"No busco la fama, solo quiero vivir de la música"
Hijo de la patria chica de Camilo Sesto, de Francisco (el de Latino) y de ese dicho popular que aúna fe y fútbol, Cristian Fuentes (1990) presume de sangre huelmense allí donde lo lleva su personalísima y potente voz, cada día más conocida, como su rostro.
Cantante vocacional y líder de la televisiva Orquesta Vintash, en su treintena de vida caben una ascendente trayectoria artística curtida en escenarios de mar y tierra y una historia personal de esas capaces de hacer lo que su garganta ha tomado por costumbre: emocionar. Pasen por sus perfiles en las redes pero, antes, lean esta entrevista, escuchen lo que dice cuando no canta.
—¿Qué hace un alcoyano como Cristian Fuentes en Huelma, ese pueblo del que presume usted cada vez que le ponen un micrófono en la boca? ¿Qué lo trajo a tierras jiennenses?
—Mi madre es de Huelma, tengo familia aquí por parte de ella, y por parte de mi padre son de Bélmez de la Moraleda. Siempre he dicho que soy jiennense de sangre, y la sangre me ha tirado para acá.
—Le ha tirado, pero bien...
—Sí. Cuando mis padres trabajaban, teníamos que venirnos a Huelma, a casa de mi abuela. Alcoy, con el tema del bullyng que sufrí, no me gustaba, y cuando llegaba a casa de mi abuela todo cambiaba. Los niños me veían como el niño prodigio: ¡de ser el maricón de la clase, hablando mal, a ser el niño prodigio...! La gente aquí es diferente, el trato es diferente, me siento mejor.
—Alcoy no es precisamente una aldea, incluso goza de cierto prestigio cosmopolita desde hace décadas. A más de uno le parecerá increíble que haya sufrido usted acoso por su condición sexual a la orilla del Mediterráneo y que, por el contrario, haya encontrado su sitio en el mundo en un municipio que no llega a los seis mil habitantes.
—Yo he renegado de mi ciudad desde hace muchos años, yo soy hijo adoptivo de Huelma, la llevo por bandera allá donde voy. De hecho, me llamaron para participar en un programa de televisión de la Comunidad Valenciana y se lo advertí: "Yo siempre digo que soy de Huelma, y no voy a decir que soy de otro sitio".
—¿Sufrió mucho durante ese proceso de bullyng al que alude, Cristian? ¿Cómo lo recuerda?
—Sí, sufrí mucho, bastante. Desde los doce años empecé a cantar en el programa Veo, veo, de Teresa Rabal, y los niños nada más verme cantar y maquilladito para la tele...: lo pasé regulín, la verdad. Pero yo sabía que tenía que dedicarme a esto.
—Veo, veo, Tierra de talento (que lo ha convertido en un rostro y una voz conocida para los andaluces); ¡ya es usted un huelmense popular, un famoso de aquí tras su paso por la pequeña pantalla.
—Yo estaba en una orquesta de Granada, Vintash; nos tiramos todo el tiempo de la pandemia parados, pero luego nos vino la oportunidad de trabajar en Canal Sur, en El verano de tu vida. Ahí fue cuando se me empezó a ver, cuando la gente comenzó a reconocerme. Al terminar el programa, me dije: "Yo no puedo estarme parado, y menos en este momento; voy a presentarme a nivel individual, como solista, a Tierra de talento".
—¿Qué tal la experiencia?
—Increíble, y llevando a Huelma allí donde fuera.
—¿Ha notado el inmenso poder de la televisión en su carrera? ¿Se ha estrenado ya firmando autógrafos y posando para 'selfies'?
—En lo que más me ha hecho crecer ha sido en experiencia. He llegado a conocer a mis ídolas, que son Rosa López y Pastora Soler, a estar en el plató con ellas. Y que la gente te conozca, también tira. No he parado de firmar autógrafos, de hacerme fotos con la gente. La semana pasada firmé uno en la parte de atrás de una estampita de Jesucristo, me lo pidió una niña y no tuve más remedio que firmarle ahí.
