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"La peluquería de caballeros está viviendo un renacer"

"La peluquería de caballeros está viviendo un renacer"

Por Esperanza Calzado - Junio 08, 2025
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La Peluquería Toledano, un emblema de Jaén desde 1934, encarna la esencia del comercio local y la pasión por el oficio de barbero. En esta entrevista, Juan Morales, quien junto a su hermano Tomás tomaron el relevo de este negocio, cuenta la historia de un establecimiento que ha resistido el paso del tiempo en la calle Bernabé Soriano, apostando por la tradición, la calidad y el corazón del centro de la ciudad, además de profundizar en el oficio del barbero.

—Para empezar, cuéntenos sobre la historia de la Peluquería Toledano. ¿Desde cuándo está en Jaén y cómo llega a los hermanos?

—La Peluquería Toledano abrió sus puertas en 1934, en la calle Bernabé Soriano, en el corazón de Jaén. No fue nuestra familia quien la fundó, sino Ramón Toledano. Nosotros éramos trabajadores de la peluquería. Mi padre, Gonzalo Morales, entró como aprendiz en 1974 y, con el tiempo, junto a sus compañeros, se quedó con el negocio cuando los hijos de Ramón se jubilaron o fallecieron. Así heredamos la peluquería, que ya era una institución en la ciudad. En los noventa, mi padre y sus compañeros tomaron las riendas, y desde entonces hemos mantenido el legado. 

—Han crecido en este ambiente. ¿Cómo fue ese paso de su padre a los hermanos Morales?

—Mi hermano Tomás y yo crecimos en la peluquería. Yo me crié prácticamente entre tijeras y navajas, viendo a mi padre trabajar. Tomás entró antes, unos cinco o seis años antes que yo, y yo empecé a trabajar aquí alrededor de 1992, con unos veinte años. Cuando mi padre decidió jubilarse, hace unos ocho años, ya llevábamos mucho tiempo en el negocio: yo unos quince años y Tomás más de veinte. Fue un traspaso natural, porque ya conocíamos el oficio al dedillo. Mi padre amaba ser barbero, pero tras un par de años más ayudándonos, nos pasó el testigo definitivamente.

— Siempre han estado en la calle Bernabé Soriano. ¿Por qué esa apuesta por no moverse del centro?

—La tradición de la peluquería está ligada a esta calle. Aunque hemos cambiado de local alguna vez, siempre hemos buscado quedarnos aquí, frente al local original. Nuestra clientela nos identifica con este lugar, y eso es parte de nuestra esencia. Estar en el centro de Jaén es un compromiso con la ciudad y con la historia de Toledano.

—Habla de la barbería como un oficio. ¿Cree que oficios como este están en declive, con la llegada de peluquerías low cost, por ejemplo?

—Al contrario, creo que la peluquería de caballeros está viviendo un renacer. Hace 10 o 15 años, el oficio estaba en un punto bajo. En las academias se enfocaban más en la peluquería de señoras, y la de caballeros era vista como algo menor, más artesanal, aprendido a base de observar y practicar. Pero en los últimos años ha resurgido el interés. Ahora hay cursos específicos, se forman profesionales bien preparados y la gente joven valora el oficio. Cuando yo estudiaba, éramos dos chicos entre 18 o 20 chicas. Hoy, muchos hombres se forman en peluquería de caballeros, y eso ha elevado el nivel.

—¿Qué servicios ofrecen que os diferencien de otras peluquerías?

—Ofrecemos servicios que no se enseñan en todas las academias, como el afeitado a navaja o el arreglo de barbas, que ha vuelto con fuerza por la moda de las barbas hipster. También trabajamos cortes clásicos y modernos, desde degradados hasta tintes y decoloraciones. Muchos sitios no ofrecen el pelado a navaja porque requiere técnica y práctica. Nosotros lo mantenemos porque es parte de nuestra tradición.

—¿Cómo es el perfil de sus clientes?

—De todas las edades. Vienen abuelos con sus hijos y nietos, desde niños de 2 años hasta personas de 60. Cada generación busca algo distinto: los jóvenes quieren cortes modernos, mechas o colores; los mayores, cubrir canas o mantener un estilo clásico. La peluquería se adapta a las modas, pero siempre con nuestra esencia artesanal.

—Muchos comercios del centro de Jaén se están yendo a centros comerciales. ¿Qué mensaje lanzaría para defender el comercio local?

—Es duro. Los centros comerciales lo tienen todo: aparcamiento, comodidad, y eso atrae a la gente. Pero el centro es el alma de la ciudad. Nosotros apostamos por quedarnos aquí porque creemos en el comercio local, en el trato cercano, en el oficio que da identidad a Jaén. Mi mensaje es que la gente valore lo que el centro ofrece: historia, cercanía y negocios que llevamos toda la vida apostando por esta ciudad.

—¿Y el relevo generacional? ¿Ve a sus sobrinos tomando el testigo de la peluquería?

—La mayor está en la universidad y el menor en el instituto, así que no sabemos si seguirán con el negocio, pero no creemos. Han crecido viendo la peluquería, porque somos de Pegalajar y muchas veces vienen con nosotros a Jaén, pero no están aprendiendo el oficio. El mercado laboral está complicado, así que quién sabe, quizás en el futuro decidan retomar este legado que han mamado desde pequeños. Por ahora, no lo tenemos claro.

—Para cerrar, ¿qué significa mantener viva la Peluquería Toledano?

—Es un orgullo. Llevamos casi un siglo siendo un referente en Jaén, y seguir aquí, en la misma calle, con la misma pasión por el oficio, es nuestra manera de honrar esa historia. Es un compromiso con nuestros clientes, con la ciudad y con el legado de mi padre y de Ramón Toledano. 

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