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La aventura emprendedora de Ana Santafosta en las cumbres

Por Javier Cano - Octubre 05, 2025
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La aventura emprendedora de Ana Santafosta en las cumbres
La instructora villacarrillense, en las cumbres nevadas. Foto cedida por Ana Santafosta.

La villacarrillense inicia una nueva etapa como profesional al establecerse como instructora de esquí, autónoma, en Sierra Nevada

La historia personal de Ana Santafosta Bravo (Villacarrillo, 1996) ha estado ligada siempre al deporte, primero en la sima y ahora, en la cima: "Estuve en el GEV (Grupo de Espeleología de Villacarrillo), empecé con once o doce años porque unas amigas mías dijeron de apuntarnos y estuvimos tres años o así, yo hasta entonces no sabía bien lo que era, pero me encantó", recuerda. 

Estudió en su pueblo, de ahí dio el salto a Granada para cursar Ciencias del Deporte y claro... "En mi vida había esquiado, ni mi familia es amillonada para poder ir a Sierra Nevada, pero en la carrera había una asignatura de esquí y ahí aprendí, con dieciocho años", comenta, y apostilla: "Luego me fui de Erasmus a Francia, a la zona de Grenoble, y era superbarato ir a esquiar para los estudiantes. Ahí me di cuenta de que podía ser una forma guay de ganarme la vida en la montaña".

Aprendió también a enseñar a esquiar y como quien no quiere la cosa, ha terminado viviendo y trabajando precisamente allí, en las blancas cumbres de la Ciudad de la Alhambra. ¡Siete años lleva en ellas, los mismos que Heinrich Harrer (Brad Pitt en el cine) pasó en el Tíbet, y está encantada de la vida: "¡Es increíble vivir arriba!", exclama esta viajera impenitente que además de en tierras galas, sabe lo que es respirar en Chile, Argentina, Australia...

 Foto cedida por Ana Santafosta.
Foto cedida por Ana Santafosta.

UNA AUTÓNOMA ILUSIONADA

No tienen fama de felices, precisamente, los autónomos, pero Ana rebosa ilusión con su nuevo estado profesional, una vez que ha decidido emprender en lo que además de su trabajo, es su pasión, su vocación. 

"Llevo siete años en Sierra Nevada trabajando con escuelas, de una a otra, me han ido llamando como insturctora de esquí y como en cualquier trabajo de temporada, cuando acaba esta te tienes que buscar otro trabajo. Los primeros años me buscaba algo de verano, pero quería iniciar un proyecto personal y me he hecho autónoma, para mí era una aspiración".

¿Su objetivo? Tener su propia escuela de esquí, pero piano a piano se llega lontano, o eso dicen los italianos, tan alpinos ellos: "Eso llegará dentro de un par de años a lo mejor; si la cosa va bien". Por lo pronto va por su cuenta, y está encantada de hacerlo: "Voy con ilusión, siempre que empiezas algo hay que ir con esa actitud, si no malo; al ser el primer año no tengo superexpectativas de trabajar mucho, ojalá que sí; estoy adaptándome a las situaciones que vengan, pero con ilusión", asegura. 

Así vive Ana Santafosta Bravo, que si bien confiesa echar de menos su pueblo, las bajuras, no le duelen prendas a la hora de afirmar que "solo para un rato": "Al mar de olivos me gusta ir, me da alegría verlo, pero cuando paso un poco tiempo en él necesito irme, echarlo de menos". 

Ya saben, si van por Sierra Nevada y quieren aprender a esquiar (o viceversa), una paisana puede enseñarles: https://www.instagram.com/anitaskiinstructor?igsh=NTcxdXJvdjdmcWo3

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