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"Me encanta convivir con creadores; en el arte casi siempre compites"

"Me encanta convivir con creadores; en el arte casi siempre compites"

Por Fran Cano - Julio 23, 2023
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Ana Corazón de Castro (Jaén, 1994) no sabía que iba a ser artista ni sospechaba que le tocaría dar clase a estudiantes de Secundaria. Hoy todo se ha cumplido y además coge matices, caminos que está explorando. Hablando con ella cualquiera descubre que le encanta el oficio de muralista —ha dado cuenta de ello en lugares tan diferentes como Las Fuentezuelas y Cárchel— y que quiere contar sobre temas que le interesa, como el de la mujer.

Profesora de Secundaria en los colegios Marcelo Spínola y San Vicente de Paúl, ha redescubierto el potencial de la educación y estimula el vínculo con la creatividad. Corazón de Castro también habla de Jaén y de su vida fuera de la provincia. Si se le pregunta por el pasado, se muestra radicalmente honesta. Es la tercera vez que atiende a este periódico, la primera en persona, en Cuatro Gatos Coworking.

—Preparando la entrevista, pensé en el instante en que usted empieza un mural. ¿Transcurre mucho tiempo entre la idea en la cabeza y la acción?

—Bueno, depende del encargo. Algunos son para un espacio reducido, como una cancela. Puede ser una pared con unas determinadas dimensiones. A veces la idea está muy concreta, como ocurre en un negocio o en un festival. Ahí el proceso no es tan largo. En el caso del certamen de Cárchel, que sí está más vinculado a una iniciativa propia, el proceso ha sido muy largo. Son varios meses de buscar el ideario personal, fotografías que te encajan, la historia, cómo lo pasarías a la pintura... Y el proceso de llevarlo a cabo. Cuando pintas en pared, por más que hayas pintado una fotografía, la idea cambia.

—Justo este verano ha debutado en 'Abierto por Arte' en Cárchel, propuesta de la Asociación Huerta de los Frailes. ¿Qué destaca?

—La convivencia con los artistas. Porque en el mundo del arte te sientes muy sola y casi siempre estás compitiendo. Yo he tenido la suerte de conocer a mucha gente que me ha ayudado en mi proceso, pero cuando coincides con gente que no viene a ayudarte, pero que viene a acompañarte, y que está igual que tú, la sensación es muy buena. Te sientes arropada y con las mismas dudas. La iniciativa, como decía antes, es enorme. Se trata de un círculo intelectual, y es muy chulo comprobar que gente de Jaén está haciendo verdaderos proyectos ambiciosos.

—¿Qué es lo que más le ha llamado la atención en términos de ambiente y de zona de creación?

—Para mí ha sido reconectar conmigo misma. Porque la sensación que he tenido es como la de alguien que se va de vacaciones. El arte no tiene sentido sin público y qué mejor público que gente que no está en contacto con arte. Ahí sientes que tu obra ya es efectiva. Da igual que guste o no. Primero, la organización entiende lo que es trabajar con artistas. Los compañeros, también. Y luego el pueblo siente que tú has venido a hacer algo por ellos. Y esa es la clave. No hay tanto pudor en los pueblos, y la gente se para y te pregunta mientras estás trabajando. Hay muy buen ambiente.

—Usted propuso en su mural un viaje a la playa que evoca a la infancia. ¿Recuerda ese momento de descubrir el mar?

—Esa imagen tiene mucho que ver con esos momentos, pero yo no estoy en ella. Sí que esa playa es de las primeras a las que fui. Recuerdo que era muy pequeña y que quería estar todo rato en el agua.

—Precisamente en el mural de Las Fuentezuelas aborda el agua. ¿Cómo de importante es la naturaleza en su obra?

—Más que por la naturaleza, mi trabajo está marcado por la figuración. Casi siempre pinto retratos. Son historias. Es verdad que tienen mucho que ver con la naturaleza del ser humano. Quizá no tanto la vegetación, pero sí predomina la persona al natural. Tiene más que ver con mi trabajo y es casi siempre lo que busco.

