Domingo de deporte y convivencia con 465 metros de desnivel
Cristóbal Ortigosa y Gema Gómez coronan la dura pero incomparable XIX edición de la Subida al Quiebrajano, con más de medio millar de participantes
Cualquier runner que medio entrene con regularidad tiene en un móvil descargada la aplicación de Strava. Es el verbo sueco que significa "esforzarse" y la empresa la califica como una comunidad para atletas, una red social para los que se dedican a correr, nadar o montar en bicicleta. Muchos de los que este domingo se aventuraron a recorrer los 13,6 kilómetros de la Subida al Quiebrajano compartieron sus tiempos en una aplicación en la que queda registrada la ruta y, en este caso, los más de 465 metros positivos de desnivel.
La cita deportiva no está hecha para principiantes. No puede uno apuntarse por inscribirse y acudir a probar suerte. No, es una locura. Para correr la Subida al Pantano del Quiebrajano hay que estar preparado, se debe haber entrenado. Lo sabe bien el Club de Atletismo Quiebrajano, organizador de una prueba a la que no le falta un detalle para llevar en volandas a los corredores.
Cristóbal Ortigosa, en la categoría masculina, con un tiempo de 00:49:23, y Gema Gómez, en femenina y marcando 01:01:33, fueron los ganadores de la XIX Subida al Quiebrajano. Ellos coronaron un circuito espectacular para una prueba con mucha solera y que no terminó todo el mundo.
En un principio eran 526 los inscritos, 459 hombres y 67 mujeres. Finalmente, terminaron la competición 434 valientes, entre ellos 56 mujeres.
Más allá de los tiempos, las pulsaciones, la cadencia, la resistencia y el resultado final, la de ayer fue una jornada de convivencia con un denominador común, el deporte. Todo gracias a una impecable organización que cuida al máximo al corredor. Desde las ocho de la mañana, los autobuses aguardaban las zancadas de los aspirantes en La Salobreja.
Algunos solos, otros acompañados por familiares, conversaban sin conocerse. ¿La has hecho alguna vez? ¿Es muy dura? ¿De dónde vienes? ¿Qué tiempo quieres hacer? Son las preguntas que se suceden previas a una carrera en la que participan prácticamente todos los clubes deportivos de la provincia. Y al coronar el Quiebrajano, melón, bebida recuperadora, bocadillo, caramelos y mucha, mucha, mucha deportividad.
Atrás queda la fatiga y los kilómetros de desnivel que pesan en las piernas. Olvidados quedan los dos kilómetros y medio iniciales, con un desnivel positivo de 80 metros y que minan la moral del que se estrena en la prueba; lejos queda ese 'arreón' final de la Cuesta de Felipe y un kilómetro y medio final de vértigo. Solo prevalece la alegría y el 'subidón' de haberlo hecho. La mente ya está depositada en la próxima cita. Nos vemos en el veinte aniversario.
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