"Hay que pasar el suicidio del ámbito privado al público"
Álvaro Langarica, guionista que grabó este verano un documental del suicidio en la Sierra Sur, destaca la importancia de que el asunto llegue a las escuelas
Fueron nueve días en la Sierra Sur de Jaén donde reinó una premisa: escuchar a los vecinos hablar sobre el suicidio. Álvaro Langarica, guionista de Sonora Estudios, trabaja ya en la edición de aquellos testimonios con un objetivo: "Hay que pasar el suicidio del ámbito privado al público, como en su día ocurrió con la violencia de género", expresa el periodista en declaraciones a este periódico. "Y hay que llevar el tema a los colegios", añade.
Langarica habló con nueve personas entre Alcalá y aldeas, Frailes y la vecina Granada. Lo hizo con vecinos de a pie, un periodista, un historiador, un escritor y un psiquiatra, entre otras profesiones. "No me interesó tanto hacer preguntas como el hecho de escuchar", reivindica hoy, 10 de septiembre, Día Mundial para la Prevención del Suicidio.
El guionista advierte de la disociación que persiste entre la magnitud del problema y la falta de visibilidad. "Hay muchas historias aprendidas, como cuando la gente dice que el problema está en el viento o en el agua", narra, y comparte su doble teoría: por un lado cree que hay un discurso de asimilación en poblaciones como Alcalá, donde la tasa de muertes por voluntad propia es muy elevada; por otro lado, la percepción de Langarica es que quizá también se cuentan más los casos que en otros lugares. "Alcalá me gustó mucho. Es una sociedad abierta en la que se está trabajando muy bien el turismo", dice.
Las expresiones consolidadas en el lenguaje también le llamaron la atención durante su estancia, desde 'coger el ramalillo' hasta 'el chasquido' en la cabeza que lo cambia todo. Algunos testimonios le confesaron que esa forma de hablar sólo se cuestionó cuando salieron del pueblo para estudiar o trabajar. "Creo que se ha dado el punto de inflexión en la sociedad para hablar del tema con protocolos transversales", añade.
Tampoco advierte Langarica que la cuestión genética marque la diferencia más allá de casos muy particulares de familias en las que se han acumulado los casos. A su entender, el problema social exige una respuesta social, que es punto al que camina el documental. "Tenemos claro que será un material informativo y que llegará a los colegios. El formato y la velocidad a la que vayamos no me importa tanto", razona.
Las llamadas al Teléfono de la Esperanza se hayan incrementado en un 45% desde que se decretó el Estado de alarma, según datos de la propia ONG. Los suiciods en España duplican al número de víctimas por accidentes de tráfico. Y son cerca de 800.000 personas las que se suicidan cada año en el mundo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. "Hay que hablar del tema. Que nadie se esconda ni se sienta culpable", concluye.
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