Daniela y Victoria: dos niñas, una lucha y una campana

El Jardín de los Sueños, allí donde el dolor se convierte en coraje, inaugura la campana para menores que han superado una enfermedad oncológica
Hace poco más de dos años, la vida se detuvo para dos familias cuando recibieron una noticia que nunca pudieron imaginar. Sus hijas tenían cáncer. Para la pequeña Daniela, entonces con 7 años, y para Victoria, que apenas contaba con 14 meses, comenzaba un camino incierto, repleto de tratamientos, pinchazos, aislamiento y muchas preguntas sin respuesta. Pero también comenzaba una historia de valentía.
Esta semana, ese recorrido ha llegado a una meta luminosa. Daniela y Victoria han tocado la campana instalada en el Jardín de los Sueños del Hospital Universitario de Jaén, símbolo de que han terminado su tratamiento. De que están curadas.
Sus madres, ambas de nombre Lola, han compartido un testimonio que emociona desde la primera línea. Reconocen que creían conocer a sus hijas, pero que no fue hasta verlas enfrentarse a la enfermedad cuando descubrieron su verdadera fortaleza. Les enseñaron que, incluso en la infancia, hay espacio para la madurez, para la empatía y para el coraje.
El de ayer fue un día especial, en que también se inauguró la escultura que sostiene la campana. Su autor es el escultor José Miguel Mosquero Navarro, que la creó en directo durante un evento organizado por la asociación ALES. "Esta obra está hecha con todo mi corazón y todo mi cariño", explica el artista. Porta una mano en una posición de fortaleza que sostiene esa campana tan ansiada por las familias. También lleva un lazo dorado, símbolo del cáncer infantil.
Pero lo verdaderamente especial, asegura, no es la firma —que ni siquiera está visible—, sino las huellas que la cubre. "Son de los propios niños y de sus familias. Ellos representan más que nadie esa lucha".
Para Óscar Moriana, presidente de ALES, el de ayer fue un día para celebrar la vida con el sonido de la victoria, que es como se llama la escultura, precisamente. Lo define como un momento de familia, no solo para los padres y las niñas, sino para todo el personal del hospital: enfermeros, oncólogos, celadores, voluntarios. "Es la primera vez que se toca esta campana, pero no va a ser la última", asegura.
Finalmente, la delegada territorial de Salud y Consumo, Elena González, subrayó la importancia del acto para toda la comunidad sanitaria. "Es un día muy bonito, lleno de ilusión. Ver este jardín lleno de niños, de familias, sabiendo por lo que han pasado, y poder celebrar con ellos el fin del tratamiento es algo que nos emociona profundamente", expresó.
Además, informó sobre la evolución del cáncer infantil en la provincia. En 2024 han sido tratados 11 niños y un adolescente que retomó tratamiento. Son más que en 2023, que fueron nueve. Pero hay buenas noticias. Y es que el porcentaje de supervivencia ha subido al 83,9%. Es el sonido de la victoria.
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