La Covid-19 en Jaén: La historia de un tsunami con tres olas
Dudas, incertidumbres, ansiedad, investigaciones y puertas abiertas a la esperanza llenan el primer aniversario de la declaración del estado de alarma
Javier Durán Zamora es investigador nacido en Jaén. Vive a caballo entre Reino Unido y España, donde trabaja como docente para el Ministerio de Educación. Durante su primer confinamiento en Bath, donde tiene su residencia, escribió el libro Coronavirus - Vincit Omnia Veritas, publicado por la editorial británica McGraw-Hill. En él relata todas incógnitas sobre los antecedentes y orígenes del virus SARS-CoV-2.
El jiennense explica a este periódico que ha llevado a cabo un minucioso estudio de investigación desde una perspectiva histórico-social y basado en más de 500 artículos científicos, periodísticos y de diversa índole en más de 15 idiomas. "Se presentan datos que podrían venir a corroborar que el virus había estado circulando por China y por el resto del mundo muchos meses antes de lo que se estimaba", confirma. También se plantea la hipótesis de que pudo, incluso, no haber surgido en China sino en Malasia como demuestran una serie de acontecimientos en agosto de 2019. Sus interrogantes son los de tantos y tantos ciudadanos que hoy recuerdan ese primer día de calles vacías.
Se cumple el primer aniversario de la activación del estado de alarma, el encierro domiciliario y, en el caso de Jaén, de la primera muerte asociada al coronavirus. Ocurrió en el Hospital Alto Guadalquivir de Andújar. Era un hombre de 89 años, con patologías previas. El total de casos en Andalucía ese 14 de marzo era de 376 y cinco fallecimientos en la comunidad, uno de ellos en Andújar. En Jaén los contagios ya se elevaban a 38. Pero antes de eso, el país se paralizó.
Hoy, 365 días y tres olas después 29.552 jiennenses ya están inmunizados ante un virus que no para de mutar. Más de 41.000 residentes en la provincia se han infectado a lo largo de este tiempo, de los que 3.896 han tenido que pasar por el hospital; 345 por las unidades de cuidados intensivos. 885 no pueden recordar ese 14 de marzo de 2020 donde las calles de Jaén se transformaron en una película de miedo. Por el contrario, 32.991 han superado una enfermedad que cala física y psicológicamente.
Mónica Hernández y Miguel Rodríguez también son investigadores. Pertenecen al grupo de Psicofisiología Clínica (HUM-338) de la Universidad de Jaén. Lideraron, durante la primavera pasada, una investigación acerca del impacto del confinamiento sobre la salud mental de los estudiantes. En este proyecto, titulado ‘Inflexibilidad psicológica y síntomas de salud mental durante el confinamiento por Covid-19 en España: un estudio longitudinal’ que ha sido recientemente publicado en la revista Journal of Contextual Behavioral Science, participó también el profesor de la Universidad de Vermont Antonio Cepeda Benito y la estudiante del máster en Psicología General Sanitaria Pilar Díaz Pavón.
“Supuso un situación inesperada y estresante para la mayoría de las personas y, en particular, para los estudiantes universitarios, que vieron alterada su vida de un día para otro”, explica la profesora Hernández. Los investigadores del proyecto partieron de la idea de que el grado de inflexibilidad psicológica de los estudiantes influiría en la evolución de los síntomas de salud mental a lo largo de los dos meses de estricto confinamiento. Para contrastar esta idea tomaron medidas de inflexibilidad psicológica y de síntomas de salud mental en tres ocasiones, a través de unos cuestionarios online que se administraron a 260 estudiantes de entre 18 y 25 años, siendo casi la totalidad de la Universidad de Jaén: en la primera semana de confinamiento, al mes y a los dos meses, coincidiendo con el inicio de la ‘desescalada’.
Los resultados mostraron un claro incremento de los síntomas de salud mental a lo largo del confinamiento. La inflexibilidad también se incrementó en este periodo, pero en menor medida, y permitió predecir el agravamiento de la sintomatología en este periodo.
Los efectos sanitarios de esta pandemia se estudiarán y serán visibles durante muchos años. El perfil de prescripción ha experimentado importantes cambios como consecuencia del propio virus, del confinamiento y del cambio en los hábitos de vida asociados. "Los datos analizados reflejan que el uso de medicamentos analgésicos, para el sistema respiratorio y nervioso, se incrementó en 2020 de manera significativa durante la primera fase de confinamiento al inicio de la pandemia, además otros fármacos relacionados con la Covid-19 también sufrieron importantes cambios”, informa el presidente del Colegio de Enfermería, Juan Pedro Rísquez Madridejos.
Destaca, por encima del resto, un incremento en el uso de medicamentos para el sistema nervioso – para patologías como ansiedad, depresión o trastorno del sueño - de más del doble respecto a 2019, con un 4,8% de aumento en 2020 frente al año anterior con apenas un 2%, reflejo de la crisis sanitaria y económica que atravesamos. Es de subrayar que durante el primer confinamiento se llegó a aumentos de entre un 10 y 15%, reflejo del impacto emocional que tuvo la Covid-19 tanto en la población general, como en los pacientes afectados o los propios profesionales sanitarios. El incremento anual en el grupo específico de medicamentos ansiolíticos, fue de más del 5%, y el de los sedantes más de 4%, comparando datos de 2020 y 2019.
Números y porcentajes que caracterizan un año que puede ser analizados desde un sinfín de prismas. La historia cambió el 14 de marzo de 2020. Los balcones se llenaron de aplausos y los hospitales se vaciaron de medidas de protección para los sanitarios. De la unidad de los primeros días se ha pasado a la pelea política. A las puertas de Semana Santa y con el temor de una cuarta ola, la vacuna es la única esperanza.
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