LA AGRESIÓN A LA CRUZ VERDE QUE NUNCA SE APAGA
"Una denuncia que no se hace es un acto que no existe". Los atracos en farmacias son hechos delictivos que todo el mundo tiene claro. ¿Pero qué pasa con las agresiones verbales a farmacéuticos? Nace un observatorio para diagnosticar las agresiones del sector
Abril de 2019. Un varón ronda una farmacia del Paseo de España de la capital del Santo Reino mientras intenta, presuntamente, delinquir. Un agente de paisano de la Policía Nacional evita el hurto con la ayuda de la Policía Local. El aviso del compañero permitió a los agentes desplazarse con rapidez hasta el establecimiento donde, al parecer, quería llevarse cremas sin pagar. Los agentes cachearon al presunto ladrón y descubrieron que llevaba objetos punzantes: dos cúter y un cuchillo.
Junio de 2011. Esta vez es en el barrio de Peñamefécit. Un hombre encapuchado entra en una farmacia con un cuchillo de grandes dimensiones. Es evidente que la intención es delinquir e intentó llevarse la recaudación de la mañana. Pero al salir corriendo fue detenido apenas diez minutos después.
Parecen dos hechos aislados si se observan distanciados en el tiempo. Sin embargo, en un análisis más profundo se observa que los dispensadores de medicamentos son objeto de agresiones que pasan desapercibidas. Sobre todo, las verbales, a las que acaban acostumbrándose y no denuncian. Para analizar todas estas situaciones, hacer una radiografía y aconsejar a los profesionales del sector, a través de la figura del Interlocutor Policial Sanitario, se ha puesto en marcha el Observatorio de Agresiones a Farmacéuticos. Se trata de una iniciativa conjunta con la Policía Nacional para analizar, concienciar, visibilizar y contribuir a reducir el problema.
Juan Pedro Rísquez es el presidente del Colegio de Farmacéuticos de Jaén. Reconoce que este sistema, que se está implementando a nivel nacional, servirá para generar conciencia entre los propios compañeros para poner en conocimiento de las autoridades los episodios que se produzcan en su día a día.
—No estamos acostumbrados a notificar las agresiones verbales o las amenazas. Hasta que no lo vemos muy claro, como puede ser un robo o un atraco, no lo comunicamos.
¿Son superhéroes? No. Simplemente han normalizado algo que no debería serlo.
Como el propio Rísquez relata, en la mayoría de los casos se dejan pasar por alto las amenazas y los insultos que se producen por episodios tales como negarte a dispensar, por ejemplo, un medicamento que precisa receta.
LOS FARMACÉUTICOS EN LA PANDEMIA
Durante la pandemia y, principalmente, en los periodos de confinamiento, este colectivo ha vivido episodios más complicados de lo habitual por el propio nerviosismo y las situaciones de tensión y estrés generadas a raíz del coronavirus.
—Se le añade el hecho de que éramos de los pocos establecimientos que podían abrir, por lo que aquella persona que estaba desesperada por conseguir algo de dinero fue a las farmacias.
Recientemente, Juan Pedro Rísquez se reunió con la Policía Nacional, a la que planteó los problemas de seguridad más habituales que se encuentran en las farmacias jiennenses. Básicamente son los robos en los establecimientos, las falsificaciones de recetas o los pagos con billetes falsos.
—Existe una gran colaboración y les agradecemos especialmente el gran trabajo que han realizado durante el confinamiento, cuando las farmacias eran de los pocos establecimientos abiertos al público y nos vimos más expuestos a situaciones de peligro.
EN PRIMERA PERSONA
Esta realidad que describe el presidente del colegio profesional jiennense la conoce bien Carmen Pérez —nombre ficticio—. Prefiere mantenerse en el anonimato porque hoy, meses después, todavía recela. Ella es una de las farmacéuticas jiennenses a las que intentaron atracar durante el estado de alarma y relata a este periódico su experiencia.
—El robo de productos de menor importancia que están expuestos en la tienda forma parte de nuestro día a día. No debería ser lo habitual, porque en teoría no se va a una farmacia a robar, pero pasa.
