¿Cómo afecta las altas temperaturas al cerebro?
El cerebro humano lleva muy mal el calor, varios estudios han demostrado que las temperaturas cercanas a los 40 grados son capaces de causarnos agresividad e irritabilidad
Las altas temperaturas en Jaén hacen que la frase más escuchada en verano sea: ¡qué calor! Las altas temperaturas nos afectan en gran medida, deshidratación, debilidad, fatiga, taquicardias… ¿pero qué ocurre con nuestra mente?
Nuestro cerebro también se ve afectado por las olas de calor, nos cuesta pensar con claridad y concentrarnos, incluso nos afecta al humor.
El calor afecta al cerebro y hace que este funcione peor. ¿Por qué crees si no que en los primeros lugares donde se instaló el aire acondicionado fue en las empresas? Rendimos más si no hace calor.
Más horas de luz = más felicidad
Algunas investigaciones han relacionado la presencia de luz con la felicidad, ya que la luz solar aumenta la producción de serotonina, un neurotransmisor fundamental para el cerebro.
El aumento de horas de luz natural que se produce en verano y la mayor luminosidad favorecen la sensación de bienestar y la realización de tareas mentales. Pero esto no quiere decir que debamos sobreexponernos, porque las altas temperaturas provocan el efecto contrario.
Es un hecho, el cerebro lleva mal las altas temperaturas
Nuestro cerebro está diseñado para funcionar bien hasta los 35 o 40 grados máximo. Más allá, comienza a no actuar adecuadamente. En otras palabras, nuestras neuronas no funcionan tan bien cuando la temperatura alcanza los 40º o más, por mucha luz que haya.
Esta es una de las razones por la que muchas personas con cuadros de ansiedad se encuentran con picos de este trastorno en los meses de verano cuando las temperaturas son máximas. Así como en primavera y otoño se agudizan las melancolías y los síndromes depresivos.
Una ola de calor hará que, además de estar más cansados, aumente nuestra apatía, mal humor, irritabilidad, agresividad e impulsividad.
Nuestro cuerpo tiene que mantener una temperatura entre los 36 y 37 grados. Cuando se producen cambios bruscos de temperatura nuestro organismo hace un gran esfuerzo para regularla, agotándonos.
¿Por qué dormimos peor en verano?
La temperatura ideal para dormir está en torno a los 21º. Cuando el organismo tiene que adaptarse al calor por la noche se produce una hiperexcitación cerebral, nos cuesta más conciliar el sueño, aumenta la ansiedad y dificulta que el descanso sea reparador. Todo ello contribuye a que al día siguiente estemos más cansados, espesos y de mal humor.
Y si encima sopla el viento...
Si a esto le sumamos los días en los que el viento que sopla es seco, la cosa se pone aún peor. Este tipo de aire viene cargado de iones positivos, que afecta a nuestro estado anímico.
Diferentes estudios vinculan este viento seco con un aumento de la irritabilidad, la agresividad y el nerviosismo, así como con un empeoramiento de los cuadros depresivos.
Y entre tanto drama veraniego tenemos una buena noticia: la mayoría de las personas se adaptan al calor en cuestión de días, aunque mantengan una cierta ralentización mientras duran las altas temperaturas.
¿Todavía te quedan "ganas de veranito"?
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