"No podemos ser imparciales con la despoblación, sino beligerantes"
Jaén pierde población. No es un augurio -que también- sino una realidad cruda y palpable desde hace años, décadas. Lo saben bien 'los de pueblo, pueblo' como el protagonista del zoom de hoy. Nacido en Iznatoraf, Ginés Donaire lleva la friolera de tres décadas dedicándose a lo que en el mundo periodístico llamamos ser cronistas de la realidad.
Le ha llegado el momento de dejar de ser objetivo. Toca ser imparcial en lo que verdaderamente importa. Así nace Alma de Pueblos, una ventana desde Jaén para el reto demográfico. Compagina esta aventura periodística digital con sus piezas en El País. Pero este domingo se coloca al otro lado de la cámara para mostrar su cara más beligerante contra la despoblación.
—¿Por qué Alma de Pueblos?
—Aunque parezca que es lo más fácil de un proyecto, en este caso elegir el nombre ha sido lo más complicado y nos ha llevado tres y cuatro meses. Los dominios de internet con los términos alma y pueblos estaban ocupados tanto en España como en Latinoamérica y eso lo ha dificultado todo. Nuestro nombre primitivo era Pueblos con Alma pero tuvimos que desistir. Independientemente, el nombre da a entender de qué va este medio, que busca poner en valor los pueblos pero teniendo en cuenta que su verdadera alma es su gente. Por eso, cuando se habla de la España Vaciada me rebelo contra el término porque soy de la opinión de que hay que hablar de la España de las oportunidades y de los proyectos vivos. Y eso es lo que queremos en este periódico digital.
—¿Cómo nace la idea? ¿Fue de la noche a la mañana? Una aventura digital para alguien que prácticamente desde siempre ha hecho periodismo 'en papel'.
—Aunque pueda parecer precipitado y de la noche a la mañana, lo cierto es que llevaba tiempo con la idea en la cabeza. Porque al final, los que somos de pueblo, como yo que nací en Iznatoraf, y vemos cómo languidecen, van muriendo y caen en depresión, tenemos la obligación moral de hacer algo. Como periodistas debemos hacer algo. Y aunque pueda parecer una idea muy romántica este proyecto también me lo planteo como una oportunidad de negocio, pero os puedo asegurar que no fue el primer motivo que me llevó a lanzar el periódico. El motivo fundamental fue esa necesidad de de revertir esta tendencia demográfica tan peligrosa que vivimos en nuestra tierra.
—¿Es una aventura en solitario o acompañado?
—Lo he creado yo solo, pero con colaboradores. Aprovecho para agradecer la colaboración que hacen escritores como Andrés Ortiz Tafur o Salvador Compán. En el tema gráfico tengo el apoyo de José Manuel Pedrosa, un gran fotógrafo de esta tierra que me ha acompañado en el inicio de esta aventura. Ojalá el periódico pueda ir creciendo y pueda incorporar a más personas.
—Abordas este tema como buen conocedor de la información local.
—Con este proyecto vuelvo a mis orígenes, de alguna manera. Yo empecé haciendo información local en Diario Jaén cuando se creó la sección de Provincias. Con la información local es con la que siempre me he sentido más identificado y Jaén tiene su gran fuerza en sus 97 municipios. La gran fortaleza de la provincia radica en sus pueblos.
—¿Cuanto tiempo llevas ya dedicado al periodismo?
—Ya son más de tres décadas. Hace 32 años cuando desde la Sierra de Segura aterricé en Diario Jaén. He pasado por otros medios provinciales, el más reciente Viva Jaén. Y entre todo este paréntesis llevo desde 1999 como corresponsal de El País, donde estoy muy contento pero es verdad que no me permite prestar atención a este proyecto, ya que hay que ir 'a lo gordo'. Pero, afortunadamente, se está produciendo una tendencia en los medios de comunicación que cada vez prestan más atención al asunto del reto demográfico.
—Desde El País has elevado a Jaén al ámbito nacional.
—Sí, sobre todo en estos últimos meses. Y no ha sido por la acción política sino por la acción ciudadana y por la movilización de las plataformas. Eso nos ha situado en el mapa mediático. Creo que la decepción y el nuevo agravio que ha sufrido esta provincia con el Plan Colce ha servido para que se despierte la conciencia ciudadana de cierta rebelión y que los medios de comunicación nacionales presten una mayor atención a Jaén. Sin embargo, yo intento no sacar siempre lo negativo, sino lo positivo, que es mucho.
—¿Cómo está siendo la acogida en estos primeros meses de Alma de Pueblos?
—Nació el 1 de mayo y confiamos en que tenga larga vida. Esto es un trabajo de hormiguitas y estamos en un momento en el que la pandemia condiciona todo. Por eso hay que ser todavía prudentes pero lo cierto es que la acogida inicial ha sido muy buena. Yo lo que intento es ponerle voz a la gente que normalmente no sale en otros medios, que pasa desapercibida y hace una gran labor. Son los protagonistas y están en los pueblos, luchan porque sigan vivos y les están diciendo a los demás que en los pueblos hay oportunidades. Hablamos de pobladores, de emprendedores, de creadores... Y esa es una de las patas principales del periódico.
