Francisco Cantero: "El dinero de las ayudas no puede ir para comprar apartamentos y todoterrenos"
Por la cabeza de Francisco Cantero emanan cientos de ideas cada segundo. El nuevo secretario general del Comisiones Obreras en Jaén tiene un discurso fluido, directo y bastante claro. Dice cosas políticamente incorrectas que, a buen seguro, le van a proporcionar más de un enemigo entre la clase dominante. Como buen estudiante de Filosofía, su concepción de la sociedad está en pleno proceso de transformación. Quiere romper con el pasado y renovar por completo determinados conceptos trasnochados, no solo en su propio sindicato, sino en su entorno más cercano que no es otro que la clase trabajadora. Es un sincalista de base o, al menos, lo aparenta. Acaba de convocar en Linares una manifestación para el día 19 de julio con el único propósito de evitar el cierre por derribo de una ciudad y toda su comarca, que soportan tasas de paro por las que deberíamos sentir vergüenza.
—¿Cómo se encuentra, a día de hoy, la provincia de Jaén desde el punto de vista socioeconómico?
—La realidad es que seguimos dependiendo de un único modelo productivo, que es el olivar. Estamos viendo que la provincia se está empobreciendo cada vez más y necesita un cambio paulatino hacia otras vertientes dentro del propio olivar a través, por ejemplo, de la industria agrolimentaria. Han venido muchos millones de euros a la provincia que no se han sabido canalizar para mantener la provincia en un nivel económico y de empleo aceptable porque estamos rozando tasas indignas.
—Pero así llevamos décadas.
—Creo que no ha habido un interés político para cambiarlo. Le ha venido muy bien a la clase política, en especial a los que llevan mandando en Andalucía durante los últimos 40 años, mantener este sistema de dependencia del olivar. Las nuevas generaciones debemos dar un giro porque con campañas cada vez están más mecanizadas no se va a poder mantener a la clase trabajadora. Tenemos que fijarnos en otras provincias que, poco a poco, han ido apostando por otros nichos de empleo. Es incomprensible que la cantidad de millones de euros que han venido de Europa no hayan servido para crear puestos indefinidos. La triste realidad es que solo se crean jornales y la aceituna la sigue recogiendo, por lo general, las propias familias. Crea riqueza, pero para comprarse un apartamento en la playa o todoterrenos y no para generar una industria alrededor de ese dinero que ha venido a Jaén.
A la clase política le ha venido muy bien mantener un modelo basado solo en el olivar, sin buscar otras alternativas
—Es cómo predicar en el desierto, entonces.
—Es decadente. Baste decir que en los últimos años la población ha descendido en 22.000 personas, y no es un problema de que nazcan más o menos niños, sino de que faltan oportunidades y el dinero no se mueve. Lo peor de todo es que las cifras no marcan realmente la situación tan penosa y devastadora que vive la provincia. Muchas veces te ves clamando en el desierto porque las personas que deben tomar decisiones no lo hacen o no toman las más adecuadas. Pero para eso esta Comisiones Obreras, para ser palanca de cambio, poner encima de la mesa el debate y denunciar aquellas situaciones que nos parezcan injustas.
—La provincia de Jaén quizá sea la que más planes estratégicos tiene de todo el Estado, ¿pero para qué sirven?
—Principalmente para realizar una radiografía de la situación de un territorio y proyectar su futuro. Generalmente no deja de ser una declaración de buenas intenciones y aquí lo que cuentan son los hechos. Vemos como muchas partidas presupuestarias ni se ejecutan, a pesar de que estemos desconectados por ferrocarril o por carretera. Nosotros vamos a dejar atrás la gramática y vamos a actuar en estos cuatro años.
—Está recién llegado al cargo, pero lleva mucho tiempo como sindicalista. ¿Qué Comisiones Obreras vamos a ver a partir de ahora?
—Nuestro congreso no solo sirvió para elegir a la nueva ejecutiva, sino para plasmar nuestra declaración de intenciones. Las cifras están ahí, en poco más de tres meses, se han afiliado más de 400 trabajadores. Nosotros reivindicamos un sindicalismo de cercanías y he sido el primero en animar a las distintas federaciones para que así lo hagan, incluso en aquellas empresas en las que no hay representación sindical. Queremos que sepan estos trabajadores que tienen un sindicato detrás, que nos pongan cara y que sepan que ante cualquier desigualdad o vulneración de sus derechos nos tienen a nosotros. No solo vamos a estar cerca de los trabajadores, sino también de la propia sociedad, como estamos haciendo ahora en Linares o lo hicimos en La Carolina. Y es que de que nos vale mejorar un convenio colectivo si luego no tengo acceso a una buena sanidad pública o no tengo los mismos derechos que un ciudadano de Madrid. El reto de esta nueva dirección es acabar con las desigualdades
—¿Debe temer el poder a la nueva CC OO de Jaén?
—Nos temen y no de ahora, sino desde siempre. Afortunadamente no somos correa de transmisión de ningún partido político. Lo mejor que hicimos en la Transición fue despegarnos de unas siglas políticas, entendiendo que nosotros somos un sindicato plural, en el que tenemos afiliados de todas las ideologías habidas y por haber. Nosotros estaremos dónde estén los intereses de los trabajadores, independientemente de que sean de izquierdas, de derechas o de centro.
Nosotros reivindicamos un sindicalismo de cercanías y he sido el primero en animar a las distintas federaciones para que así lo hagan
—¿Por qué han dado el paso al frente en Linares con la convocatoria de la manifestación?