Nada más empezar la entrevista se lee entre líneas ese 'conformismo' relatado al inicio del reportaje sobre la falta de costumbre a denunciar según qué casos. Llevarse una crema, una leche para bebés... puede pasar. Le preguntamos por los insultos o las amenazas y reconoce que los farmacéuticos son los profesionales sanitarios más cercanos al paciente, que en ocasiones pierde los nervios.
—Es precisamente esa cercanía la que genera una confianza que en ocasiones hace que las formas no sean las más correctas.
Sin embargo, hay situaciones que sobrepasan los límites de la comprensión. El año pasado su establecimiento fue objeto de un atraco, que se quedó en intento porque tanto ella como sus compañeras plantaron cara. Ocurrió en abril, aprovechando el estado de alarma y el cierre de todas las tiendas que le rodean. Eran las ocho y media de la tarde y estaban solas, haciendo la caja, desinfectando y preparando las instalaciones para el día siguiente.
—Ya se habían terminado las palmas en los balcones y cada vez que eso pasaba la ciudad se apagaba de golpe dejándonos en una situación de indefensión, sin compañeros de otros establecimientos entre los que, habitualmente, nos echamos una mano.
Mientras realizaban estas labores, una persona con sudadera de capucha y vestida de oscuro se coló en la farmacia y Carmen no se lo pensó dos veces. Casi de manera inconsciente, decidió plantarle cara.
—Nunca piensas que te vaya a tocar. Sabes que está dentro de lo probable pero no crees que pase. Hasta que no ocurre no sabes cómo vas a reaccionar. Al principio, pensaba que era una broma, no sospechas de la indumentaria ya que hoy en día todos los jóvenes van con capucha.
Le invitó a abandonar el establecimiento y tuvo la sangre fría de hacerlo mientras llamaba a la Policía. Por aquel entonces ya tenían instaladas las mamparas separadoras para evitar contagios, un elemento tan simple que generó una confianza infinita a esta farmacéutica.
—Una cosa tan liviana nos dio mucha seguridad.
El atracador estaba dispuesto a saltarse del mostrador, pero Carmen tuvo el reflejo de llamar a la Policía delante de él.
—Llegaron en un minuto y tengo que agradecerles la labor que hicieron y hacen. Desde entonces, los agentes siguieron pasándose de vez en cuando y siempre nos recuerdan que acudamos a ellos ante cualquier incidencia.
"UNA DENUNCIA QUE NO SE HACE ES UN ACTO QUE NO EXISTE"
El farmacéutico ha estado activo en los sectores más críticos del sistema: Hospitales, farmacias comunitarias, laboratorios de análisis clínicos, labores de rastreo, investigación, producción y distribución de medicamentos y vacunas, entre otros. Han permanecido abiertas ayudando a reforzar la capacidad del sistema sanitario en un año en el que han hecho cerca de 15 millones de horas de guardia en el conjunto de España.
Para Jesús Aguilar, presidente en funciones del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, el 2020 ha sido uno de los más duros vivido todos, personal y profesionalmente.
—Una agresión física o verbal que no se denuncia es un acto que no existe para las autoridades y facilita que vuelva a producirse.
Javier Galván, Interlocutor Policial Nacional Sanitario, destaca la importancia del observatorio que ahora se pone en marcha.
—La adquisición de herramientas específicas para afrontar estas desagradables situaciones, aumentará la capacidad de anticipación y reacción del farmacéutico, lo que a su vez propiciará que la agresión no llegue a producirse o al menos se minimice su intensidad.
Desde el Consejo General de Farmacéuticos se destaca también la existencia de la aplicación móvil de la Secretaría de Estado de Seguridad (AlertCops) entre cuyas funcionalidades se incluye el botón “SOS sanitario” que ofrece una protección específica para el colectivo sanitario, en el que están incluidos farmacéuticos. Dicho botón permite enviar un aviso inmediato a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado más cercanas con tu ubicación y un audio de 10 segundos para una atención urgente. Porque ante las agresiones a sanitarios, tolerancia cero.
Únete a nuestro boletín