Juan Antonio Cano, un alma grande en Chiclana de Segura
El agricultor del municipio dedica varias horas al día a hacer la compra y surtir de medicamentos a los mayores e impedidos de su pueblo desde que se decretó el aislamiento
En su poema Seísmo, el uruguayo Mario Benedetti describe la tragedia y, en medio del desastre, entre los escombros y el dolor, exalta lo que queda en pie, "la solidaridad de las columnas" lo llama el gran poeta. Sí, almas hay en el mundo que, con vocación de columna, a la hora del trance se mantienen erguidas y hacen que, para muchos, seguir adelante no sea solo mas fácil, sino también deseable.
Una de esas almas grandes y sencillas amanece cada día en la hermosa Chiclana de Segura, donde vio la luz en 1966 y, después de una vida de trabajo en la hostelería, regresó en 2001 para respirar el aire de su patria chica y trabajar la tierra; bueno, para eso y para mucho más. Se llama Juan Antonio Cano Resa y desde que la pandemia de coronavirus desplegó sus garras, lo tuvo claro: "Me ofrecí al Ayuntamiento, yo sé que en mi pueblo hay mucha gente mayor que está sola y que no iba a poder salir ni aguantar colas; por eso lo hago", aclara el chiclanero.
Sí, fue empezar el problemón y Cano, puso a disposición de la gente de su pueblo con menos posibilidades para desplazarse sus dos números de teléfono. De diez de la mañana a una de la tarde puedan contar con él para hacerles la compra o surtirlos de medicamentos; así es este hombre, no hay que buscarle otras razones a lo que hace, aunque confiesa que, una vez, la vida le golpeó fuerte y se sintió arropado por Chiclana: ahí lo deja.
Porque lo que es beneficio, no obtiene más que la satisfacción personal de saberse útil a sus paisanos, a sus vecinos, a los que día a día intenta hacerle más llevadero esto de vivir encerrados entre cuatro paredes, bombardeados de noticias malas y con la esperanza al borde de la desesperación:
"Aprovecho la mañana, me voy a mi campo a trabajar y cuando me llaman, lo dejo todo y voy a hacerles las compras, ya está". ¡Ya está, dice, como si fuera lo habitual! Esto es lo bueno de la gente grande, que no le da importancia a su grandeza. "Hoy, por ejemplo, he hecho cuatro compras, otros días dos, otros días ocho. A la gente mayor la conciencio para que no llamen y compren solo una cosa, hay que agrupar las compras", asegura, y apostilla: "Colaboran bastante".
Cano ha encontrado eco a su filantropía y dispone de un coche cedido por el Ayuntamiento chiclanero para agilizar y optimizar su generosa tarea, que desarrolla "siguiendo todos los protocolos de sanidad": "Llevo mascarilla y guantes y guardo la distancia de seguridad; si voy a la farmacia o a las tiendas, me lavo con gel y en cuanto llego a casa, a la ducha". Todo en orden, como tiene que ser.
Padre de tres hijos, no le basta con sacarlos adelante, trabajar a fuerza de sudor sus olivos en alta (con lo que eso implica) y protegerse a sí mismo del Covid-19, no: "Me he ofrecido también a la residencia del pueblo, hablé con la psicóloga y con la directora, por si puedo ayudar en algo". Incansable, se lleva cada noche a los territorios de su almohada una conciencia tranquila, no: lo siguiente. Y es que eso de dormir sabiendo que cuenta con la gratitud de su pueblo, debe de ser el mejor de los somníferos.
"De todo lo malo creo que se puede sacar algo bueno, por desgracia, con esto del coronavirus nos vamos a dar cuenta de lo que es la actitud humana", concluye Cano Resa, comprometido también con Chiclana como concejal de su Ayuntamiento. Benedetti puede que lo escribiera con otro estilo, incluso hasta con más belleza, pero no con más poesía.
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