Nace la alianza para defender el alma del campo andaluz

Quince mil olivareros de Jaén, Granada y Córdoba se unen para valorizar el 70% del olivar andaluz y garantizar la rentabilidad del modelo tradicional
La creación de la Asociación de Olivar Tradicional marca un punto de inflexión en el campo andaluz. Lo que comenzó como una inquietud compartida entre agricultores de distintos territorios se ha materializado en un movimiento conjunto. Unos 15.000 olivareros, integrados en cerca de 30 cooperativas de Jaén, Granada y Córdoba, han decidido organizarse para defender un modelo que consideran esencial para la identidad, la economía y el futuro de sus pueblos.
Conviene recordar que el tradicional representa la mayoría del paisaje olivarero de Andalucía, hasta un 70%. Afronta crecientes dificultades para competir con explotaciones intensivas y altamente mecanizadas. Por ello, la nueva asociación defiende un camino basado en la calidad, la diferenciación vía precio y la exigencia de ayudas ajustadas a su mayor coste y complejidad.
Desde Granada, Rafael Almirón recuerda que esta iniciativa nace “de las inquietudes reales de los agricultores”, convencido de que es urgente dar visibilidad a un modelo social y ambiental que genera más empleo y preserva el paisaje. Para Córdoba, Nuria Yáñez subraya la dimensión humana del proyecto: “Proteger el olivar tradicional es mantener vivo el mundo rural”, afirma, destacando su sostenibilidad ecológica y social, así como la necesidad de modernización, innovación y relevo generacional.
En Jaén, José Gilabert sintetiza el espíritu del colectivo con un mensaje rotundo: “Tenemos que dejar de competir en la miseria y colaborar para el éxito”. Rechaza la idea de que solo exista un camino —la intensificación— y reivindica la validez de un modelo que ha sostenido durante siglos a miles de familias. La asociación, afirma, luchará por un reparto justo del agua, por la rentabilidad y por la dignificación del trabajo de los pequeños y medianos agricultores.
Desde Córdoba, la directora técnica de Almazaras de la Subbética, Nuria Yáñez, subraya que proteger el olivar tradicional es, en realidad, proteger la vida rural. Para ella, este modelo encarna una sostenibilidad integral que no se puede medir únicamente en kilos de aceituna.
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