Ascenso, caída y salvación de Aitana en OT
La cantante catalana, con raíces de Torredonjimeno, vive una gala con luces y sombras: pasa de ser favorita a nominada y, por último, rescatada por los profesores
Aitana Ocaña, la concursante de Operación Triunfo con raíces de Jaén, pasó ayer por un carrusel de emociones en la segunda gala del programa, la primera en la que hubo una expulsión; Mimi ya está fuera. Ocaña volvió a figurar entre las tres favoritas del público, aunque esta vez la más votada fue su compañera y amiga Amaia. Bien le hubiese ido a la nieta de El Tostaíllo repetir como favorita, porque más tarde su nombre fue uno de los cuatro propuestos para abandonar la Academia. La redención de Aitana fue posible gracias a los profesores, que la rescataron en detrimento de Roi, Ana Guerra y Juan Antonio, el resto de compañeros nominados. “Esto es OT”, le dijo Noemi Galera a Ocaña antes de que el claustro de docentes la salvara. La directora evidenciaba que la competencia es máxima y se puede pasar en solo siete días de estar en lo más alto a caer en la cuerda floja.
UN TEMA DIFÍCIL, OTRO REGISTRO
Aitana empezó la semana con la noticia de que Agoney, uno de los concursantes más fuertes, sería su compañero en la canción Can´t stop this feeling, de Justin Timberlake. El tema suponía un cambio importante con respecto al que la tosiriana defendió en la primera gala. Entonces le tocó No puedo vivir sin ti, canción más melódica que sacó adelante con brillantez junto con Cepeda. La canción de Timberlake le ha supuesto la dificultad añadida de la coreografía. El jurado, en una primera valoración fugaz sin veredicto tras la actuación, ya dejó caer que esperaba más. A la postre los dos intérpretes del tema corrieron suertes bien distintas: Agoney cruzó la pasarela y Aitana recibió su primera nominación en el concurso.
“NO MERECÍA QUE ME SALVARAN”
Ocaña recibió con alivio el espaldarazo de los profesores, quienes destacaron su capacidad de trabajo. La joven, de tan solo 18 años, se negó durante la semana a eliminar parte de la coreografía propuesta, pese a las dificultades. La actitud le valió para librarse del cara a cara de los dos nominados finales, Roi y Juan Antonio. Como fue una noche —y una madrugada— difícil, Ocaña rompió a llorar en el chat posterior a la gala, cuando repasó cómo le había ido: “No merecía que me salvaran. No tengo flow”, dijo. Reconoció que no había disfrutado sobre el escenario. El concurso sigue y ella, además de sus capacidades, cuenta con un aval: el público la quiere.
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