—Un escritor tan célebre como Charles Dickens pensaba que la fama es la amada de todo corazón humano. ¿Es usted de esos, o las primeras consecuencias de la popularidad le echan para atrás?
—Me encanta, a mí me encanta. Una niña pequeña, que creo que tiene nueve años y que me vio en El verano de tu vida, no paraba de hablarle de mí a mi abuela. Le dijo que si quería venirse un día a la casa, se vino y vamos: ¡tiene mi foto al lado de su cama! Increíble. En Huelma, claro, no se había visto un chaval joven así, tanto tiempo, todo el verano y hasta principios de este año.
—¿Se refleja esa popularidad en los contratos? ¿Cómo está de bolos la Orquesta Vintash para 2022?
—Sí, sí, este año tenemos muchísimo bolo, posiblemente actuemos de nuevo en El verano de tu vida, eso nos han dicho. Y muchísimas actuaciones, sobre todo por la zona de Jaén y Granada.
—A finales de abril, en 'su' Huelma, ¿no?
—Sí, el día 30 de abril.
—¿Será la primera vez, de forma profesional, en la tierra de su familia materna?
—Actuamos el primer año que estuve en Vintash, hace cinco años, pero tenemos muchísimas ganas. Y sé que la gente también tiene ganas de verme en Huelma.
—De verle y de mover el esqueleto (perdón por la horterada) al ritmo que les marque Cristian Fuentes y la Orquesta Vintash. ¿Un repertorio sesentero, o están ustedes al día?
—De todo, desde pop de los 80 hasta reggaeton pasando por pasodobles, bachata... Para todos los gustos y edades, y sobre todo mucho show, tenemos muchos cambios de vestuario y estilos diferentes, de forma que de repente estás cantando un reggaeton y, a continuación, un tema de Boney M.
—Denota entusiasmo, se le ve volcado en su vocación, encantado de la vida, vamos. Y eso que, al lado de sus compañeros, el protagonismo individual se difumina un poco.
—No me preocupa, yo no busco fama como tal, ni la buscaré. Quiero vivir de esto, y ver que a la gente le gusta y que me piden temas propios, eso es increíble.
—¿Se va a poner a escribir, entonces?
—Este año voy a hacerlo, sí. Es una de las metas para 2022. Ah, y me han salido dos musicales en Madrid, el último We will rock yo; es decir, potente.
—Ese sueño suyo de poder vivir de la música, ¿es una realidad plena a día de hoy, o tiene que compartir su talento con aventuras más prosaicas para salir adelante?
—Sí, sí, por ahora sí. Después de todo el tiempo de pandemia, que estuvimos desde principios de 2019 sin cobrar nada, hasta principios de verano de 2021, cuando empezamos con El verano de tu vida: un año y medio sin ganar nada de nada de nada. Yo cogí una depresión de caballo, pensé incluso en dejar la música.
—Lo dice alguien que sabe lo que es batirse el cobre con la vida, ganársela lejos de los escenarios...
—Me saqué la titulación de asesoría de imagen, estuve trabajando como camarero en un restaurante de mis padres, pero luego, aparte del Veo, veo (que luego me quedé de corista), estuve en un musical y tres años en una compañía de cruceros, viendo mundo y como jefe de la banda española de flamenco, con lo cual no me mandaba nadie y disfrutaba mucho. Luego me salio Vintash y ya decidí quedarme aquí, buscaba un poco de estabilidad.
—Una pareja suya le puso en el brete de elegir entre irse de crucero o seguir la relación: usted eligió el crucero, donde no paró de cantar y (quién sabe) fortaleció su apuesta por la música. ¿Se ha arrepentido alguna vez de aquella decisión, o todo lo contrario?
—Por supuesto que acerté, lo volvería a hacer sin duda. Volvería a vivir lo mismo, también te lo digo. Pero algo tengo claro: jamás voy a renegar de la música.
Únete a nuestro boletín