'CRECE', CONTRA LA SOLEDAD NO DESEADA DE LOS JÓVENES
Cruz Roja implanta un programa para ayudar a personas en dificultades; una de las educadoras sociales y una migrante universitaria valoran el impacto del proyecto
Ser joven. Es decir, ansias de libertad. Y sin embargo estar en condiciones adversas y sentirse solo. Por falta de recursos, por migrar o por algo tan sencillo como ser diferente. La soledad no deseada también afecta a la juventud, y Cruz Roja trabaja en un programa experimental denominado 'Crece', extrapolable también a las mujeres y a los mayores en riesgo de exclusión. Más de un centenar de jóvenes son atendidos en los talleres de la organización desde el polígono de El Valle, en la capital.
Amy —nombre ficticio para proteger su identidad— tiene 28 años, es de Tetuán (Marruecos) y llegó a Jaén en noviembre del año pasado para estudiar un máster en Biotecnología y Biomedicina. Dice que está contenta con el posgrado, aunque al no dominar al cien por cien el idioma le cuesta seguir el ritmo.
Migrante que ya había estado anteriormente en España y que puede cambiar de ciudad, la joven supo de 'Crece' a partir de una amiga. "Ella me habló de unas las monitoras del proyecto sobre la soledad no deseada. Y quise formar parte. Me parece una gran idea", expresa Amy en declaraciones a Lacontradejaén.
La monitora en cuestión es Belén Cano Ortega, tosiriana nacida en 1996. Ella y Elena Canovas (Orihuela, Alicante, 1997) son las educadoras sociales que trabajan en la iniciativa. "Las intervenciones son individuales y colectivas. Hay gente que demanda más el contacto físico, y también tenemos talleres grupales y jornadas de convivencia. Potenciamos la idea de comunidad", desgrana Cano, que recibe a este periódico en su despacho.
Los jóvenes a los que están atendiendo tienen un arco de edad entre los 16 y los 30 años. Definir un perfil es complejo, pues llegan chicos y chicas de diferentes nacionalidades y con historias a la espalda que no admiten la homogeneización. Sí hay un común denominador: se sienten —están— solos. "Nosotras ponemos a la persona en el centro y le damos recursos para que se empodere", apunta Belén Cano.
Insiste la educadora social en el término "desinstitucionalización", prevenir la dependencia de las administraciones. "Trabajamos con mujeres que han sufrido maltrato; con personas con problemas de salud mental porque vienen de la calle, y con menores extutelados", describe. "Y nos llama la atención que no hay características rígidas en la soledad no deseada, porque igual que hay gente que arrastra problemas familiares, otra tiene un entorno seguro económica y emocionalmente y también se siente sola", dice.
EMPATÍA E INTERCAMBIO EN LOS TALLERES
A los talleres de Cruz Roja llegan jóvenes que han recibido ayuda de la Fundación Don Bosco, Poblado Mundo y Cáritas, entre otras organizaciones. El choque de culturas es saludado sin prejuicios, de acuerdo con la experiencia de Amy. "La mayoría de mis compañeros son latinoamericanos, pero también hay personas de Nigeria o compatriotas de Marruecos", señala.
Ella reconoce que el obstáculo que enfrenta y que la empuja al aislamiento es el idioma y, en definitiva, el cambio cultural. "Hay una gran diferencia entre las religiones, por ejemplo. Yo soy musulmana y la visión del cristianismo es diferente: Alá no tiene hijos y Jesús es el de Dios", ejemplifica acerca de las diferentes cosmovisiones.
De los encuentros en grupo —suelen ser semanales y a veces hay jornadas de convivencia y actividades deportivas— destaca "la importancia de convivir y compartir", así como la empatía. "Cuando llegué a Jaén me sentía sola, pero al incorporarme al proyecto conocí a mucha gente y el sentimiento ha cambiado", valora y agradece "el apoyo necesario" de las dos monitoras en dinámicas que principalmente implican hablar de miedos y debilidades.
"Mi compañera Lorena me contó el comentario de un hombre que dijo: 'Cuando regresa a la casa a las siete de la tarde, cierras la puerta y se apaga la luz, ¿en qué piensas?'. Y en el encuentro todos callaron al escucharlo", relata.
LA EMPLEABILIDAD PARA SALIR ADELANTE
Belén Cano puntualiza que de la iniciativa entran y salen participantes, y uno de los motivos es tan pragmático como que encuentran un trabajo... y se van de Jaén. "Aquí es complicado, no hay mucha oferta de empleo, aunque no sé si es porque me falta experiencia", cuenta Amy, que vive uno de los caballos de batalla de la provincia, la tasa de paro juvenil.
"Desde luego el empleo es clave", tercia la educadora social y razona más allá del aspecto puramente económico: "Al final donde más te relacionas con los demás es en el trabajo. El empleo dignifica. Y por eso en ocasiones el impacto de soledad abruma a algunas personas cuando se jubilan".
Cruz Roja propició la inserción laboral de cerca de 900 personas en 2023, según datos procedentes de la memoria anual, en el marco de una cobertura que alcanzó a 39.000 personas de 83 de los 97 municipios de la provincia. La organización atendió a más de 5.400 parados e intervino con 2.920 menores y jóvenes focalizando el trabajo en la creación de "entornos seguros y protectores", al tiempo que apoyó procesos de acogimiento familiar.
'Crece' empezó hace un año. Aparte de las acciones en grupo, el boca a boca y las redes sociales ayudan a llegar a más personas. "La verdad es que cuando vivía en Marruecos nunca pensé en la soledad no deseada", confiesa Amy acerca de una realidad que ya mata más que el tabaco y la obesidad.
"Yo creo que todos nos hemos sentido solos alguna vez, y quien diga lo contrario, miente. Hay quien no lo admite hasta que se analiza a fondo", interprete Belén Cano, convencida de la necesidad de un proyecto "muy interesante" centrado en algo que todavía es "un tabú". 'Crece' necesita tiempo. "Hay que romper los estereotipos de los jóvenes y darles voz", concluye la trabajadora de Cruz Roja.
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