Javier Valero, el nuevo rey jiennense de la bata de cola y el mantón
El jovencísimo bailaor de la capital aspira a convertirse en semifinalista del programa de Canal Sur Tierra de Talento, el próximo viernes 6 de diciembre
Dicen los que saben que nadie movía la bata de cola como Lola Flores, y hasta el poeta Pemán dedicó unos versos a La Faraona a cuenta de su maestría también con el mantón: Torbellino de colores, la llamaba el gaditano. Reina indiscutible en lo suyo, a la artista jerezana no hay quien le quite su sitio en el universo folclórico, donde su magisterio permanece intacto.
De otros talentos del baile se han dicho también maravillas a la hora de valorar su dominio del escenario, el poderío con el que conquistan al público, el talento que derrochan. Merche Esmeralda, Blanca del Rey o Matilde Coral, que hasta publicó un Tratado de la bata de cola, gozan de la consideración de maestras en un género eminentemente femenino pero que cuenta también con destacados intérpretes. Ahí están Manuel Liñán o Rubén Olmo, entre otros.
A esta lista mínima de hombres se une un jiennense que desde que apareció por primera vez, el 8 de noviembre, en el programa de Canal Sur Tierra de Talento no deja de admirar a cuantos lo ven moverse sobre las tablas con la bata de cola y el mantón como aliados, con la soltura de los grandes. Se llama Javier Valero y, visto lo visto, su nombre va camino de los carteles de los grandes teatros.
"Desde pequeño, desde los dos años y pico, quería bailar. A los tres años le tuve que comprar unos botines de baile, tuve que llamar a la fábrica para que se los hicieran, bailaba hasta la música del Telediario. Cuando yo me venía a la tienda, la muchacha que se quedaba cuidándolo me decía que me cogía los zapatos y estaba todo el día bailando escaleras arriba, escaleras abajo".
Son palabras de Rosario Muñoz Rodríguez, la madre del artista, a la que se le llena la boca de satisfacción hablando de su hijo y recordando su singular historia.
Quienes no conozcan todavía la propuesta artística de Valero, y aquellos que ya han tenido la oportunidad de disfrutarla, podrán verlo en la pequeña pantalla el próximo viernes, 6 de diciembre, en el programa que lo ha convertido ya en un fenómeno de masas: "La gente lo está apoyando, no para de venir a la tienda, me dicen que el niño es un primor, que tiene mucho arte, que lleva a Jaén por bandera", celebra Rosario Muñoz, al frente de una conocida zapatería con varias décadas de presencia en el casco histórico de la ciudad.
Tanto revuelo ha armado la presencia de Javier Valero en la televisión andaluza que ya cuenta incluso con su propio club de fans, un grupo de incondicionales que, el viernes, en la segunda comparecencia del bailaor en Canal Sur, se morderá las uñas hasta conocer si el artista consigue o no alcanzar la semifinal del programa que presenta el humorista Manu Sánchez.
LA HISTORIA DE UNA GRAN VOCACIÓN
"Cuando cumplió cuatro años le dije de apuntarlo a una academia de baile, y me dijo que los compañeros del cole le decían que era cosa de niñas. Yo le aclaré que el baile era de hombres y de mujeres, así que está bailando flamenco en una academia desde los cuatro años", explica la madre de Javier Valero. Desde entonces, el joven no ha dejado de formarse, y a día de hoy lleva un lustro de aprendizaje de la mano flamenquísima de Antonio el Tabanco y casi cuatro años de clásico con Antonio Soler.
Sin embargo, la ausencia de un centro docente en el que recibir clases de bata de cola y mantón llevaron al propio bailaor a formarse por su cuenta, a fuerza de ver "vídeos de Youtube de Manuel Liñán, de La Moneta, de Eva la Yerbabuena...". Vocación no le falta, desde luego, "tiene que entrar al colegio a las ocho de la mañana y desde que tenía muy poca edad se levanta a las seis y cuarto él solo, se baja al salón y ensaya", apostilla Rosario Muñoz.
Lo que es todo un misterio es la querencia del joven de Jaén a esos elementos tradicionalmente vinculados a la mujer, una afición que Valero mostró muy pronto, como evoca su madre: "Él decía que quería una bata, le pedía sábanas viejas a su abuela, y ella le dio una de franela, se puso a cortar y se hizo él solo una bata de cola".
Sus preferencias artísticas le han dado algún que otro dolorcillo de cabeza, pero la vocación de Javier Valero parece no tener límite. Y es que, como aclara Muñoz, su hijo "ha tenido que hacer frente a muchas críticas y prejuicios". Eso sí, el artista le dejó claro de qué pasta está hecho: "Si no lo entienden, no te preocupes, mamá, yo voy a seguir para adelante".
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