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Llegar a Bomarzo

Por Manuel Molina Glez - Diciembre 14, 2024
Llegar a Bomarzo
La representación de una familia humilde bajo los tajos. Foto: Manuel Molina Glez.

El viajero que esto escribe se fue a Italia a final de los años noventa del siglo XX, después de haber leído la apasionante novela Bomarzo del argentino Manuel Mujica Lainez. Sufrió tal fascinación imprevista y embriagante, que entre lo que suponía conocer Roma y Florencia, se buscó un hueco para visitar el lugar que inspirara la creación, el denominado Parco dei Mostri, ideado por el noble italiano Pierre Francesco Orsini, conocido como Vicino Orsini, y ejecutado por el arquitecto que continuara la obra de Miguel Ángel en San pedro del vaticano, Pirro Ligorio. Bomarzo existía y había que conocerlo de primera mano, un pequeño comune (municipio) de la provincia de Viterbo (con unos 1500 habitantes) en la región central-oeste de Lacio, en Italia. El viaje lo compartía también con su pareja, envenenada también por la causa.

No fue fácil llegar hasta la localidad de Bomarzo. Era lunes y desde la estación ferroviaria Termini en Roma había comunicación hasta la capital de la zona, Virtebo, pero desde allí hasta el propio Bomarzo no existía ninguna; así es que se echó mano del tradicional auto stop. La fortuna y bonhomía de un joven que transportaba pollos en una furgoneta hicieron de improvisado y curioso enlace hasta la localidad. Todo lo esperado se multiplicó ante la presencia de aquellas misteriosas esculturas en un lugar tan singular. Lo dotaban de una mágica extrañeza, incrustado en las preguntas que a cualquier espectador le provoca la primera visión de aquellas gigantescas piedras moldeadas en el XVI y erguidas con solemnidad siglos después. ¿por qué aquí?, ¿cómo ideó ese noble contrahecho algo tan bello? Una argamasa de preguntas acompañaba el lugar y su disfrute.

Fuimos los únicos visitantes ese día. Se había corrido la voz de que dos españoles visitaban el pueblo. Intentamos buscar un lugar para almorzar, ero eal ser lunes todo estaba cerrado. Enterado alguien del asunto nos abordó y nos trasladó que el ayuntamiento celebraba una comida ese día y estábamos invitados. Éramos sus invitados y haber llegado desde España para conocer su parque bien lo merecía. Su amabilidad fue tal que un señor voluntario y gentil, avisado de como llegamos, nos retornó con su Mercedes hasta Viterbo para continuar viaje, pese a que su viaje transcurriría a continuación en la dirección opuesta.

El Parque de los Monstruos es una obra maestra del manierismo renacentista, un estilo artístico que desafiaba las convenciones clásicas. A diferencia de los jardines italianos típicos de la época, conocidos por su simetría y orden, este parque sorprende por su diseño caótico y sus esculturas monumentales, talladas directamente en la roca volcánica del terreno. Las esculturas representan figuras mitológicas, animales fantásticos y escenas inquietantes que evocan un mundo de ensueño y misteri como son El Elefante de Guerra, una imponente escultura que representa a un elefante cargando con una torre en su lomo, La Casa Inclinada, una curiosa estructura que parece desafiar las leyes de la física, generando una sensación de desorientación o La Boca del Infierno, una colosal cara monstruosa con la boca abierta, que invita a los visitantes a entrar en su interior, donde se encuentra una pequeña sala con un eco inquietante. El significado detrás de las esculturas sigue siendo objeto de debate.

Algunos las interpretan como una representación de la lucha interna del alma humana, mientras que otros creen que son una reflexión sobre la muerte y la eternidad. En cualquier caso, el Parque de los Monstruos ofrece una experiencia única que combina arte, naturaleza y simbolismo, transportando a quien lo conoce a un universo mágico y perturbador.

