El clásico del fútbol jiennense rebaja nivel, pero no expectación
La afición azulilla afronta el partido ante el Real Jaén como si de una final se tratará para seguir soñando con la promoción de ascenso a Segunda B
El Linares y el Real Jaén se miden mañana, a partir de las cinco de la tarde, en el Municipal de Linarejos. Se renuevan los protagonistas, se rebaja también el nivel, ambos compiten en Tercera División, pero nunca la pasión ni la expectación. Esta pervive en una rivalidad que se confunde con aspectos sociales, políticos y económicos, que enfrenta a dos ciudades tan antagónicas como similares, y que toca la fibra de ambas hichadas. La azulilla no faltará a su cita. Pese a la irregular temporada del Linares, la afición es consciente de que quizá el último tren para jugar la promoción de ascenso a Segunda B pasa de manera inexorable por ganar al eterno rival, enredado, una vez más, en su propia crisis institucional y deportiva.
Mucho ha llovido del último clásico jiennense de Tercera División en Linarejos. Fue en la jornada decimosexta de la temporada 86/87. Los azulillos, que acabaron campeones y con el pasaporte a la División de Bronce, vencieron por tres goles a dos. No le fue tan bien al Linares en el partido de la primera vuelta, en el que cayó derrotado sin paliativos en La Victoria por dos goles a cero que pudieron ser más si no es por la sensacional actuación de Robador. Ya se han vendido de manera anticipada más de 1.500 entradas y el club presidido por Jesús Medina ha repartido otras 2.500 entre los escolares de la ciudad, por lo que el ambiente está garantizado. El técnico malagueño del Linares, Jaime Molina, confía en que el apoyo de los seguidores sea un estímulo añadido para sus hombres con el fin de conseguir el objetivo.
INTERÉS POR TORRES
Por otro lado, en las últimas horas se ha conocido el interés del Real Jaén por hacerse con los servicios del extécnico azulillo Antonio José García, "Torres", actualmente entrenador del CD Torreperogil, líder del Grupo II de División de Honor autonómica. La dimisión de Salva Ballesta vuelve abrir las puertas de la entidad blanca al preparador linarense. Sin embargo, Torres ha demostrado en sus círculos más íntimos que es un entrenador de "palabra", como a él mismo le gusta calificarse y esta cuestión le ha frenado en seco.
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