Cerrar Buscador

La casa del pintor Serrano Cuesta en La Alcantarilla

Por Javier Cano - Junio 29, 2025
Compartir en X @JavierC91311858
La casa del pintor Serrano Cuesta en La Alcantarilla
Casa donde vivió y de la que salió, para no volver, el gran Serrano Cuesta. Foto: Archivo de Javier Cano.

El gran pintor escañolense se afincó en la capital de la provincia y, de forma inesperada, enfermó de muerte en el número 20 de la histórica calle, en 1963

Hoy domingo estas páginas digitales fijan su mirada en pleno siglo XX y en un artista del pincel: Manuel Serrano Cuesta. Un escañolense de 1916 que terminó dando clase en la ciudad del Lagarto y, tras afincarse primero en Adarves Bajos, acabó sus días en el número 20 de Pilar de la Imprenta, la calle del Cuartelillo (y de Coello). 

Inmenso paisajista, retratista soberbio y (según los testimonios recabados) una bellísima persona, el 29 de mayo de 1963 cerraba sus ojos para siempre, tras expirar en una habitación del hospital; poco después recibía sepultura en un nicho de la sección decimocuarta del viejo cementerio de San Eufrasio, donde continúan sus restos.

"Era un hombre muy fuerte, nunca estuvo malo, pero al año de estar en Jaén le dio un dolor de vesícula muy grande y el médico del instituto, Fernández Amigo, le dijo que eso solo tenía operación y que era facilísima: '¡En una semana estás en tu casa!', recuerda María Dolores Serrano Guirao, tercera hija del matrimonio formado por el pintor y la fuensanteña Filomena Guirao Lara, fallecida en 2004.

"Mi padre dijo que sí, pero que quería buscar una fecha para operarse sin perder clases, y se operó el Miércoles de Ceniza. Lo intervino un médico que había venido nuevo a Jaén, don Alejandro Varales, que traía una técnica nueva que no necesitaba drenaje. Se lo hizo y a la semana, cuando esperábamos que mejorara, no mejoraba: empeoraba, a pesar de que el médico decía que la operación había salido muy bien, que no se lo explicaba".

Sesenta y dos años después de aquel aciago día, y aunque da nombre a una calle cercana al Bulevar, en el número 20 de Pilar de la Imprenta ninguna placa conmemorativa recuerda que, allí, los ojos de uno de los creadores más excelentes que ha dado el mar de olivos depositó su última mirada doméstica, disfrutó por última vez de su preciada intimidad.

He visto un error

Únete a nuestro boletín

COMENTARIOS


COMENTA CON FACEBOOK