"Al maniquí le entregas tu modo de entender el mundo"
A Lucía Cano Zafra (Alcalá la Real, 1992) la artesanía y el diseño le corren por las venas desde que era una niña. Pareces una cuestión de genética. Cuando la ves por primera vez, el primer rasgo que aprecias es el optimismo que desprende su mirada. Cuando entablas una conversación con ella descubres que, además de ese optimismo, su personalidad está inundada de ilusión, vocación y valentía. La valentía es una cualidad poco común en estos tiempos. Pero a ella le sobra y muestra de ello son los caminos que ha elegido y que la han conducido para tener su propio atelier. Sus creaciones también estarán en Milán.
—¿Qué fue lo que te llevó a estudiar Diseño de Moda?
—Supongo que ha influido mucho crecer viendo el taller de artesanía de mi familia: lo empezó mi abuela y lo han continuado mis padres. Desde pequeña me ha gustado crear. Ya lo hacía con mis Barbies cuando, siendo solo una niña, las vestía y desvestía cada día, cortando e inventando nuevos vestiditos y trajes para ellas. No sabría decirte cuando empezó esa vocación, creo que va adherida a mi personalidad.
—¿Dónde estudiaste Diseño de Moda?
—En Madrid. Empecé el primer curso en la Universidad Europea, pero, al terminar, una chica me comentó que si mis expectativas eran como diseñadora lo tenía crudo. En la Universidad Europea no estaban tan especializados. Eran años en los que, todavía, el Grado en Diseño de Moda no estaba implantado en la Universidad Pública, así que, tras comentarlo con mis padres, decidí investigar y escoger la opción que mejor se adaptase a mis deseos, que no eran otros que moda en su parte más pura. Fue entonces cuando me decidí por el IED, Instituto Europeo de Diseño. Una vez allí, pude comprobar que, efectivamente, el IED es una escuela de diseño al cien por cien. Los profesores son auténticos diseñadores —entre ellos estaban David Delfín, Moisés Nieto y demás nombres reconocidos— con una larga trayectoria, con sus propias marcas y, sobre todo, con mucha calidad humana. Aprendí mucho en esos años.
—¿Cómo describirías tu experiencia?
—Fueron los mejores años de mi vida. Cierto es que Madrid en el aspecto económico es una ciudad complicada; pagas hasta por respirar. Pero, en cuanto a oferta de ocio y cultura, vida social y demás es insuperable. Una de las cosas que más me ha costado al volver al pueblo es no llevar esa actividad frenética con la que vivía allí. Aún así, las raíces son las raíces.
—¿Cambiarías algo?
—Lo cierto es que no cambiaría nada. Hubo una época en la que me planteé irme al extranjero, pero, como siempre he tenido muy claro lo que quería, mis profesores me aconsejaron quedarme aquí. Y estoy súper agradecida. Siempre he tenido muy claro que quería crearme un nombre propio, una marca con la que crear mi propio atelier de novias y vestidos de fiesta y, para eso, no hay nada como el respaldo de los tuyos.
—¿Qué es para ti la moda?
—Debemos entender que, como todo arte, la moda es muy subjetiva y, en ocasiones, un concepto muy amplio y abstracto. La moda prêt-a-porter es algo que el conjunto de la sociedad va marcando. Si embargo, para mí la moda es un arte que se crea a través de las puntadas, de los tejidos. La moda, a mi modo de entender, es mucho más que prendas de ropa o tendencias de maquillaje y cabello. En la alta costura el maniquí es un lienzo en blanco al que tu le entregas una parte de ti y, en definitiva, de tu modo de entender el mundo.
"DEL POZO ES UNO DE MIS REFERENTES"
—¿Quiénes son tus referentes, los que te inspiran?
—Mi favorito es Del Pozo. No hay nada de sus diseños que no me guste. El estilo, el patronaje, el corte, la forma en la que mezcla las texturas: tules con tejidos más compactos, la cromática de sus diseños: Su moda es muy rica en colorido y tejidos, pero a la vez, muy minimalista. Me parece un diseñador muy completo.
También me gusta mucho Estella McCartney, Chanel y Oscar de la Renta. Pero, sin duda, mi diseñador fetiche es Del Pozo. Si nos centramos en Novias, hay una chica de Bilbao, Alicia Rueda, que tiene su propio Atelier y también es una referente. Me gusta mucho su idea de negocio y su forma de entender la moda de novia.
Soy fiel admiradora y defensora de la moda y de los diseñadores de antaño: Balenciaga, Manuel Pertegaz. Me da la sensación de que una parte de la moda actual es de mentira; parece que todo vale y, si te despistas, salen presuntos diseñadores hasta de debajo de las piedras. Y no, en moda, como en casi todas las disciplinas y artes, no todo vale. Es decir, un diseño puede ser más o menos vanguardista, más o menos atrevido, pero lo que de verdad diferencia a un buen modisto o diseñador de otro que no lo es, es la calidad que emana de sus prendas. Insisto, la moda es mucho más que la mezcla de dos o más prendas, la moda es arte, una forma de expresar tu yo interior desde la calidad y la profesionalidad.
—En 2016 ganaste el Certamen de Jóvenes Diseñadores de Andalucía Occidental ¿Qué aporto la experiencia a tu carrera profesional?