La otra es explicar las experiencias que se aplican en otros territorios para combatir la despoblación. Es verdad que no estamos tan mal como Soria o Teruel, pero eso no puede servinos de consuelo. La tendencia de la última década es de pérdida de 44.000 habitantes. Hay estudios demográficos que vaticinan que en los próximos 20 años podemos perder hasta 100.000. Eso sería aterrador. Algunos alcaldes me comentan que el año pasado perdieron el 10 por ciento de la población. O nos ponemos las pilas todos o estamos abocados a un gran problema, aunque también quiero infundir optimismo y no ser tan derrotista.
—¿Cómo podemos ayudar desde los medios de comunicación?
—Tenemos que guiarnos por los cánones básicos del periodismo, que son la objetividad e imparcialidad. Pero hay ciertos temas, como la violencia de género o este que nos ocupa, el reto demográfico, donde no podemos ser neutrales. Tenemos que dar un paso más y ser especialmente beligerantes. Tenemos que contar lo que se está haciendo bien pero también lo que se hace mal y tirarle de las orejas a las administraciones. Hay que recordar que casi el 70 por ciento de la población vive en el 15 por ciento del territorio nacional. El desequilibro es tremendo y los poderes públicos se dejan llevar por esa inercia de apostar por los grandes núcleos urbanos, las zonas del litoral que están en plena expansión, y están abandonando a la España de interior.
—¿Se está produciendo un cambio de tendencia en la población o las movilizaciones de las plataformas es algo pasajero?
—Hay un cambio de tendencia. Quizás no es todo lo rápido que nos gustaría a todos pero se ha creado un germen reivindicativo. Le doy todo el protagonismo a las plataformas ciudadanas, que incomodan a muchos políticos pero que son las que están provocando este cambio de mentalidad. A veces da la sensación de que hay cierto conformismo y cansancio en la población, pero es obligación de los medios de comunicación mantener vivo ese espíritu reivindicativo. No debemos limitarnos a ser cronistas de la realidad porque para contar lo oficial ya hay, valga la redundancia, muchos canales oficiales. Nuestra responsabilidad es tener un espíritu más reivindicativo.
—¿Esperas llevarte alguna sorpresa en esta nueva andadura o se puede decir que tras 32 años ya has visto de todo?
—La mejor sorpresa sería que hubiera un cambio de tendencia y que dejáramos de perder población. En el último año son 80 los municipios que han perdido habitantes. Vamos cuesta abajo y sin frenos. Por eso, la mayor sorpresa y satisfacción sería que se cambie la tendencia. Si le va bien a la provincia nos va bien a todos.
—¿Cómo te imaginas la Jaén de dentro de dos o tres décadas?
—Es difícil imaginarla. Pero la veo con pueblos que ya no existirán y, por desgracia, hay que decirlo así. Pero en su conjunto, la provincia podrá resurgir y para ello es necesario un cambio de modelo productivo. Me imagino una provincia con una diversificación agraria, donde la industria tantas veces prometida en la comarca de Linares regresa, donde la brecha digital no sea un inconveniente para trabajar... Esa es la que quiero imaginar, una provincia que aprovecha las muchas singularidades que tenemos, no solo en el olivar ni en el patrimonio de castillos, sino en muchas otras cosas.
—Tu apuesta periodística es por el largo aliento y, sin embargo, son muchos los que dicen que en esta provincia no cala, se lee poco. ¿Lo has notado?
—Es cierto que esa leyenda está en la calle pero quizás porque no ha calado suficiente el desafío tan grande que tenemos con el reto demográfico. Creo que la gente no es consciente todavía. Necesitamos recuperar el talento de la gente que se está marchando porque con incrementar la natalidad solo no es suficiente. No somos conscientes del dramatismo si seguimos perdiendo habitantes al ritmo al que lo hacemos.
—En nuestra aventura periodística, lo más difícil está siendo ser empresarios. ¿En la tuya?
—Llevo más de 30 años como periodista pero viendo los toros desde la barrera. Ahora veo que no es una leyenda urbana eso de las trabas burocráticas. Lo estoy padeciendo y, quizás, es uno de los reclamos que haría a las administraciones a todos los niveles, simplificación. Es cierto, y tengo que romper una lanza a su favor, que existen ayudas para el emprendimiento. No sé si llegan a todo el mundo, pero las hay. Quizás falta tener una administración más cercana al ciudadano.
—Para terminar, ¿por qué hay que leer Alma de Pueblos y por qué es importante su labor?
—El primer motivo sería porque se siente pasión por esta tierra. Es un periódico hecho desde la pasión y el amor a esta tierra. En segundo, porque la lectura debe formar parte de los deberes que nos debemos poner todos para relanzar esta provincia. Sin lectura no hacemos una sociedad formada y, por ende, más reivindicativa y responsable. Por eso animo a que se lea.
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