A solamente un lustro de cumplir el primer centenario de vida

La villariega Carmen Anguita Hernández sopla las noventa y cinco velas de su tarta de cumpleaños con todas las ganas del mundo de seguir sumando cifras a su DNI

Un "espíritu joven". Así define su amiga y paisana Mari Carmen Vela a Carmen Anguita Hernández (Los Villares, 1930), que acaba de alcanzar nada más y nada menos que noventa y cinco años de existencia pero eso sí, plena de ganas de vivir. 

Lúcida, locuaz y positiva a rabiar, la cumpleañera pasó una jornada de lo más entrañable con los suyos y (todo hay que decirlo) disfrutando de una taza de chocolate y una porción de pastel; y es que a esta villariega casi centenaria, eso de haber alcanzado la edad a la que la sal pierde su sabor parece no afectarle, y sal o azúcar (un día es un día) le sientan de lo lindo. 

Enamorada de su pueblo, nunca ha vivido fuera del municipio del mimbre a la que su familia adora, cuida, mima... "Estoy contenta de haber llegado a esta edad, porque gracias a Dios estoy muy bien, duermo bien, como bien, ¿qué más puedo pedirle al Señor? Vivo sola, mi hija y mi nuera vienen y me averiguan las cosas. Mi hijo también viene todos los días, me ponen la comida...", explicaba a este periódioco hace nada menos, y sentenciaba: Lo que hago es darle briega a mis hijos, ¡como ya estoy vieja!". No quiere molestar. Y no lo hace.

Única nena en un hogar de seis varones, llegó al mundo en un hogar labrador pero en el que la cultura pesaba, vaya si pesaba, aunque solo fuera en su cuota más básica: 

"Fui a la escuela con doña Pilar Crespo, que era mi maestra. Me enseñó a leer y escribir, que es lo que yo sé", en sus propias palabras.

Viuda de Miguel Muñoz y madre de dos hijos, es abuela, bisabuela y una vecina de esas que hacen la vida agradable; tan agradable como los días de campo que tanto le gustan, en su casa de Riofrío. En cuestión de un lustro, soplará cien velas. Y que los lectores de Lacontradejaén lo vean.