El arte de conseguir lo que uno se propone
A veces no conseguimos lo que nos proponemos, y es que no siempre estamos alineados con ello.
• Dejar de fumar
• Hacer más deporte
• Leer libros pendientes
• Meditar
• Tener más tiempo con mi familia
• Tener más tiempo para mi
• …
Nos suena bastante esta lista, y más para los que tenemos más de 40. Parece que siendo más joven, y más en estos tiempos, no registramos lo que una y otra vez nos sucede, nos dejamos llevar por los influencers.
Como se suele decir: la experiencia es un grado, y así es. El nivel de conciencia de cada uno/a lo activan in crescendo las crisis y los golpes duros, por ello, no se si es bueno o malo que ocurran, pero al menos, son útiles, por lo que la balanza se inclina hacia la primera opción.
Algunos clientes que se sienten preparados para un proceso de coaching –no todo el mundo lo está, por ello, hacemos una evaluación previa– quieren enfocarse hacia un objetivo claro, pero comprueban que arrancan con fuerza –coincidiendo con el inicio de una nueva etapa– frustrándose porque no consiguen mantener el ritmo hasta conseguirlo, suponiéndoles un sobreesfuerzo y un derroche de energía, por lo que tiran la toalla sintiendo que no sirven para ello y dañando su autoestima. Menos mal que estamos de apoyo para que vean porqué ocurre.
TODO ES MÁS SENCILLO...
Tomamos decisiones a nivel consciente, sobre lo que sabemos de nosotros, adjetivos trillados durante los años ya que nos quedamos sólo con las anécdotas que nos hacen estar en la cresta de la ola o meterla hasta el fondo. Este autoconcepto mañido es desde el que elaboramos un plan de acción a medio gas, basado en, los cánones estéticos, estatus, bienestar, etc. que leemos o nos venden, es decir, las tendencias que nos envuelven.
Vivimos en un país primermundista, productivo y por tanto, competitivo, por lo que lo que nos proponemos suele estar alineado con las tendencias en esta sociedad. Gran error, pero es necesario precisamente porque una de las necesidades de Maslow es sentirse perteneciente a un grupo y si no, verifica las zapas o ropa que te piden tus hijos y para qué.
Nuestros pasos, siguen estas tendencias, como si se tratase de comprar lo que nos hace felices para ser aceptados por los demás. Aunque pertenecer a este estatus es peligroso, a veces, para nuestra salud.
Quiero tener las mismas posesiones o mejores que mi vecino, mi hermano, con el fin de ser visto, pero si consigo algo más, mejor. Y no sólo eso, también la demanda de nuestros hijos que conviven con este mismo espíritu, "y ¿por qué no podemos nosotros, papá/mamá?". Esto nos hace rodearnos de confeti, a cada paso que damos esperamos un aplauso, la más temida droga, el reconocimiento, pues taladra el cerebro destruyendo nuestra auto-realización.
No hacemos para nosotros, hacemos un Yo para los demás.
Y… ¿dónde nos encontramos?: nos encontramos PERDIDO/AS.
Aunque no del todo. Algo nos dice «necesito más tiempo para mi», pero cuando llevas tal inercia persiguiendo tendencias es muy difícil parar la rueda del ratón ileso/a. No es fácil, aunque se consigue.
La alienación con lo que uno/a desea o necesita verdaderamente, desechar tareas basura, delegar otras útiles, para disponer de ese tiempo para reflexionar y saber hacia dónde ir, requiere disponer de una serie de recursos de nosotros que, a veces, ni llegamos a ver. Por ello, es importante trabajar a nivel inconsciente, pues es en este nivel donde residen las necesidades que una vez reconocidas permiten elaborar un plan acorde y alineado a nosotros. Es así como reconociendo que tengo sed, me satisface el hecho de tomar un vaso.
Lo tenemos todo tan a mano y tan fácil que más que atender a nuestras necesidades, atendemos a nuestros deseos, siendo éstos superfluos, actuando como máscaras de lo que verdaderamente debemos atender en nosotros.
Esto no quiere decir que dejes de hacer la lista de propósitos del nuevo año o tras tus vacaciones, por los excesos que nos ponen por delante y nosotros, responsablemente, tomamos. Sólo quiero decir que explores el motivo por el que los haces, si es por ti o porque te lo pide la sociedad, tus cercanos o allegados. Estas preguntas tienen respuestas acertadas, aunque es aconsejable que para entrar en ese plano inconsciente te las haga otra persona, un/a profesional.
Alinearte con tus valores, tus necesidades y talentos te permitirán llegar a donde quieras.
Solo consagrándote contigo mismo, podrás descubrir aquello que necesitas e ir a por ello. Por su puesto, es un proceso que requiere compromiso: el primero contigo mismo, el segundo con mi apoyo y mi tiempo. De esta forma encajarán tus hábitos y tú, siendo fácil conseguir tu propósito aunque aún no lo hayas descubierto.
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