Bárbaros, vándalos y alanos en Jaén
No es la primera vez que Lacontradejaén se preocupa por la existencia de estas ya archiconocidas 'tribus urbanas', problema que asola a media España y produce sinsabores de todo tipo. En esta ocasión, le ha tocado el turno a las zonas de Lola Torres y Madre Soledad Torres Acosta, tanto a elementos ornamentales arbóreos como a residuos de mobiliario doméstico, presuntamente abandonados en la vía pública, por otros no menos incalificables.
Como mencionábamos anteriormente, no es la primera vez que este medio ha sacado a la luz pública distintas agresiones que sufren determinadas zonas, denunciando a petición de distintos ciudadanos y colectivos, en la certeza para éstos, que la mejor solución la encontrarán en los medios de comunicación a través de sus permanentes quejas que obliguen a los responsables a ir otorgando soluciones a los problemas que sufre la población. Créanme, su fuerza es inagotable, a través de la denuncia, habiendo tenido este humilde autor ocasión de comprobarlo en distintas ocasiones.
Estos tipos de actuaciones salvajes, contra cualquier elemento ciudadano, incluidos contenedores para residuos, vienen a ser otro ejemplo del desprecio hacia lo público, bajo el lema: “Denigro la utilidad vecinal y su salubridad”.
Prácticamente, no existe una “receta magistral” contra esa “condición humana” arraigada en unos “descerebrados” que nos toca soportar, y para eliminar este tipo de actuaciones, sólo cabe recurrir a la cultura urbana; a la solidaridad vecinal y sus denuncias, y a unas adecuadas y severas sanciones económicas municipales.
Una solución de Cámaras de Vigilancia, como indica el refranero, “nos costaría más el collar, que el perro”, bajo la habitual penumbra presupuestaria, pero sí tengan por seguro las autoridades municipales que tarde o temprano nos encontraremos con actuaciones contagiosas y aumento gradual de la intensidad.
En este caso, además, dentro de las normas ciudadanas, valoremos castigos ejemplarizantes a los culpables si se les identifica y prueba, cuestión harto difícil, ante estos depredadores urbanos que se ensañan con todo lo que se encuentre a su alcance, al amparo de la nocturnidad.
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