La novela de Manuel Mujica Lainez

Bomarzo es una novela histórica escrita por el autor argentino Manuel Mujica Lainez y publicada en 1962. La obra se inspira en el fascinante universo del renacimiento italiano y gira en torno a la figura de Pier Francesco Orsini, el noble que mandó construir el célebre Parque de los Monstruos. La novela narra la vida de Orsini desde su infancia marcada por deformidades físicas, pasando por sus conflictos internos, pasiones y traiciones, hasta su obsesión con la inmortalidad a través de la creación del misterioso jardín. Mujica Lainez utiliza un profundo y barroco detallismo a la vez que un lenguaje evocador para recrear el contexto histórico, la intriga política y las reflexiones existenciales del protagonista. Bomarzo es reconocida como una obra maestra de la literatura hispanoamericana, no solo por ofrecer un cuidado retrato de una época, sino que también explora temas universales como el poder, el amor y la fragilidad humana.

El Bomarzo de Alcalá la Real

El viajero llegó hace unos quince años atraído por lo que se denominaba la Ruta de los zumaques, unos arbustos que colorean en otoño con esplendor, utilizados sobre todo en el teñido de cueros y con amplias propiedades culinarias y herborísticas poco conocidas aún en nuestro acervo. El camino seguido parte cerca del núcleo poblacional entre la zona de Los Tajos y bajo una meseta, con unas curiosas construcciones fruto de la erosión llamadas “nidos de avispa”. El paisaje sorprende por su espectacularidad, pero en aquella ocasión lo que más me llamó la atención fueron unos rudimentarios relieves esculpidos en la roca, a lo largo del transcurso del camino. Invitaba a subir una pequeña oquedad abierta para disfrutar de las vistas, pero por el camino se sucedieron a su vez sorprendentes esculturas de talla ruda, pero impresionantes. ¿Qué hacían en aquel lugar esas tallas sin ninguna señal de identificación?, ¿quién las había labrado?, ¿qué querían decirnos?

Y así fue como me informé de que Vicente Moreno, un alcalaíno sin conocimientos reglados de escultura el que había decidido indagar en aquellas piedras y sacar a la luz lo que le inspiraban. Buscaba historias que tuvieran un trasfondo y una conexión con importante capacidad simbólica per se a la hora de ser vistas por quienes las encontraran, como un mensaje imprevisto. No cuentan con ninguna identificación, ni firma de autor. Este tiene un total convencimiento de que él tan solo indaga en la piedra y ofrece una visión casi ascética de los hechos que le preocupan o admiran como el peso de la mujer en nuestra cultura, la injusticia o el periodo oscuro de la dictadura y la pobreza.

Hace poco volví al territorio que llena Vicente con su escoplo, martillo y lija. Lo encontré enfrascado en una nueva obra, que parecía estar en mitad de un parto entre la piedra y su final casi exento de ella. No quiere hacerse fotografías, es reacio, pero le encanta explicar lo que hace y sus razones. No quiere decir que sea un gran conversador con un profundo ideario sobre el arte y la vida, que ha procurado convertir un espacio similar al de otros en único gracias a su desinteresado trabajo escultórico. En Italia Bomarzo lo creó un noble; en Alcalá, un hombre sencillo. Ha convertido esta parte de la ciudad de La Mota en unos de los más bellos y simbólicos lugares de Jaén.

Y como la vocación de vaciar piedras y darles formas es contagiosa, otro vecino, Manuel, y su mujer, Toñi, se aprestan también a labrar y devastar piedra arenisca de la zona de su propiedad, colindante con las esculturas de Vicente y han creado una casa con su mobiliario, una ermita y esculturas también exentas, algunas zoomórficas o antropomórficas, para añadir esa peculiaridad al territorio, que ha descubierto en el interior de las piedras las ideas de estas personas que sin ser escultores han logrado crear desde un rudimentario bloque hasta convertirlo en belleza y preguntas.

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