La importancia de la cultura en la pandemia
Todos nos hemos beneficiado de La Cultura más que nunca en los días que hemos estado confinados. Nunca habíamos leído más libros, más poesía, nunca habíamos escuchado más música, visto más películas series, obras de teatro, óperas, documentales, videojuegos y demás.
Nunca habíamos hablado tanto por teléfono o videoconferencia, nunca se nos había pasado por la cabeza la enorme importancia de saber utilizar las nuevas tecnologías ni de estar tan pegados a las redes sociales. Hemos aprendido a utilizar Zoom, Meet, Skype, Facetime, etc., a una velocidad enorme, sí, enorme para muchas personas no familiarizadas con las aplicaciones móviles.
Pero, sobre todo, hemos utilizado La Cultura para pasar mejor el tiempo en nuestras casas, a compartir nuestros conocimientos con los que conviven con nosotros (y viceversa), para seguir formándonos, para descubrir otros modos de vida, otras opiniones, para "viajar" por mundos virtuales con el pensamiento, para valorar a nuestra familia, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, políticos.
Hemos utilizado La Cultura para pensar qué haríamos después de esta imposición por algo que nos parecía que nunca nos iba a pasar a nosotros, hemos intentado ser más creativos, más tolerantes, más empáticos, a aprender a escuchar a nuestro entorno, a intentar ser más realistas y no tomarnos la vida como una competición, sino como algo que hay que disfrutar cada minuto.
La Cultura ha sido (y seguirá siendo) algo demasiado importante como para que algunos sectores de la sociedad, con poder de influenciarnos, no reconozcan su enorme contribución e importancia en nuestro tiempo, ese tiempo tan preciado que debemos saber valorar.
La Cultura, además, tiene un componente económico muy significativo en nuestro país. De La Cultura viven muchos miles de personas y familias, su contribución al PIB es lo suficientemente relevante como para no despreciarla, más bien al contrario. Y ahora más que nunca necesita nuestro total apoyo.
La Cultura es parte esencial en nuestro mundo, es transmisora de nuestras costumbres, de nuestras tradiciones, de lo que somos y necesitamos seguir siendo.
Cuando la situación se normalice, no dejemos de ir al cine (para mí, el embrujo y la magia de la pantalla grande son únicos), no dejemos de leer, de escuchar música o de seguir aprendiendo a utilizar las nuevas tecnologías.
La Cultura la tendremos siempre ahí, ávida de enseñarnos toda su Sabiduría, sus conocimientos y, para eso, también necesitamos (¡Por supuesto!), invertir mucho más en Educación, para que nuestra Cultura siga deleitándonos y enriqueciéndonos, y poder afrontar mucho mejor, situaciones como las vividas recientemente, que, mucho me temo, pueden repetirse.
Texto de SECOT Jaén
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