Algún día soñaremos en la misma almohada
Esta frase está sobre la tapia de la piscina municipal del polígono Puerta de Madrid. La piscina cubierta. Y cómo no, el que la escribe es un chico, y va dirigida a una chica, a la que le apasiona, así me lo dicta mi rerum natura o la forma de ver las cosas racionalmente.
Como está muy reciente la exhumación del cadáver de Dalí, puede haber algo de surrealismo en la frase, pero no. Veo una realidad que se justifica en el amor. La frase puede haber surgido después de un baño, pero creo mejor durante un paseo nocturno, con poca luz, por esa zona de la nueva Andújar hipodámica de paseantes y de marchantes. Veo a una pareja, por la calle solitaria, abrazados; ella con su brazo izquierdo sobre la cintura de él; él su brazo derecho sobre los hombros de ella, cuya cabeza está algo recostada sobre el pecho de él. Hablan y ella de vez en cuando besa la mejilla más cercana; él se detiene y le besa… los labios.
La almohada la identifico con la cama, el tálamo, lugar en donde se consume el amor… y el descanso, así como el pedestal de los sueños. Ahí en los sueños, sí aparece a veces el surrealismo, mucho surrealismo. El sueño es el desahogo de la conciencia durante el sueño, la mente queda libre y si recurrimos a Freud, nos complicaremos a la hora de intentar analizar los sueños. En los sueños las neuronas quedan libres, sin trabazón, y por eso campean por el cerebro, libres, paseando y pensando en lo que quieran. Ahí está la picaresca de los sueños.
La frase se cierra con el número 21 que puede ser el del pasado mes de junio, ese día mágico, esotérico en el que entra el verano con el día más largo y la noche más corta. Siendo Stonehenge un lugar muy especial. Esa noche, que por su parquedad, los sueños pueden ser más intensivos. Y no digamos si los que sueñan se quieren...
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