INFIERNO SIN FIN EN LAS 101 VIVIENDAS
Vecinos de la calle Miguel Castillejo piden ayuda a la Junta para acabar con el incivismo, las okupaciones y los problemas de salubridad por las aguas fecales; tres residentes cuentan a Lacontradejaén cómo es su día a día
"Estamos marginados y sólo somos personas que intentamos vivir". La voz de N. R., mujer de 49 años, suena cansada. Lleva residiendo en las 101 Viviendas de Jaén capital —en la calle Miguel Castillejo— desde hace siete años. Su apartamento se ha inundado de aguas fecales hasta en dos ocasiones. Y los olores y la humedad no son sus principales preocupaciones; hay un grupo de vecinos que no respetan las normas de convivencia básicas. "Me paso los días limpiando todo lo que tiran a los patios: macetas, sartenes, compresas, chatarra... Si no limpio, la mierda me come", asevera en declaraciones a Lacontradejaén.
N. R. vive con sus tres hijos —dos de ellos menores de edad— en un bajo de uno de los bloques que comprenden los pisos para personas desfavorecidas que impulsó la Junta de Andalucía hace década y media aproximadamente. Ella se ha convertido en una suerte de portavoz de los residentes comprometidos con un cambio, gente que quiere dejar atrás un día a día sin porteros ni buzones, con la suciedad creciendo. Aparte del asunto de la higiene, cuestiones operativas como cumplir con la comunidad se han vuelto una quimera.
Bien lo sabe M. M., hombre de 82 años que también vive con su esposa en un piso del bajo, muy cerca de N. R. "La comunidad desapareció y la hemos intentado restaurar dos o tres veces. Ahora mismo no hay nadie a cargo. La gente da la cara un día, dice que va a pagar y luego se echa para atrás o se pierde el dinero. Da igual que la cuota sea de 10 ó 5 euros. Sólo seis o siete vecinos de nuestro bloque cumplimos nuestras obligaciones", relata a este periódico en compañía de su vecina.
M. M. vive en las 101 desde que se entregaron las llaves a los beneficiarios, en el año 2006. Empezó residiendo en un quinto, donde estuvo un lustro. "Después me dijeron que me mudara al bajo, porque me ahorro más de 90 escaleras", revela. El cambio a la postre resultó para peor; ahora encuentra a menudo excrementos y restos de orina en las zonas comunes. "Levo siete u ocho años limpiando el patio todos los días, pero nosotros necesitamos gente que nos acompañe. La convivencia es difícil", manifiesta. Pese a todo, está esperanzado en "solucionar la papeleta".
"Yo estoy harta de llamar a la Junta", insiste N. R. Los afectados repiten una y otra vez que necesitan ayuda de la administración que impulsó las viviendas para acabar con los problemas de convivencia y habitabilidad, agravados también por las okupaciones, según denuncian los residentes más responsables. La reunión del pasado miércoles con representantes del Gobierno andaluz proyecta algo de esperanza en el futuro de los vecinos que están pilotando un cambio. Según trasladan a este periódico, la Junta de Andalucía se ha comprometido a instalar una nueva depuradora que ponga fin a los contratiempos de las aguas fecales.
"También hemos acordado legalizar la comunidad y abrir un número de cuenta para que todo esté claro con el tema del dinero", resume la residente en el bajo. "Han venido aquí y han visto lo que hay, cómo está todo. Hasta una madre ha contado las picaduras que le han salido a su hija en las piernas a causa de la suciedad", añade.
"LLEVAMOS AÑOS SUFRIENDO ESTE OLOR A PESTE"
M. J. tiene 48 años y también es vecina de las 101 desde hace once años. Vive en un primero, también en el bloque de N. R. Prefiere mantenerse en el anonimato porque ya dio la cara en televisión y a partir de entonces tuvo (más) conflictos. "Llevamos años sufriendo este olor a peste. A ver si arreglan ya la bomba de agua", dice con más tedio que convencimiento.
Cuenta que una pared de su salón sigue con humedades y le preocupa que la acumulación de agua en los cimientos de las casas sea perjudicial para la estabilidad de los bloques. "Sólo nos falta que aquí también haya un derrumbe como en Teruel. Si nos pilla durmiendo sería una masacre", aporta N. R. más en serio que en broma.
La portavoz de la gente que suspira por un nuevo tiempo en la zona recalca que en verano el tema de los olores es aún más patente. "Y la más perjudicada soy yo, porque en la primera inundación que sufrí las aguas fecales me entraron por el baño. Y un año más tarde, otra vez tuve el mismo problema", recuerda. Según especifica y siempre según su versión, le devolvieron 1.800 euros por los desperfectos.
Cuenta M. M. que la bomba de agua empezó a generar estos problemas a partir de un robo que hubo hace aproximadamente año y medio. "Tocaron el transformador y la bomba se paralizó, de ahí las aguas fecales que desembocaron en el piso de Nieves. Yo estoy más lejos y me libré, pero si esto sigue así, me pillará también", razona.
En junio del año pasado, Unidas Podemos pidió al Ayuntamiento un plan integral de apoyo a las familias después de una operación de la Policía Nacional que acabó con 103 enganches ilegales al suministro eléctrico. El episodio da una idea de la dimensión social y política que hay en el caso de las 101 Viviendas.
Los residentes consultados por este periódico quieren una solución pacífica y apelan al bien común para acabar con las prácticas incívicas. "Estamos dando la cara por el bloque. Una cosa es ser pobre y otra, no ser curioso", expresa el vecino más veterano. "Aquí vive gente mayor y personas vulnerables. La única medida es que echen a los salvajes. Apostamos por la convivencia con normas. Lo que no puede ser es que nos tengamos que ir nosotros", sentencia la portavoz.
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COMENTARIOS
Jose Antonio Agosto 10, 2023
Es curioso que este extenso artículo de incivismo y demás problemas de convivencia en este bloque, (pagado con el dinero de to@s l@s jiennenses), en ningún momento aparezca la palabra "gitano". ¡¡Realmente muy curioso!!...
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