De Orcera a Belén pasando por la capital del Santo Reino
El profesor Enrique Ricoy involucra a sus alumnos jiennenses en el montaje de un gran nacimiento, dentro de una de las asignaturas que imparte
De la sierra ha venido no un pastor (como canta el villancico popular), sino un joven profesor que ha armado un belén, literalmente, en el centro educativo Santa María de los Apóstoles de Jaén.
Se llama Enrique Ricoy Llavero, nació en Orcera en 1993 y desde el pasado mes de enero ejerce la docencia en este ensolerado colegio de la capital de la provincia, donde imparte clases a alumnos de Formación Profesional Básica, que en la mayoría de los casos quedaron 'descolgados' de los estudios y, ahora, hincan los codos para labrarse un futuro digno.
"Traje de Orcera un belén muy incipiente, a medio montar, tan grande que jamás lo pude montar en casa ni sacarle provecho. Hablando con mi compañero de departamento, Juan Rafael, me dijo que en el centro montaban uno tradicionalmente, le hablé del mío y me dijo que me lo trajera. Cuando lo sacamos, él que tiene mucha idea pensó que podíamos sacarle provecho con los alumnos".
Y vaya si le han exprimido las posibilidades: "Ellos han desarrollado las infraestructuras; había que meterle luces, agua, paisajismo, decoración... así empezó todo. Veíamos que encajaba superbién con lo que demanda el sistema educativo, que es hacer cosas activas y motivadoras para los estudiantes de la asignatura de Tecnología".
Ahí está, en el vestíbulo de la institución que gestionan las misioneras cruzadas de la Iglesia en Jaén, ubicado en la carretera de Jabalcuz: no le falta de nada y, en su realización, destaca sobremanera la mano de todos y cada uno de los jóvenes que se han volcado en él:
"Han trabajado los sistemas de riego, la iluminación... Había piezas rotas o incompletas y ellos las han diseñado en 3D; han decidido qué suelo ponerle, qué sustrato. Al final, ellos aportaban ya ideas propias, siempre había alguien que daba su propio enfoque, ha sido muy participativo".
Y eso que, al principio, la propuesta chocó, vaya que sí. "Cuando se lo propuse a los alumnos, les extrañó, les rechinó un poco, no era la costumbre. Pero en cuanto se pusieron manos a la obra no pararon, incluso algunos días que no tocaba preguntaban: —'Maestro, ¿hoy no vamos a trabajar en el belén?' Incluso en los recreos se quedaban a ayudarnos. Han estado totalmente motivados, y hemos visto que se les ha quedado mucho más fácilmente lo aprendido", celebra Ricoy.
En palabras del profesor, encantados están en el centro, satisfechos los profesores, más contentos que una pandereta los estudiantes y felices sus familias, dada la acogida que ha tenido esta navideña iniciativa: "Los familiares de los alumnos ya lo han visto, los primeros días hasta había cola para entrar".
Quien desee admirarlo no tiene más que acercarse al colegio y disfrutar sabiendo que tras ese logrado nacimiento hay mucho más: el trabajo de un grupo de alumnos y docentes que han sabido encauzar por los caminos curriculares una actividad a primera vista completamente ajena a los programas escolares.
Hay un problemilla... El belén ha venido de Orcera, pero ahora a ver quién lo saca de Santa María de los Apóstoles: "Tiene pinta de que se va a quedar unos cuantos años en el instituto; además ya estamos pensando ideas nuevas para mejorarlo el año que viene", adelanta Enrique Ricoy Llavero.
Y eso que, en las honduras de su pensamiento, la idea de volver a su pueblo natal y hacerlo como profe le entusiasma, a qué negarlo: "De mis compañeros, yo soy el que viene de más lejos: he tenido mucha fortuna en caer aquí, en este centro, pero la tierra te llama", dice mientras resuenan con alegría (y con nostalgia) los cánticos de su tierra...
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