Ascenso y caída de Pokémon GO

Un usuario jiennense que ha caído y recaído en el famoso juego virtual argumenta por qué la fiebre de los animales digitales ha menguado

La locura llegó en verano del año pasado: el mundo Pokémon saltaba a los teléfonos inteligentes de medio mundo. Jaén no fue ajeno a la fiebre de Pikachu y compañía: llegaron las quedadas en el Bulevar y en las plazas de pueblos para capturar animales digitales. ¿Cómo está hoy el fenómeno? Late, pero ya no es lo mismo, como los amores que capitulan. Así lo explica Daniel Berrios, jiennense con bagaje en el mundo Pokémon.

Habla Berrios en calidad de exjugador. Cuenta que dijo adiós en septiembre del año pasado, y habla con la tranquilidad de quien dejó atrás algo adictivo. Eso sí, hubo recaídas. “Yo pertenecí a un grupo de capturas que hacíamos quedadas. Nos juntábamos y hablábamos sobre el juego, pero constaté la dejadez en el grupo”, recuerda el jiennense.

FALLOS DEL SERVIDOR Y AUSENCIA DE MEJORAS

La primera vez que se desinstaló la app fue por varias razones. Las personales era que el periodo vacacional acabó y aparecieron proyectos de trabajo que le restaban horas de juego. Otro motivo de su progresivo alejamiento de Pokémon GO fue el servidor. “Las caídas eran constantes, había que volver a cargarlo y consumía mucha batería”, señala.

Los errores técnicos desembocaron en un cabreo y en un razonamiento: ¿cómo no era capaz de evolucionar un juego en el que opera Nintendo? “Pasó la Navidad, febrero y poco a poco la cosa estaba muerta. No había actividad”, señala.

MÁS CRIATURAS PARA SEDUCIR A LOS FANS

Si bien Berrios señala ausencia de mejoras, también remarca que el juego ha vivido ciertos momentos de auge gracias a las incorporaciones de nuevos animales. Por ejemplo, este verano la aplicación sumó a los denominados pokémons legendarios para conmemorar el primer aniversario de vida. “Lo instalé de nuevo, porque la actualización era importante. Había que atrapar a los legendarios en comunidad y con apenas media hora de tiempo”, cuenta. La novedad no causó especial sensación en Jaén. La comunidad seguía adormecida, más allá de algún grupo de seguidores en Telegram. “Yo diría que estaba muerta”, corrige Berrios.

Él caminaba, los ojos en el móvil, a la altura de la Policía Local cuando el juego le dio fallo. Otra vez. “Después de un año era un cachondeo”, resume. ¿Volverá a caer Berrios? Dice que no, que ya pasó la moda, la fiebre. Aunque aún hay fans, claro. Él cree que el efecto tendrá fecha de caducidad: “Serán usuarios zombis”, concluye.