El proyecto Kayzen, una escuela de emprendimiento basada en la cultura del paso a paso
Fernando Valenzuela (Jaén, 1981) es director académico de la escuela de emprendimiento que sigue el método Kayzen, una idea que manda un mensaje de hasta cierta 'tranquilidad' en el mundo de la empresa: 'si usted quiere grandes objetivos, vaya paso a paso', viene a decir.
Valenzuela recibe a este periódico en las instalaciones de Grupo Avanza en Geolit (Mengíbar) con la intención de explicar por qué es tan importante que una idea cumplimente un periodo de reflexión. "También pasa por ese proceso la persona que la ha pensado", dice al tiempo que advierte que hay una gran diferencia entre una idea y un modelo de negocio.
La filosofía Kayzen puede ser útil para emprendedores, empresarios y estudiantes. La ilusión de la escuela es que el proyecto ayude a generar (y a mejorar) negocios en la provincia.
—¿En qué consiste el método emprendedor Kayzen?
—Es un sistema de mejora continua, muy basado en la cultura del paso a paso. Kayzen está inspirado en una filosofía japonesa que traza pequeños objetivos para llegar a una gran meta. Está pensado en un contexto de emprendimiento, tanto para nuevos emprendedores como para empresarios que buscan innovar en sus respectivos ámbitos.
—¿Hay un perfil concreto de estudiante para formar parte de la escuela o es más amplio de lo que parece?
—Kayzen no deja de ser una escuela de emprendimiento y de desarrollo de negocio basada en la mejora continúa, como decía antes. El proyecto no sólo va dirigido a una persona que tiene una idea y trata de ponerla en marcha para sacarla al mercado; también somos conscientes de la realidad de los tejidos productivos nacional, andaluz y provincial. Hablamos, en definitiva, de microempresas y pymes de corte familiar. Vivimos en un momento súper convulso. La vorágine de los cambios parece que empuja a la pyme a un escenario de fracaso.
Nosotros, en cambio, no lo vemos así. Pensamos que la pyme tiene mucho que decir y mucho que hacer. Estamos convencidos de que no va a desaparecer. Sólo tiene que tener capacidad de reinventarse y saber cómo adaptarse a las cambios. ¿Cómo? Pues utilizando metodologías y herramientas que se utilizan en el mundo del emprendimiento para que el pequeño empresario pueda entender cómo funciona su modelo de negocio.
—'Modelo de negocio' es una idea que asusta.
—Exacto, puede sonar a algo muy complejo. En definitiva, nos dirigimos a emprendedores y también a empresarios, porque tienen que entender que su pequeña empresa se estructura en un modelo de negocio que tiene nueve elementos comunes más allá del tamaño y del sector de actividad en el que opere. Cuando pasen por el momento de reflexión serán capaces de ofrecer el servicio o producto que ofrecen en la actualidad de diferente forma. Y lo van a poder adaptar al público al que se dirigen. Cuando pensamos en una botella de agua —y coge una para ejemplificarlo gráficamente—, la manera en que la va adquirir una persona de más de 65 años es muy diferente a la de alguien de 20. Le hablo de canales de venta. La manera de habilitar canales de venta tiene que ser distinta.
Resumiendo la pregunta del perfil al que va dirigido el método Kayzen, tenemos por un lado a los empresarios, también a los emprendedores y por supuesto a los estudiantes de cualquier rama, sobre todo de Administración y Dirección de Empresas, en el ámbito universitario, y de la Formación Profesional vinculada a Administración, Comercio y Marketing. Ellos también pueden aprender a usar este tipo de herramientas. Éste es nuestro abanico: emprendedores, empresarios y estudiantes.
—"Si tienes una idea, tienes un diamante en bruto que debes pulir antes de emprender". Supongo que es el quid de la cuestión: el salto de una idea a un negocio.