—Es curioso porque, en un principio, yo no iba a presentarme. Me avisaron con dos semanas de antelación y, como mi intención es ser diseñadora, este reto fue muy importante a la hora de poner a prueba mi capacidad de creación. Fue una oportunidad en la que pude mostrar mi parte más artística por así decirlo. Desde un principio sabía que quería crear un mensaje con la mezcla de diferentes materiales y texturas. Así, el mezclar las transparencias y las luces de Led, el cancán metálico de soldadura con diferentes volúmenes y texturas me aporto mucha satisfacción. Sin embargo, en un principio, para nada pensé que podría ganar. La calidad de los demás participantes era muy alta y presentaban cosas más ponibles. Lo mío era más abstracto y experimental, se salía un poco de aquella línea y por eso creí que no me seleccionarían. Pero me equivoqué; mi creatividad tuvo recompensa, y estoy muy agradecida.
Me aportó mucha visibilidad y reconocimiento a nivel regional. Me gusta mucho la pasarela por lo que ya he comentado otras veces: es un trampolín de visibilidad en el que puedes arriesgar más y ser mucho más creativo. En los diez minutos que dura un desfile, muestras diseños más experimentales en los que has trabajado meses. Es una plataforma que a los jóvenes diseñadores nos brinda una gran repercusión y reconocimiento, siempre y cuando los diseños sean buenos. Es una llamada de atención a la gente: en los diseños de pasarela te entregas al máximo y exprimes tu creatividad y después te inspiras en esos diseños para crear prendas más ponibles y vendibles.
"LA MODA NUPCIAL ES MÁS PAUSADA"
—¿Por qué te decantaste por la moda nupcial?
—La moda corre a pasos agigantados. Las tendencias caducan y cambian a un ritmo frenético. Esto no ocurre en la moda nupcial; la moda nupcial evoluciona a un ritmo más pausado y, en ella, puedes detenerte más en los detalles que, son más especiales y se les da más importancia. En un vestido de novia o fiesta; los diseños son más exquisitos y delicados, más personalizados. Cuando confecciono un vestido de novia, no es uno más: es “El Vestido de” con nombre y apellidos. Intento que el diseño sea fiel a los deseos de la persona que lo va a llevar y que en él se transmita algo de su personalidad también. Es un área en la que puedes llegar más allá en calidad porque, al final, el cliente lo valora. Al fin y al cabo, yo tiendo a decantarme más por un trabajo artesanal, de calidad y al que se le dedica el tiempo necesario para que la prenda sea perfecta. Puede ser desde unas semanas, hasta meses.
—¿Cuál dirías que es el sello de tus diseños?
Uno de los bordados que más utilizo y que me gusta mucho es uno que simula la textura de la piel de una serpiente. Es muy reconocido. Otra característica de mis diseños son los tejidos con caída y diseños minimalistas, con cortes asimétricos y texturas livianas. Al fin y al cabo, me gusta mucho la sencillez y los trazados exquisitos.
—¿Qué marca la diferencia entre una buena o una mala pieza?
—Es primordial el patronaje y el corte. Tienen que ser muy exactos y precisos. El patronaje es incluso más importante que lo demás. También es fundamental la selección del tejido, pues en función de este notarán las directrices que marca el patrón y la importancia de cada pieza.
—En pocas semanas vas a abrir tu propio atelier en Alcalá la Real. ¿Qué ha motivado que te quedes en tu localidad natal?
—Como todos sabemos los principios son bastantes difíciles. A cualquier diseñador del mundo le gustaría situarse en una gran capital de la moda como Milán, París, Londres... Sin embargo, yo he tenido en cuenta otros factores para tomar esta decisión. En primer lugar, Alcalá la Real es mi pueblo. Es una localidad muy bien comunicada con otras capitales andaluzas además de Jaén, como Córdoba y Granada. Asimismo, hoy día, con las redes sociales y demás medios de comunicación digitales no existen las fronteras. Las novias son un tipo de cliente que valora mucho la calidad y profesionalidad. No les importa moverse cientos o miles de kilómetros para conseguir el vestido de sus sueños. Si tienes una buena visibilidad en el mundo digital y de internet, los clientes vendrán a ti. Si a esto le sumas que en mi familia tengo un gran respaldo y punto de apoyo y que le tengo especial cariño a mi tierra, son motivos más que suficientes para empezar y crearme un nombre propio y un hueco en el mercado de aquí.
—Vas a estar en la feria internacional de la novia de Milán ¿Es la primera de muchas?
—El año pasado ya fui a la Bridal Week de Barcelona y fue una buena experiencia para darme a conocer. Este año solo tenemos pensado asistir a la de Milán. Hay que tener en cuenta que para asistir a este tipo de ferias se requiere un gran inversión económica. Más que a la cantidad de ferias que pueda asistir, se trata más de la localización de la Feria.
—¿Cómo ves la marca en el futuro? ¿Cuál es tu proyección?
—A corto plazo me gustaría poder hacerme un hueco a nivel nacional y que en cualquier parte de nuestro país se reconozca un LUCÍA CANO. Obviamente a la larga aspiro a que mi marca crezca y que, además de estar en mi propio atelier, esté en otras tiendas multimarca junto con otros nombres de prestigio. Es un poco utópico, pero todo es empezar. Ahora estoy sembrando mi pequeño granito, montando el atelier. Lo demás, con trabajo, ganas, esfuerzo y dedicación se irá alcanzando. Lo importante es dar el primer paso. En ello estamos.
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