La huella del poeta Bernardo López en su patria chica
El jiennense, que falleció hace ciento cincuenta años, alcanzó fama nacional gracias a su popularísima Oda al 2 de mayo y su memoria sigue viva en la capital
Una calle del Jaén viejo (en la que vivió su esposa, Patrocinio Padilla) lo recuerda entre tascas y ensolerados caserones, en una de cuyas fachadas campean unos versos suyos:
"Por eso juntos brindemos / sin pensar en lo que fuimos / ni llorar lo que seremos; y ya que unidos nos vemos, bebamos pues que vivimos". Ni que pintados para la zona, sí señor.
Unos metros más allá, a cuatro pasos de la Catedral, otra placa evoca entre balcones que en ese edificio de Maestra, 12 nació el autor de la Oda al 2 de mayo un 11 de diciembre de 1838. Placa esculpida por Jacinto Higueras que, por cierto, cumple este 2020 nada más y nada menos que un siglo sobre esa fachada.
Pero no es el único hito que mantiene viva la figura de Bernardo López en la capital jiennense, no. En plena Plaza de los Jardinillos, un busto (también de Higueras) asiste diariamente al paseo de los ancianos y al bullicio de los niños que entran y salen de una academia de inglés o juegan en los parquecillos que dinamizan este espacio.
Una escultura presente en el plano callejero de la ciudad desde 1904, itinerante hasta su emplazamiento actual y que dio lugar a uno de esos dichos de aquí que, aunque sangrante, no deja de tener su gracia: "Tienes más cabeza que Bernardo López".
Tampoco le falta gloria en el triste (por abandonado) cementerio de San Eufrasio, donde un monumento funerario cubre sus restos desde 1899, cuando fueron trasladados desde Madrid, escenario de sus aventuras literarias y de su muerte. Otra placa, en la calle Portillo de la villa y corte, recuerda que allí falleció uno de los más celebrados poetas del XIX. Jiennense por más señas.
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