—Efectivamente. Una idea, como se repite hasta la saciedad, sólo es una idea. En el momento en el que la sometes a un proceso de reflexión sí que pasas de una idea a un modelo de negocio. Y en ese proceso de transformación, tu idea sufrirá un cambio.
—¿Se refiere a que debe aterrizar en el mercado?
—Claro. Al final, una cosa es tu idea y otra, lo que quiere el mercado.
LOS TRES VALORES DIFERENCIALES DEL PROYECTO KAYZEN
—¿Qué valores diferenciales tiene el método Kayzen?
—Tiene tres muy claros. El primero es que pensamos que en emprendimiento no todo es 'startup'. Pensamos que hay vida más allá. No todas las ideas son altamente escalables ni pueden ser extrapolables a cualquier parte del mundo o que sean cien por cien de base tecnológica. Nosotros pensamos que el universo 'startup' está muy bien, pero hay muchas más cosas en el mundo del emprendimiento.
De otro lado, vemos que siempre se pone el foco en el desarrollo y en la viabilidad de la idea. En las llamadas 'habilidades blandas'. Sin embargo, son pocas las propuestas que entran con profundidad. Y no entran en el desarrollo del potencial o del perfil de la persona que emprende, que es súper importante. Hay proyectos que no mueren por la viabilidad de las ideas, sino porque, aun siendo viables, las personas también necesitan pasar por un proceso de maduración.
Y el tercer factor es que el proyecto busca añadir un grano de arena en aras de construir una cultura emprendedora. Nos guste o no, vivimos en país que no tiene mentalidad emprendedora.
—Hablemos de los programas del proyecto. ¿Puede definirlos brevemente?
—Desde las tres ideas que comentaba antes llegamos a las líneas del proyecto. Una es 'Kayzen Emprende', que es la escuela de emprendimiento e interprendimiento pura y dura. Ayudamos a empresarios y cualquier persona que tenga una idea a transformarla, a desarrollar el plan de empresa y acompañarlo en la salida al mercado durante un año. Bajo la línea de 'Kayzen Learning' brindamos formación complementaria de valor y más especializada a perfiles emprendedores y de empresarios. Y en la tercera línea, 'Kayzen Think Thank', buscamos justamente sumar en la creación de la cultura emprendedora.
—Y en 'Kayzen Emprende' tienen, además, tres programas.
—Tenemos, en efecto, el programa 'Starter', que va dirigido a personas que tengan una idea y, antes de lanzarse a la piscina del emprendimiento, buscamos dotarles de herramientas y de metodologías para que puedan dar un paso hacia adelante explorando el potencial de la idea, al tiempo que la desarrollan.
—¿Cómo se cursa?
—Este programa tiene en torno a 70 horas de duración y está ofertado tanto en modalidad presencial como en modalidad telemática. Las personas que formen parte del programa eligen entre diferentes ideas de negocio. La idea es que aprendan por sí mismas a poder evaluar el potencial de su idea, pero no tienen un compromiso de desarrollarla con nosotros si no quieren. El programa sí ofrece un servicio de mentorización en el que una vez han aprendido las herramientas puedan desarrollarla sobre tu idea y con la ayuda del mentor, que se centra tanto en ti como en tu idea.
De manera transversal a las llamadas 'habilidades duras', desarrollamos también sesiones especializadas donde trabajamos las 'habilidades blandas' del emprendedor y que entendemos que necesitan trabajar. Se tratan temas de comunicación, de liderazgo y de gestión de proyectos, entre otros. De forma paralela, quienes se acogen al programa de mentorización pueden trabajar sobre su propia idea. Aquí van a poder elegir diferentes proyectos que tienen potencial para emprender y que corresponde a sectores emergentes llamados a ser cabeza tractora de la economía. Algunos están vinculados al sector agroalimentario, por ejemplo, y a problemas sociales, para entender cómo a partir de un problema precisamente se pueden extraer ideas y desarrollarlas en grupos de trabajo.
—Las ha mencionado, pero ¿cuáles son esas herramientas?
