirnos sí a todo lo que proponemos. 

—Una de esas propuestas será, seguramente, el acto que celebran hoy domingo en este castillo. Una cita que ha hecho mucho ruido.

—Es un paso más, al traer a personas con formación en otros ámbitos de la montaña que nos puedan servir como un empuje grande. 

—¿Quién o quiénes protagonizan la actividad?

—Hemos traído a Thomas Brackelmanns y a su hija Amanda, que son dos instructores en técnicas ancestrales sobre el fuego, personas que han investigado, a nivel mundial, esas destrezas, la consecución del fuego. Les pedí tanto a Thomas como a su hija que fueran un poco más allá, que no se quedaran solamente en una demostración de cómo hacer fuego con madera o como estamos hartos de ver en las redes sociales, sino con lo que llevamos en nuestra mochila y no le damos importancia. 

—Cuente, cuente...

—En una situación de riesgo, de que se nos haga de noche o nos perdamos, de que entremos en un barranco y no sepamos salir, o de que se nos parta una pierna o tengamos una lesión, que seamos capaces de conseguir fuego con lo que llevamos en la mochila.

—Parece ciencia ficción, Julián. 

—Ya digo que seguramente no le damos la importancia que tiene, pero el botiquín y la manta térmica, o cualquier otro elemento, puede sorprender a la gente al saber que con las gasas, con el algodón o la vaselina se puede hacer fuego y de pasar una noche de calamidad y frío extremo, llegar a otra situación de comodidad que te dé un plus de seguridad y te permita salir victorioso del monte al otro día. Y eso nos puede ocurrir a cualquiera que salimos a la montaña. 

—Ya tendrán en agenda nuevos proyectos...

—Sí, en el futuro haremos otros eventos que vayan enfocados a otras disciplinas diferentes que contribuyan a la formación de los alumnos y compañeros que salgan a la montaña. 

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