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El abrazo jiennense a los guardianes de la Tierra

Por Esperanza Calzado - Noviembre 06, 2025
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El abrazo jiennense a los guardianes de la Tierra
Imagen de archivo de uno de los viajes de Carlos y Laura, integrantes de la comunidad Amorawa.

Carlos y Laura, de la comunidad Amorawa, han viajado desde Jaén hasta la aldea Huni Kuin “Me Nia Ibu Isaka”, en la Amazonía peruana, en una campaña solidaria

Mientras unos dejaban flores en las lápidas de sus seres queridos, dos jienneses ultimaban los detalles de un viaje que marcará parte de su vida. Carlos Villalón y su compañera Laura, miembros de la comunidad Amorawa, emprendieron un viaje largo y consciente hacia la aldea Huni Kuin "Me Nia Ibu Isaka", en la selva peruana. Allí los esperan los guardianes del bosque, los Huni Kuin, un pueblo que vive en comunión con la naturaleza y que desde generaciones resguarda el conocimiento de las plantas y el equilibrio con la Tierra.

El viaje nace de un gesto sencillo. Ha sido gracias a una colecta solidaria impulsada desde Jaén para apoyar a esta comunidad indígena en sus necesidades cotidianas y en la preservación de su modo de vida. Desde hace meses, Amorawa ha convocado a personas sensibles y comprometidas a sumar su granito de arena en esta causa, convencidos de que el bienestar de la selva es también el bienestar del planeta.

Antes de partir, Carlos habla de la importancia de aprender del ejemplo de los pueblos originarios. "No vamos a enseñar nada, vamos a escuchar", dice con humildad. Laura lo resume con una frase breve: "Ellos son los guardianes de la vida, y nosotros queremos honrar eso". Su viaje no es turístico ni asistencialista, sino una forma de agradecer y de tender puentes entre culturas que comparten el mismo anhelo de cuidar la Tierra.

La comunidad Huni Kuin vive rodeada de selva, en un equilibrio delicado que depende del respeto a los ritmos naturales. Su existencia se apoya en los recursos que el bosque les ofrece y en un legado espiritual transmitido por los mayores. La colecta impulsada desde Jaén busca contribuir a mejorar las condiciones de vida de la aldea y fortalecer los proyectos comunitarios que mantienen viva esa sabiduría.

Desde la distancia, quienes colaboran con Amorawa siguen el viaje con emoción. No se trata solo de enviar apoyo económico, sino de sostener una intención compartida: proteger, aprender, agradecer. En un tiempo en que la Tierra pide auxilio, el gesto de Carlos y Laura recuerda que la solidaridad también puede tener raíces, olor a tierra húmeda y acento jiennense.

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