José Navarrete, un belenista "de altos vuelos" en Sabiote

Apasionado del aeromodelismo y un auténtico artista multidisciplinar, capitanea el montaje de un monumental nacimiento en la parroquia del municipio

¿De profesión?, comercial; ¿su pasión?, el aeromodelismo; artista de vocación y, de toda la vida, belenista. Se llama José Navarrete Torres, nació en Sabiote en 1966 y es lo que se dice un hombre del Renacimiento, un creador multidisciplinar: "Yo tengo muchas aficiones desde que era un crío", asegura. 

Bien lo saben quienes reconocen su mano en las antorchas o los arcos que aportan espuertas de hiperrealismo a las populares Fiestas del Medievo de su municipio, otra de las facetas en las que este inquieto patriota de su pueblo brilla con luz propia. 

Pero es Navidad y toca destacar de él su entrañable querencia a eso de nevar harina, hacer brotar agua, construir puentes, edificar palacios herodianos...; en definitiva, recrear la ciudad donde nació Jesús. "No soy un manitas, un manitas es quien arregla persianas: yo intento hacer arte". Y no porque él lo diga (ya lo dijo el gran pintor Hockney, el de las olas verdes), sino por lo que hace.

Pero, ¿cómo, cuándo empezó su gusto por rememorar la Galilea de hace veintiún siglos? "Cuando era chiquitillo, mi madre hacía un belén en un 'cuadraíco', y a mí me gustaba ver cómo lo hacía. Luego tuve una tienda de electrodomésticos y lo montaba allí, para que la gente lo viera, porque no había belenes en Sabiote. Después pasé a la iglesia, nos juntamos varios y empezamos a aumentarlo".

¿A aumentarlo? Es modesto José, no hay más que acercarse al pueblo y comprobarlo. "Es totalmente tridimensional, con diferentes alturas, montañas de cinco metros de altura, tres ríos echando agua a mansalva, cinco o seis fuentes..., el acueducto de Segovia, las murallas y el castillo de Sabiote, la puerta mudéjar de la Hermandad del Nazareno (que es una joya); ¡y lo más representativo de Sabiote para mí, el Chirigote, de 2,40 de altura!: una torre árabe que es lo más bonito que tiene Sabiote, dice recreándose en el nombre de su patria chica, a la que ama tanto. 

Frecuente en los belenes más famosos de España, que se conoce al dedillo, del magín de José Navarrete Torres salen "todas las casas, los diseños y la dirección de obra, la organización...", todo ello con un equipo de queridos colegas que han colocado al municipio en el mapa belenista del mundo:

"Con Antonio Chamanda llevo ya veintitantos años, él hace una parte y yo la otra; José María el carpintero se encarga de la instalación de la luz, y ya está montando también, y mi amigo Juanjo Caracol es mi mano derecha". De nadie se olvida José, que hasta tiene palabras de gratitud para la chiquillería "que entra y sale" del montaje. 

Un trabajo que comienza en noviembre (¡sí, no se han equivocado al leer, empiezan el día de todos los santos!), con vistas a garantizar el éxito de una propuesta que se ha convertido ya en un clásico navideño: "Viene a verlo gente de toda España", aplaude el belenista, y apostilla: "El nuevo obispo de Jaén lo primero que hizo, antes que otra cosa, fue visitar el belén de Sabiote".

Y es que Navarrete y los suyos hacen del coro y el sotocoro de la iglesia de San Pedro Apóstol un maravilloso paisaje a medio camino entre la ilusión y la realidad, con auténticas obras de arte como las "figuras del maestro de Olot, muy cotizadas", que pueblan medio nacimiento.

Ah, y una virguería histórica, que recrean con primor, "una cosa muy importante para la provincia de Jaén: la primera almazara que se creó en la historia, la romana. Dentro tiene un diorama con chiquillos subidos al palo haciendo peso, es una escena típica, y al lado una impresionante tienda de venta de aceite".

Presume de nacimiento, porque junto con sus compañeros ha logrado el sueño de aquel nene que miraba a mamá colocar figuritas y, ahora, rubrica una obra de arte, pero sin el más mínimo asomo de soberbia. Todo lo contrario: "Todos los belenes son bonitos, desde el más chico"

Y concluye: "Yo aconsejo que en las casas siempre hay que poner el belén, es una tradición muy importante en España, y sobre todo en Andalucía. Ahora están de moda, hacen salir a la gente a la calle, es un disfrute y es arte, una tradición que no se debe perder, y que no se va a perder".