"ME ENCANTARÍA CONVERTIR EL CINE ALKÁZAR EN UNA SALA DONDE OCURRAN COSAS"

—¿Hacen falta más propuestas como 'Abierto por Arte' en otros municipios de la provincia?

—En Jaén hay eventos y festivales. Es cierto que algunos quizá no son tan conocidos. Y es verdad que ahora cada pueblo quiere tener un festival. Yo creo que es muy difícil lograr uno que esté a la altura de 'Abierto por Arte'. Tiene que haber distintos, claro. Y sería estupendo que Jaén tuviera más, porque nuestra provincia está marcada por el carácter de los pueblos. Pero, como digo, no en cada pueblo puede haber una iniciativa diferencial.

—¿Tiene alguna idea que le gustaría pilotar en Jaén vinculada con la expresión artística?

—Sí, sí. Pienso en el Cine Alkázar y creo que es una fantástica sala de exposiciones y sala de arte videográfico. Mi idea no es convertirlo en un súper cine como los de Madrid sino que fuera una sala donde ocurren cosas. Me encantaría hacerlo, pero tengo tres trabajos y no me da la vida.

—¿Cómo lleva el vínculo entre su producción y las redes sociales? ¿Le gusta contar por ahí?

—Las llevo muy mal. No me gustan nada. Tengo a una persona que me las lleva, pero lo hace tan poco como yo le digo que lo haga. O sea, fatal (risas). La verdad es que no me interesan nada. Ahora estoy en un momento en el que estoy mirándome. Mi trabajo depende de eso, y lo veo muy lejos de las redes. No provoca un llamado en la gente. Hace tiempo mi trabajo sí tenía un poco más de impacto. Ahora tiene que ver conmigo, y me olvido, por ejemplo, de si lo apropiado es el spray o la brocha. Todo eso queda a un lado. Subir a redes lo que hago me da ahora una mezcla entre vergüenza y coraje.

—¿Las concibe como una herramienta de trabajo?

—Sí, lo es. Digo una cosa y la otra. Es necesario, porque yo he estado mucho tiempo sin WhatsApp y sin Instagram y es una realidad que menos gente ve tu trabajo. Ahora tengo amigos con los que no hablo mucho y saben que pinto murales. O me mandan iniciativas o me pongo en contacto con grandes artistas que ven mi trabajo.

—¿A qué artistas de la provincia admira?

—Hay muchísimos. Por citar nombres algunos nombres: Teresa Martínez, Murfin, Jose Rios, Scheroff, Juan Ruiz, Mercedes Debellard, Ángeles Agrela, Juan Francisco Casas y ‘Sham’, que es de Lines y hace impresión 3D para un desfile de modelos en Madrid. Hay gente joven de Jaén haciendo muchas cosas.

—Vivió un año en Múnich. ¿Qué le llevó allí y qué tal la experiencia?

—Fue clave en mi vida y fue muy duro. Me dieron un Erasmus y decidí vivir, sin saberlo, en la ciudad más cara de Alemania. Llegué con dinero en negativo. Lo primero que hice fue ponerme a trabajar cuando esta beca se concibe de otra manera. Me pasé todo el año currando en varios empleos distintos y además allí la facultad no era como en España, que tienes asignaturas, sino que vas y desarrollas tu proyecto. Tenía 19 años y yo no tenía esa iniciativa. Conocí a grandes profesores e hice mi primera exposición en solitario. También hice mi primera intervención, mi primer mural con fotografía y tiza, sin tener propiamente conciencia de ello. El año en Múnich me marcó, pero también fue muy duro. Por la soledad.

—No conocía a gente.

—No, ni tampoco me dejaba. Yo quería vivir en Alemania, pensé en quedarme y eché solicitudes en varias universidades... Por suerte, ahora lo recuerdo con mucho amor, pero me di cuenta de que me enfrenté a no tener dinero. Hice caricaturas y trabajé también de modelo. Cosa muy raras (risas). Más allá de lo económico, me sentí muy perdida.