—Están ligadas al universo 'startup'. Si bien antes decía que no todo el emprendimiento es 'startup', hay herramientas estupendas. Desde un punto de vista clásico, el emprendimiento supone hacer un plan de empresa. Sales al mercado con él y es ahí cuando realmente ya has hecho la inversión. El plan de empresa es clave, hay que hacerlo, pero nosotros creemos que antes hay otra fase crucial. Éste sería el primer programa.
El segundo programa se llama 'Advanced', que a partir de una idea ya modelada desarrollas cada parte del plan de empresa. Se hace con un formato parecido al anterior, pues se trabaja bajo las ideas conductoras genéricas que ya están en el plan 'Starter'. Y finalmente llegamos al programa 'Grow Up', consistente en salir al mercado y contar con acompañamiento durante un año. Hablamos de un itinerario que está perfectamente estructurado desde el principio hasta el fin.
—Usted es el director académico. ¿En qué consiste su trabajo?
—En realidad es difícil definir el día a día, porque he participado en el diseño y en el desarrollo del proyecto más allá de la vertiente puramente académica. Mi día a día es bastante disperso y abarca más áreas. La mía es genuinamente el diseño de los programas de formación y de las experiencias de aprendizaje; el contacto con el alumnado; el cuadro docente, y todo lo que tiene que ver con la puesta en marcha de la formación. Hablamos de un proyecto que iniciamos tres personas y ya cuenta con quince detrás, sin contar a los docentes. Tengo una visión muy general de todo.
“HAY QUE INCENTIVAR LA CREATIVIDAD DE LOS AUTÓNOMOS”
—En la provincia hay más de 40.000 autónomos, según los datos de la ATA. ¿Cree que se está logrando todo el potencial en cuanto a ideas de negocios o falta variedad?
—Hay que incentivar quizá un poco la creatividad de los autónomos. Quien es autónomo lo es por supervivencia. Probablemente son pocos los que se han planteado seguir creciendo para contratar a una, dos o tres personas. No voy a decir ideas concretas. Sería pretencioso y atrevido, pero estoy seguro que pasando por un proceso de reflexión como los que proponemos con metodologías de generación de ideas —disponibles en el primer programa—, los autónomos y gerentes de pymes podrán ver el sector en el que operan de otra manera. Aprenderán a descubrir otras ideas relacionadas con lo que ya saben.
—Se lleva hablando en Jaén desde tiempos inmemoriales sobre la dependencia económica del olivar. ¿Es posible lograr una economía más diversa? ¿Usted es optimista?
—Estoy convencido de que sí. Se trata de saber cómo se le puede dar la vuelta de tuerca a una misma manera de hacer las cosas. Si nos vamos al campo del Periodismo, que seguro que conoce, hay que detenerse en lo que ha supuesto la irrupción de internet. Es una vuelta de tuerca brutal. La clave es buscar esa vuelta de tuerca. Invito a la gente que conoce su sector a aprender las herramientas de la escuela Kayzen para que se encienda la bombilla.
—Hay que darle vueltas.
—Claro. De manera guiada, de alguien que sepa cómo darle vueltas. Siempre hay un aspecto que se nos escapa y del que podemos pensar y reflexionar.
—Le tengo que preguntar por la carga fiscal que soportan los autónomos y en concreto por la cuota. ¿Cree que pagar cerca de 300 euros por ser autónomos es el principal obstáculo para que haya más?
—Yo creo que la cuota es un escollo importante. Porque el autónomo está con pocos recursos cuando empieza, tiene que labrarse un camino y, para poder ingresar, hay que facturar muchísimo. Estoy a favor de rebajar el tipo impositivo para el inicio de actividad. Debería ser progresivo y en sinfonía con la facturación. Vaya por delante que soy pro impuestos. Entiendo que es un beneficio para todos en servicios públicos.
Web oficial: https://www.kayzenemprende.es
Fotografías de interior de la entrevista: Andrés García Méndez.
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