La atracción del movimiento en el séptimo arte
El profesor y crítico de cine Manuel Lombardo repasa el origen del cine en una ponencia organizada en la Escuela de Arte José Nogué
Es jiennense, profesor de Comunicación en Sevilla y crítico de cine. Hoy ha vuelto a su tierra Manuel J. Lombardo por primera vez para hablar de su trabajo y de su pasión en la Escuela de Arte José Nogué, invitado por Foco Henri Langlois. Lombardo ha abordado el origen del séptimo arte analizando a dos de los precursores, los hermanos Lumière y Thomas Edison.
A Lombardo lo han escuchado varias decenas de estudiantes. "Vivís en la época del relato", le has dicho para empezar y enlazar con una de las ideas claves de su ponencia, la narración. El docente ha explicado que es el elemento fronterizo entre el precine y el cine entendido como tal, el de la narración, que data aproximadamente de 1908 y 1909.
DE LA FOTOGRAFÍA EN MOVIMIENTO A LA VIDA EN LA CALLE
El también crítico ha enfatizado el impacto de las primeras imágenes en movimiento de los hermanos Lumière. "Son los orígenes hasta la conquista de la técnica", ha añadido.
El docente ha recordado que el concepto de atracción es vital en los orígenes del séptimo arte. Es por ello que los padres del cinematógrafo ponen la atención en el ámbito del espectáculo: desde escenas de soldados que bailan hasta funambulistas. "Hoy es ridículo pensarlo, pero para un espectador de la época era algo extraordinario", ha remarcado.
Edison ya apuntó al cine sonoro desde el comienzo, hasta que fue una realidad industrial desde finales de 1920 y el arranque de la década de los 30. "El mérito de los hermanos Lumière fue sacar la imagen del fondo negro de Edison", ha destacado. Es decir, pasar de la información visual concentrada a otros fondos vivos.
En efecto, la gran aportación de los Lumière fue propiciar que el cine fuese una experiencia cinematográfica colectiva con el cinematógrafo, que proyecta imágenes con haz de luz. "Ellos sacaron la cámara a la calle para buscar la vida", ha dicho Lombardo. Y a partir de ahí la magia del cine voló gracias también a las limitaciones visuales del ojo humano. El déficit que permite la ilusión de las historias en movimiento.
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