—Como responsable de Empleo en el sindicato, he analizado en profundidad, durante los últimos cuatro años, los datos de Linares y su comarca y he de decir que su situación es dramática. Ya en 2015 hicimos una manifestación en La Carolina por el mismo objetivo y fue un éxito, fueron más de dos mil personas de una población de quince mil. En este caso, el detonante, la chispa ha sido el tema de Aeroepoxy. Es la gota que clama al cielo. No podemos callarnos ante esta situación no solo de esta empresa, sino de la propia ciudad y su comarca. Hemos dado un golpe en la mesa pero no queremos que sea unitario, sino que estemos todos reivindicando con el mismo objetivo que no es otro que el empleo. Sabemos que hay solución porque la ventaja de estar en un sindicato confederal es que hablas con otros compañeros de otras provincias en las que se está actuando.
La situación de Linares y su comarca es política, lo que ocurre es que no interesa. Después de Santana Motor no ha habido un sustituto natural, como sí lo hubo con las minas. Esta zona no tiene campo, por lo que sin industria u otra alternativas no se puede mantener solo con el sector servicios, que aporta dos de cada tres contratos con sueldos que no llegan, en la mayoría de los casos a los 600 euros. Por eso damos el paso y porque vemos, además, que existe discriminación en relación con otras comarcas, por los que sí se apuesta.
Linares y su comarca tienen solución, lo que ocurre es que no hay voluntad política para encontrarla
—¿Cuál es la verdadera solución?
—Un plan especial, como el que tienen otras zonas, como Cáceres o Badajoz, en las que se ha reducido la tasa de paro. ¿Y cómo se hace? se preguntará, pues, por ejemplo, aprovechando nuestro producto estrella pero para la industria agroalimentaria. No es de recibo que aquí no se fabrique ni una sola pieza de la maquinaria que utilizan nuestros olivareros. Nos gastamos cientos de millones en maquinaria que producen otros países, donde se les exige que instalen fábricas. Sin ir más lejos, en La Rioja muchas de las máquinas que emplean en la vid se fabrican allí. Eso es voluntad política. Además, debemos ser embajadores en el exterior para traer firmas que se arraiguen en la provincia.
—Habla de voluntad política. ¿No le resulta extraño que la Junta se niegue sistemáticamente a ceder los activos de Santana?
—No solo en Linares, sino también en La Carolina. Nadie lo entiende. Una de las reivindicaciones de la manifestación del día 19 será, precisamente, esa. Pedimos que cedan esos activos para que se puedan instalar empresas y así se lo hemos transmitido a las autoridades. La explicación la tendrán ellos porque nosotros no lo sabemos. Lo único que hay claro es que las tasas de desempleo actuales no se pueden soportar. Por eso, planteamos alternativas y propuestas que funcionan en otros lugares y también lo pueden hacer aquí. Insisto es necesario realizar un profundo debate y convertir nuestro producto estrella en un motor industrial.
—También resulta cuanto menos extraño que nadie se sonroje con las tasas de paro que sufre la provincia, algo inconcebible en otros países.
—El gran triunfo del neoliberalismo es evitar que el ciudadano reivindique, que salga a la calle a protestar, que se queje... Aquí lo han conseguido, con políticas clientelistas: yo te doy una parte de la subvención pero me votas y no te quejes. En su momento pudo valer, pero ahora no, porque sus hijos se están marchando. Nosotros tenemos claro que debemos cambiar ese modelo para no convertirnos en ciudadanos de laboratorio y toda esa indignación que llevamos dentro salga. No podemos seguir así.
—¿Cómo se acaba con ese 'clientelismo'?
—Concienciando al ciudadano para que no se resigne porque siempre el perdedor será el pueblo. Tenemos que luchar ante una realidad innegable que es que nuestra provincia está a la cola en todo. Hay soluciones, hay propuestas para salir adelante. Lo he dicho antes, tenemos un producto estrella que hay que vincular a la fabricación de maquinaria. Hicimos un informe profundo sobre esto que demostraba que se podía generar empleo con esta alternativa porque somos consumidores de maquinaria. Y ese dinero que viene podría emplearse para otras cosas que no fueran comprarnos un apartamento en la playa o un todoterreno de doce millones. Debía controlarse ese dinero que llega de Europa para que fuera para la generación de empleo de calidad y crear un entorno industrial, como ocurre en Francia, por ejemplo. Muchas veces esos fondos dónde han ido aquí. Esa es la pregunta.
El gran triunfo del neoliberalismo es evitar que el ciudadano reivindique, que se queje y aquí lo han conseguido
—¿Jaén necesita una 'revolución' de la clase trabajadora?
—Necesita una combinación entre negociación y movilización. Si no nos movilizamos nos seguiremos hundiendo. Hay ejemplos suficientes en los que esta combinación ha dado resultado, como es el caso de Portugal, donde han reducido el paro y han aumentado sus exportaciones. Tenemos que llamar la atención para que haya una discriminación positiva, tanto económica como social. En caso contrario, seguiremos instalados en el pesimismo, el derrotismo y la desesperanza. Queremos cambiar el paso y llamar la atención, como vamos hacer en Linares con esa gran manifestación.
—¿Cuál cree que es la percepción que tienen los ciudadanos de los sindicatos?
—Han intentado que suframos una crisis de identidad, pero no lo han conseguido. Comisiones Obreras tiene en el Estado 1.200.000 personas que pagan una cuota de 11,50 todos los meses, mucho más alta que todos los partidos políticos. Eso es porque los trabajadores confían en nosotros. No hay que olvidar que hay más de dos mil sindicatos legalizados en España, muchos de ellos corporativos que esconden la derechización del sindicalismo, ya que solo se preocupan del qué hay de lo mío. Somos un sindicato mayoritario que mantiene los niveles de afiliación, algo que muy pocos partidos políticos pueden decir. Somos una china en el zapato para muchos.
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