El bolo andaluz echa a rodar
El deporte autóctono de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas congrega a doscientos participantes en los campeonatos de El Calonge (Córdoba)
Una vez acabada la recogida de la aceituna y la época de lluvias, la temporada de bolo andaluz regresa a la provincia de Jaén. Este deporte, también conocido como 'bolo serrano', es autóctono de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, donde se localizan más de 100 boleras. La actividad cuenta con unas 700 licencias federativas, 400 de ellas de base (para jugadores principiantes). No obstante, se estima que el número de prácticantes oscila entre los 5.000 y los 7.000.
Poco a poco, el bolo andaluz se ha ido extendiendo fuera de la provincia de Jaén. Prueba de ello es el Campeonato de España celebrado el pasado fin de semana en El Calonge, pedanía de Palma del Río (Córdoba). La competición reunió a doscientos participantes, 90 en categorías base. Como es habitual en este deporte, los premios estuvieron muy repartidos, si bien es preciso destacar las actuaciones de los clubes de Cazorla, en categoría absoluta, y de Villacarrillo, en categorías inferiores.
"El balance no puede ser más positivo. Nuestro hándicap era desplazar a los jugadores desde distintos puntos la provincia de Jaén hasta Córdoba. Personalmente, me encuentro muy satisfecho de que casi todos los clubes subieran al podio y consiguieran una medalla. Así todos tenemos algo que celebrar", declara a este periódico José Miguel Nieto Ojeda, presidente de la Federación Andaluza de Bolos.
TRADICIÓN Y VALORES
El bolo andaluz es uno de los deportes más antiguos de la zona, fruto de cinco siglos de evolución. A diferencia del bowling, se juega al aire libre y el valor de la jugada viene determinado por la distancia conseguida por el 'mingo' (bolo) tras el impacto con la bola. Además, cada bolera tiene una longitud particular, dependiendo del terreno en la que se ubica, lo que da siempre cierta ventaja a los que juegan como locales.
En los últimos años, el bolo andaluz ha cumplido una función social muy importante, al servir de pretexto para que las dispersas poblaciones del mundo rural se junten y se cohesionen. Por otro lado, el deporte ha ido poco a poco captando el interés de los jóvenes del lugar, lo que ha servido para revitalizar a la comarca y a dicha actividad.
"Se trata de un deporte al que van asociados muchas enseñanzas. A los valores intrínsecos al deporte, hay que añadirle todo lo que supone que sea una seña de identidad cultural de esta zona. Además, como se trata de un deporte rural, aquí prevalece la conviviencia, nadie discute con los árbitros ni hace trampas para ganar", añade Nieto.
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