"Soñaba desde pequeño con poder actuar en Huelma"

El bailarín y coreógrafo Agustín Barajas (Granada, 1988) es una de las figuras con más proyección de la danza flamenca de hoy en día. De ascendencia huelmense, se ha labrado un prestigio que, a golpe de buen hacer, lo ha situado en una posición de privilegio dentro de un panorama artístico en el que brilla con luz propia. Mañana viernes a partir de las diez de la noche, sobre el escenario del Parque de la Juventud del municipio de Sierra Mágina, dejará claro por qué es quien es en el baile actual.  

—Hay en Huelma un runrún desde que se anunció su presencia en el verano del municipio, como si quien actuase mañana viernes fuese un vecino ilustre. ¿Qué vínculo le une al pueblo?

—Mi padre y toda mi familia es de Huelma. Mi asiduidad, de pequeño, al pueblo era de todos los fines de semana. Aunque soy de Granada, todos tenemos un pueblo, y mi pueblo es Huelma. Allí tengo familia, mis primos viven allí, mantengo mucha vinculación con Huelma.

—Pero ese runrún es de acontecimiento, de algo grande que va a pasar, como si fuese su primera vez ante ese público...

—Es que es la primera vez. En una ocasión bailé dentro de un concierto de Se llama copla, como un componente más, pero nunca presentando algo mío. Tenía muchas ganas desde hace bastantes años, y por fin voy a estar allí.

—Ah, claro, ahora se entiende. Agustín Barajas debuta ante los suyos, ¡con razón se le espera como se le espera! Estará usted impaciente por pisar un escenario tan entrañable, ¿no?

—Estoy como loco de contento. Sé que mi familia lo esperaba como agua de mayo, y mucha gente que me conoce desde pequeño. Para todos ellos será muy especial, pero mucho más todavía para mí poder dedicarlo a mi padre y a su familia. Es algo soñado desde pequeño.

—Y en un año como este, con el coronavirus, el miedo, la incertidumbre... La gente necesita evadirse, disfrutar, alegrarse.

—Totalmente; vamos a olvidarnos de los problemas por un rato. Vamos con previsión de un tiempo de duración, pero si la gente está a gusto vamos a estar el tiempo que haga falta para, con precaución, estar todos juntos y olvidar todo lo que está pasando. Es un alivio también para mí, como artista, que en estos tiempos que estamos viviendo, tan complicados para el mundo del arte (que es el último eslabón de la cadena) mi pueblo haya tomado esta iniciativa. Me hace sentirme útil bailando, que es lo que yo sé hacer.

—¿Qué es A mi aire, el espectáculo con el que se presenta en su tierra?

—A mi aire es mi tercer espectáculo. Estuve dos años con él de gira y me dio muchas alegrías, muchas satisfacciones. Es el espectáculo en el que me siento más cómodo, porque hago lo que sé hacer: bailar flamenco pero a la vez bailar con musicalidad y coreografiar música. No tiene un argumento como tal, por eso precisamente entre el equipo, los músicos y yo hacemos una gran piña entre nosotros y estamos como una familia en el escenario. En los tiempos que estamos considero que es el mejor espectáculo que puedo traer a Huelma.

—Viene bien acompañado...

—Me acompaña el equipo con el que trabajo siempre, sí. A la guitarra está Marcos Palometa, al cante llevo a Fita Heredia, al violín a David Moreira (que también es el director musical) y al baile, a Susana Sánchez. 

—Un espectáculo flamenco pero, ¿estará presente también la copla, ese género con el que tanto se le identifica? 

—Has acertado. Yo me di a conocer por el programa Se llama copla y no quiero perder el vínculo con este género. Por ejemplo, llevaré una versión de una copla conocida por todo el mundo, ¡claro que estará presente!

—No hay más que repasar sus propuestas artísticas para darse cuenta de que es usted fiel a los géneros que lo han encumbrado, pero la fusión, la mezcla... ¿entran en sus planes para futuros shows?

—Me gusta alimentarme de otros géneros, de hecho mi primer espectaculo se tituló Entre copla y flamenco; era el género que en aquel momento estaba tocando y me dio muchas alegrías. No me gusta quedarme estancado, todo lo que me llame la atención voy a intentar llevármelo a mi territorio. Ya tengo en la cabeza proyectos que me inpsiran desde otros territorios distintos al flamenco.

—Ahí le sale el granadino que lleva dentro, esa sed de vanguardia, de experimentación...

—Es verdad que la gente de Granada somos personas muy inquietas mentalmente. Por eso creo que desde jóvenes salimos de nuestra ciudad, que nos aporta muchísimo, es una fuente de inspiración diaria pero sentimos la necesidad de llegar a más, de saltarnos los límites. La juventud de Granada, desgraciadamente también, estamos fuera de nuestra ciudad, con la meta de llegar a más y sentirnos totalmente realizados en nuestra profesión. 

—¿Qué factura le ha pasado el coronavirus, el confinamiento, la incertidumbre, el miedo?

—Yo tenía una previsión de verano bastante buena antes de que empezara el confinamiento, pero a raíz de este problema todo se canceló. A finales de julio ha empezado a sonar el teléfono, en zonas donde la pandemia está más controlada han decidido llevar a cabo cositas pequeñas, más controladas... A la gente hay que hacerle sentir que hay vida, que la cultura (que es lo que nos ha salvado) podemos sentirla. El arte hay que tenerlo enfrente, no se siente lo mismo en directo que a través de la televisión. 

—Sin embargo, y pese a la pandemia, su agenda artística no está precisamente vacía.

—Hoy actúo en Motril, mañana en Huelma, el sábado en Almuñécar, la semana que viene estaré en Bonares (Huelva), después en San Juan de Aznalfarache, en sevilla... No me puedo quejar por ahora, yo me lo veía nulo y la verdad es que, con el control por zonas, la cultura se está moviendo.

—A veinticuatro horas de actual en Huelma, ¿qué siente? ¿Qué le diría a sus vecinos para que compartan mañana con usted la emoción de bailar en 'casa'?

—Transmitiendo las ganas con las que yo voy, a ellos les va a invadir también, seguro, porque poder estar en la tierra que prácticamente me ha visto nacer y me ha visto crecer, con todos mis orígenes en Huelma y con una presentación por todo lo alto con algo mío... como poco algo de curiosidad habrá. Nada más que por disfrutar y por invadir a la gente con las ganas con las que vamos, va a merecer la pena.