"Habrá personas como el Bota, pero mejores que él no"
El municipio homenajea a Alfonso Castro Ramos, un servicial enamorado de su pueblo a quien consideran un vecino fundamental
A lo Isabel Gemio y su mítico Sorpresa, sorpresa; así aprovechan las páginas de este periódico desde el alcalde de Cambil hasta compañeros y amigos de Alfonso Castro Ramos, "el Bota", para rendirle un sencillo tributo por la dedicación permanente a su pueblo, que dicen que es santo y seña de la manera de andar por el mundo de este emblemático cambileño cuyo apodo remite a su excelencia como entrenador.
Nacido en 1960, a lo largo de su vida ha atesorado una legión de amistades (en lo personal) y discípulos (en lo deportivo) que lo han convertido, en palabras del regidor, Camilo Torres Cara, en todo un "referente municipal".
Si será querido, que un poco más y hay que poner el cartel de "completo" a este reportaje, de tantos compatriotas como desean hacer pública su admiración, su aprecio y su gratitud:
"Alfonso es el alma mater del deporte en Cambil junto con el recordado Juan José Prieto. Más allá de su función deportiva, destaca también por su papel en Protección Civil, de cuya agrupación local es jefe y el que anima a los voluntarios, los coordina, los controla", explica Torres. Pero hay mucho más, vaya que sí:
"En pandemia fue tremenda su labor, fundamental. Fue capaz de llevar medicinas a todo el mundo, controlaba lo que las personas necesitaban. Sin él, la pandemia se hubiera vivido de forma muy distinta. Todo el mundo lo conoce y lo quiere", sentencia el alcalde.
Empleado del Plan Infoca, actualmente desarrolla su labor en régimen de segunda actividad en el Cedefo, lo que no le quita tiempo para correr carreras de larga distancia y, sobre todo, para estar ahí siempre que se le necesita.
Y (aseguran quienes lo conocen), con la humildad como bandera: una de esas almas que camina por el mundo con casco de héroe cotidiano pero que, puestos a hacerle justicia, debería llevar un junco sin hojas, que escribió Dante que es el emblema de la sencillez: "No hay quien lo pille para una foto", exclama su compañero de Protección Civil y amigo de siempre David Gámez, que apostilla:
"Siempre está dispuesto a todo, le da igual las horas que le tenga que dedicar, si hace frío, calor o está lloviendo, él siempre está disponible y nunca quiere nada a cambio, no va por ningún tipo de interés y mucho menos por reconocimientos; si yo tuviera que decir una persona que lucha y trabaja por el bien de su pueblo, sería él. Creo que no hay nadie que, sin cobrar, haya luchado y trabajado como él".
ADMIRADO Y QUERIDO
No es que sea precisamente un cascabel, o eso afirman los que lo tratan a diario: "Tiene un carácter duro, serio, esa es su principal característica. Una seriedad que extiende a su trabajo y que está detrás del éxito de distintos grupos deportivos del pueblo, que han llegado incluso a campeonatos de Andalucía", aclara Camilo Torres.
Y es que su trabajo de décadas como míster ha hecho de él un auténtico símbolo balompédico en Cambil, si se tiene en cuenta que por sus manos han pasado ya varias generaciones, como certifica Antonio Ortiz, otro de sus incondicionales:
"Conozco a Alfonso de toda la vida, debutamos juntos en la UD Cambil allá por 1982/83; él ya participaba en las Escuelas Municipales de Deporte, entrenando a chiquillos, aportando lo que podía y sabía al deporte del pueblo, algo que no ha dejado de hacer nunca de una manera u otra, siempre ha estado ahí, ¡y sigue! Compartimos vestuario varios años y mi opinión sobre él, más que deportiva, es personal: siempre comprometido con lo que hacía y hace. Aún somos compañeros de vestuario, ahora en el grupo de veteranos. ¡Un tío grande!", remacha.
En términos similares se pronuncia Pedro Ozáez, amigo de la infancia, compi de pupitre y, andando los años, colega en las filas del Infoca. Vamos, lo que se dice inseparables: "Una persona muy válida y amiga de sus amigos". Continúa la relación de méritos y la enumeración de 'títulos'.
"Desde pequeñajo me llevaba al fútbol sala en una furgoneta del Ayuntamiento, se hacía reponsable de llevarnos y traernos. Luego, toda la vida, siempre ha estado dispuesto a ayudar en en el pueblo. En Protección Civil ha contribuido a una labor tan importante para Cambil. Siempre servicial con todos, siembra hortalizas y se las regala a la gente", suscribe Rafael Castro Lerma.
Hay para todos los gustos y no faltan los que ponen de manifiesto la veta solidaria, los rasgos más humanos de el Bota, que en los peores momentos de la pandemia brillaron con luz propia y, a estas alturas, se han quedado grabados en la memoria del personal para los restos. ¿Un ejemplo? El que relata su compañero de fatigas en el Infoca Pedro Cara:
"Como técnico de operaciones, tuve que ir a Castillo de Locubín a hacer un tratamiento antiCovid; en esas fechas, mi madre fue de las personas que en esos momentos cogió la enfermedad en el pueblo, si no fue la primera. Estaba confinada, mis abuelos son mayores y necesitan medicación y tuve que llamar a Alfonso, pedirle el favor de que fuera a la farmacia y cogiera las medicinas de mis abuelos".
Cara continúa: "El hombre, buenamente, solucionó el problema", cuenta, con emoción y agradecimiento, su compañero del alma, quien además no ahorra elogios hacia Castro: "Como voluntario de Proteccion Civil, la labor que hace ahí es una prolongación de su vida, toda trabajando en emergencias".
Una actividad que le ha procurado momentos de riesgo, situaciones de peligro, como el infortunado incendio de Coto Ríos en 2005, donde se batió el cobre, evoca Pedro Cara.
Después de todo lo expresado, a ver quién acaba este reportaje como Dios manda, sin que decaiga el encanto. ¿Con unos versos? ¿Con una frase brillante de esas que se derrama del pie de página de las agendas?... Ah no, que para epílogo el del alcalde, breve y hondo como un chilanco de transparente exactitud: "Habrá personas como él, pero no mejores".
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