Dos años de una unión sin fisuras
El movimiento del 'espíritu de las batallas' cumple hoy su segundo aniversario y analizamos con los principales agentes del sector qué se ha conseguido hasta ahora
Hoy, los precios de aceite de oliva están por encima de los costes de producción en el olivar tradicional. El virgen extra se vende a 3.364 euros la tonelada; el virgen a 3.117 y el lampante a 3.030. Hace justo dos años, a finales de mayo de 2019, estos precios eran de 2.130, 1.848 y 1.757, respectivamente. A lo largo de 24 meses, la situación ha llegado a picos incluso peores. ¿Por qué compararlo?
Porque justo hoy, 20 de mayo, se cumplen dos años desde que se iniaron las movilizaciones bautizadas como el "espiritu de las batallas". Un movimiento que llevó al sector a manifestarse en Jaén, Sevilla, Madrid o Algeciras. A cortar las principales vías terrestres de la provincia y a protestar en los 97 pueblos que componen el mar de olivos. Un clamor que marcó un antes y un después porque derivó en la unión de todo el sector sin fisuras.
Mucho ha llovido desde entonces y en medio se enfrentaron al mismísimo Donald Trump, expresidente de Estados Unidos, y a sus aranceles a las importaciones de aceite envasado de oliva que causó pérdidas millonarias. Pero llegó el cambio de Gobierno con Joe Biden y se suspendieron de manera temporal. Habrá que esperar a agosto para ver si la decisión se torna en decisiva.
En esa Plaza de las Batallas estaba Cristóbal Cano. Por entonces era secretario general de UPA en Jaén. Lo sigue siendo, pero ha dado un paso más allá y ahora está al frente de la organización en toda Andalucía. Al preguntarle qué balance hace, reconoce que el sector está mejor que hace dos años. Pero no se da por satisfecho porque las razones por las que se inició todo un movimiento que inspiró otro nacional bautizado como "agricultores al límite" siguen ahí.
—Hay que establecer mecanismos que den estabilidad a los precios en origen por encima de los costes de producción en el olivar tradicional.
Tampoco se ha conseguido que las ayudas públicas, que básicamente se articulan a través de la PAC, protejan de forma especial a ese olivar tradicional y tenga fondos suficientes para asegurar su supervivencia. Pero si tiene que destacar una consecuencia positiva ha sido la modificación de la Ley de la Cadena Alimentaria.
—Databa de 2013 y no cumplía su objetivo que es, precisamente, que los agricultores cobremos un precio razonable.
Se modificó la ley a principios de 2020 y ahora se encuentra en la última fase de tramitación parlamentaría, incluyendo alegaciones y adaptándola a los requerimientos europeos con respecto a las prácticas comerciales desleales. Pero cuanod esté terminada llegará un nuevo reto:
—Se deben articular herramientas valientes que den respuesta a las expectavivas altas que tenemos para lograr la estabilidad, que es el objetivo fundamental.
Entre esas herramientas, en junio del año pasado el Gobierno de Pedro Sánchez dio luz verde al sistema de autorregulación para el sector del aceite de oliva para utilizarlo en las situaciones que así lo requieran. También se ha logrado la publicación de una norma de trazabilidad, que dará más garantía y transparencia para el consumidor.
Pero el proceso de movilización permanente sigue vigente y lo que se ha conseguido va más allá, como reconoce el secretario general de COAG Jaén, Juan Luis Ávila.
—El gran objetivo que hemos conseguido, que ha sido un antes y un después, es que la sociedad en su conjunto entienda que en la cadena de valor de la alimentación se está abusando tanto de los agricultores como de los consumidores.
La ciudadanía ya tiene claro, dos años después, que el sector productor es esencial para la sociedad y en la pandemia se ha demostrado más que nunca. De esta manera, se ha ido produciendo un cambio de mentalidad en cuanto al sector primario, alejándose de esa idea de que es un sector subvencionado. Pero si se le pregunta por lo conseguido hasta ahora, su resumen es contundente.
—En general tenemos herramientas que se han ido cocinando para hacer frente a un caso de hundimiento del precio del aceite de oliva, pero no vemos es el compromiso político suficiente.
Por eso, se demanda que a nivel político se le dé solución a lo que están pidiendo los ciudadanos en la calle.
Para el presidente de Cooperativas Agro-alimentarias de Jaén, Higinio Castellano, el logro más destacado de estos dos años de movilizaciones es haber conseguido la unión sin fisuras del sector.
—El balance más importante es la unidad de acción.
Y es que nadie, ahora ahora, ha tomado un camino separado. Como sus compañeros en las organizaciones, destaca algunos de los logros conseguidos pero apuesta por seguir trabajando en la excelencia del aceite y la trazabilidad en las cooperativas, para mejorar más si cabe el producto.
Denuncia que las administraciones no se han puesto en serio en evitar la entrada de aceite "con menos exigencias de calidad y control" que el producto español.
Luis Carlos Valero, gerente y portavoz de Asaja, echa la vista atrás desde ese 29 de mayo de 2019. Recuerda los cortes de carreteras en las procipales vías de la provincia y cómo, inmediatamente después, hubo que suspender las movilizaciones a causa de una pandemia que paralizó al planeta entero. Pasaron los meses, incluso un año, y se han ido retomando de forma paulatina y simbólica. Pero por delante queda un importante caballo de batalla que se llama PAC.
—Lo que nos está viniendo es muy complejo, muy difícil y posiblemente muy nocivo para Andalucía y para la provincia de Jaén.
Por eso, enfatiza que, cuando las circunstancias sanitarias lo permitan, volverán a concentrarse ante los poderes políticos porque entiende que la negociación, tal y como se está planteando, no puede seguir. Mientras tanto, en torno a un 30 por ciento de los ayuntamientos de la provincia han refrendado la moción que presentaron las organizaciones agrarias en favor del olivar jiennense.
Y es que la lucha, ahora, pasa por conseguir una convergenia paulatina y que la Política Agraria Común proteja al olivar tradicional.
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