—Hizo Bellas Artes en Granada y también cursó el posgrado en Producción Artística Interdisciplinar en Málaga. ¿Con qué ciudad conectó más y por qué?

—Granada es mi gran amor. Soy muy de Jaén, pero espero volver. Allí conocía a unos profesores que me cambiaron: yo no era una alumna de estudiar mucho hasta que llegué a la Universidad de Granada. Devoraba la biblioteca de nueve a nueve todos los días. Tengo profesores que han hecho que yo ame el arte y que comprenda una asignatura como Teoría del arte, que a priori suena como aburrida. En Málaga sólo estuve un año y en Granada, cinco. No lo puedo comparar.

"LO MEJOR QUE ME HA PASADO ES VERME CON LOS OJOS DE MIS ALUMNOS"

—Lleva un curso en la docencia como profesora de Plástica en Secundaria. ¿Cómo es enfrentarse a una clase llena de adolescentes?

—Estaba deseando que me lo preguntaran. A menudo me preguntan por mi trabajo como muralista, pero dar clase es mucho más interesante. Es la otra parte. En el muro te enfrentas a cómo de bien lo puedes hacer; en una clase no depende de ti. No sé cuántos años me quedan en la docencia. Me encantaría jubilarme enseñando si se da. Lo mejor que me ha podido pasar es verme con los ojos de mis alumnos. Te das cuenta de la función del arte. Y en cierta manera vives otra vez eso de tener 15 años. Me encanta dar clase. Mis alumnos son maravillosos y me enseñan mucho más de lo que yo podía imaginar.

—Tiene 29 años. ¿Son sus estudiantes muy diferentes a la adolescente que usted fue?

—Creo que hay cosas que no cambian, como los 15 años hormonales. Pero, por ejemplo, ahora tengo que dar clase como hoy en día se hacen las cosas, no como a mí me la impartieron. Tengo que estar igual que vivo, con un móvil en la mano. Eso me cuesta, porque lo aprendí de otra manera y ahora tengo que pensar en la actualidad.

—De los trabajos no ligados al arte que ha desempeñado, ¿a cuál le costaría más volver?

—Aunque suene raro, nunca haría caricatura. He sido limpiadora, camarera...

—¿No le importaría volver a trabajar de camarera?

—Tiene un perfil sociológico muy importante. Y como limpiadora, aunque no tenga que ver con el arte, lo disfruté bastante. Pero caricaturista no tiene que ver conmigo.

—Lo hizo por dinero.

—Totalmente. El resto creo que lo haría de nuevo.

—Estamos en pleno verano. ¿Quiere recomendar una película o una serie?

—Me encanta el cine. Veo muy poca tele, porque siempre estoy trabajando. Recomiendo Nimona, que es de animación y me ha despejado mucho. Es muy chula. También me gusta Un hombre que duerme, que es estupenda para verla en verano. Y de libros, Te gusta el arte aunque no lo sepas, de Sara Rubayo, una historiadora descomunal.

—No sé si hay algún asunto del que quiera hablar y no le he preguntado.

—La verdad es que esta entrevista me viene en un muy buen momento, porque ahora estoy empezando a hacer un trabajo que tiene que ver conmigo. Nunca pensé que me dedicaría al arte ni que iba a ser profesora. Ahora estoy aceptando que mi trabajo es el arte y lo estoy usando para algo mejor que para el marketing y la publicidad. Tengo la sensación de que voy a hacer cosas muy importantes para mí y relacionadas con otro punto de vista.

—¿Qué temas le motivan?

—Es un poco un tópico, pero me ha tocado hablar mucho de la mujer. Quizá por ser mujer y por el momento que estamos viviendo. La mujer tiene mucha carrera de fondo. Si indagas y no te quedas en la superficie, es un tema muy importante. La mujer desde el costumbrismo andaluz es lo que me ocupa. En eso estoy ahora.

Fotos en Redacción y vídeo: Fran Cano.

Fotos de Ana Corazón trabajando: Cedidas.

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