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Un viajero incansable con un destino fijo: Navas de San Juan

Por Javier Cano - Marzo 03, 2024
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Un viajero incansable con un destino fijo: Navas de San Juan
Mochila al hombro, Segado mantiene intacto su espíritu viajero.

Madrileño de cuna, Antonio Segado Selfa se considera navero y, tras toda una vida mochila al hombro, tiene claro que quiere 'pasar la eternidad' en su pueblo

Uno no es de donde nace, sino de donde pace, sentencia un viejo refrán que le cae que ni pintado al navero Antonio Segado Selfa (Madrid, 1957). 

Que sí, que nació en la villa y corte, pero que se siente más de Navas de San Juan que los Mayos y que allí quiere 'pasar la eternidad', a la vera de sus padres, Carlos y Maruja, hijos de Navas de San Juan, quienes le regalaron una infancia inolvidable, de pueblo, pese a darle cuna en los Madriles por aquello de la emigración. 

Antonio es un viajero incansable que volvió al feudo de la Virgen de la Estrella cuatro años después de ver la luz primera y cuyos recuerdos imborrables llevan como telón de fondo el municipio del Condado. Una geografía sentimental que, pese a las desigualdades de la época, se le aparece como el mejor de los lugares posibles en su memoria.

"Los Grupos, las escuelas de los pobres, mientras que los señoritos iban a la escuela de abajo, de los ricos. Yo he conocido beber el agua en cántaros, que llevaba mi abuelo con el borrico; ver a mi madre irse a lavar, y he ido a la aceituna con diez años, en una cuadrilla de la familia". 

 Así retrató el fotógrafo santistebeño Navarrete a Segado, su madre y una de sus hermanas, en Navas de San Juan. Foto cedida por Antonio Segado.
Así retrató el fotógrafo santistebeño Navarrete a Segado, su madre y una de sus hermanas, en Navas de San Juan. Foto cedida por Antonio Segado.

Con su padre, electricista de alta tensión y de semasantero apodo, Rojo capirote, supo lo que era eso de ir de acá para allá, hasta el punto de convertirse él mismo en el trotamundos que es, siempre con un camino delante de sus sueños.

Y es que pese a llevar la tira de años establecido en tierras levantinas (primero en Valencia y luego en Alicante), su querencia lo empuja hacia las honduras de sus raíces: "A veces cojo el coche a las cinco de la mañana y a las nueve estoy tomándome mis churros en la cafetería de Navas", asegura.

De hecho, se ha marcado un objetivo esforzado y ambicioso, aunque él lo cuenta como si narrara la más hermosa de las aventuras: "Quiero ir de Alicante a las Navas andando; ya he hecho el Camino de Santiago, y este viaje quiero hacerlo también, con mi mochila". A lo Labordeta, como diría aquel. 

Que "las Navas son las Navas", dice mientras se deshace en piropos para su tierra y mata la nostalgia, también, en un grupo que comparte con otros paisanos emigrados en las redes sociales: "Estamos pensando en coger un autobús y marchar todos para allí", advierte, y hasta en sus silencios pronuncia el nombre de su patria chica.

 El protagonista de este reportaje, con su madre, fallecida poco tiempo después de posar para esta imagen, en Navas de San Juan. Foto cedida por Antonio Segado.
El protagonista de este reportaje, con su madre, fallecida poco tiempo después de posar para esta imagen, en Navas de San Juan. Foto cedida por Antonio Segado.

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