El 'testigo' del bar de las migas de Espeluy, en buenas manos
Almudena Flores y Antonio Cruz mantienen vivos los fogones de El Puente tras la jubilación los anteriores propietarios de El Puente
De Antonio y de Conchi a Antonio y Almudena. El testigo de El Puente, el popular 'bar de las migas' de Espeluy, pasa de las manos de sus anteriores responsables, recién jubilados, a una pareja emprendedora, llena de ganas, cocineros antes que frailes y, por lo tanto, más que conocedores de los entresijos de la barra y la cocina:
"Ella lleva con Antonio y Conchi un año y pico trabajando, y yo tengo trayectoria en cocina en Jaén desde hace tiempo", aclara; formado en la Escuela Gambrinus y con experiencia laboral en un restaurante pamplonica con Estrella Michelin, Antonio Cruz (Mengíbar, 1991) apostilla:
"Luego me bajé aquí para retomar mis estudios; a la misma vez trabajaba en un restaurante en Mancha Real y de ahí, a otro de Mengíbar".
Por su parte, Almudena Flores (Estación de Espeluy, 1996) entró a trabajar en El Puente la Navidad de 2021 como pinche de cocina: "Yo hacía las migas y poco más". ¡Y poco más, comenta la hostelera, con humildad franciscana!
Es que esas migas, precisamente, son las 'culpables' (en gran medida) de la fama de un bar conocido en toda la provincia, que lejos de apagar los fogones continuará vivísimo en el catálogo gastronómico jiennense de la mano de sus nuevos gerentes.
Según Almudena, los doce meses de 'masterchef' al lado de Antonio Ojeda y Conchi Pinar han sido su "escuela", una 'universidad' más práctica que teórica donde la espeluseña ha recibido, cada día, clases magistrales de la mano de dos 'catedráticos' de excepción:
"Aprendí el mecanismo de cómo se trabaja en este bar y, ahora, en lugar de trabajar para otros, lo hacemos para nosotros dos, nos hemos metido en esto de cabeza", sentencian.
APUESTA POR LA TIERRA
Con el bagaje de ambos y su juventud, hacer las maletas, cargarla de diplomas y mandiles y aventurarse en otras tierras hubiera sido algo natural, pero Cruz y Flores lo tenían claro: "¡Qué mejor que al lado de tu casa!", exclaman.
Se han embarcado convencidos de lo que hacen y, de paso, han aliviado a los anteriores propietarios del peso que les suponía cerrar el local por jubilación. Miel sobre hojuelas, pues. Ah, y también de muchos de los parroquianos que se veían ya como los personajes de La que se avecina cada vez que el Max and Henry amenaza con echar la persiana.
Pueden estar tranquilos, Almudena y Antonio se han subido a este tren de Espeluy que es el bar de las migas plenos de ilusión, con un espíritu continuista que respeta la idiosincrasia del establecimiento, la plantilla anterior y hasta su nombre, El Puente; su carta, su cercanía en el trato... "La gente del pueblo está encantada", aseguran, y lo dejan más claro todavía: "Es como siempre, como si siguiese Antonio pero sin estar".
Sin estar... detrás de la barra, porque Antonio Ojeda se habrá jubilado de poner cañas pero no de dejarse caer por el bar: "Viene todos los días", comenta su tocayo, y Almudena, con la gracia gaditana de su apellido, añade entre sonrisas: "No lo vamos a poder echar ni con agua caliente".
¡Como que viene a su casa, y todavía recurren a él para refrescar un detalle de cualquier receta, preguntarle esto o aquello!
Sí, es bienvenido lo mismo que los parroquianos de toda la vida o los potenciales clientes, a quienes la pareja quiere enviar un mensaje alto y diáfano, entrañable y cálido como las migas que se cuajan para deleite del personal: "Esto sigue funcionando como siempre y los esperamos con los brazos abiertos y con la mesa puesta".
Más de uno, parafraseando al paisano Sabina, dirá con la boca hecha agua: "Yo me bajo en El Puente, yo me quedo en Espeluy".
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COMENTARIOS
Andrés Perez Diciembre 31, 2022
Como bien dice el artículo, es el bar de las migas, pero esta dejando de ser el bar el puente, de la estación de Espeluy. Un bar abierto para las migas, que hace negocio de eso, pero q deja de estar disponible por la noche o en horarios no tan rentables para sus nuevos propietarios. Antes no ocurría, se entendía q el oficio, un bar abierto por la mañana temprano o una noche, donde tomar algo, cobraba de gran importancia.
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