Oda a las rotondas (2): La edad del pavo
No, no es un engendro nacido de un experimento militar fallido desarrollado en las industrias Yamamoto en una isla lejana del Pacífico. Tampoco es una invasión extraterrestre de seres metálicos y ultracoloridos, aunque infinitamente lentos. Se trata, sencillamente, de la rotonda “de los pavos”*, que es como se conoce de manera coloquial la situada en el acceso a la Universidad y que redirige a la ciudad, al Puente Tablas o al centro comercial más grande jamás construido en Jaén… hasta la fecha, Partido Popular mediante.
Se trata de una obra del escultor José Ríos construida a base de materiales (¿reciclados?) propios de la construcción, del ámbito vial: vallas, señales de tráfico variadas, y hasta el trozo de una pala excavadora que sirve de pico de una de las aves. La señal de “prohibido” en salva sea la parte es un detalle cuqui que nos desvela que son animales heteronormativos, de los de toda la vida. Que además son reales, los pavos, digo, porque tienen cola de esas que se extienden estupendamente. En fin, qué queréis que os diga, a mí siempre me ha encantado esta rotonda… ¡Si hasta le añadió luego Ríos a los dos pavos iniciales unos huevos, la crianza, los pavitos!
Pero, al parecer, soy minoría en este asunto, porque una breve búsqueda por internet nos desvela que es difícil encontrar un ránquin de las rotondas más feas de España en el que no esté la de los pavos universitarios jaeneros. Qué inquina. De hecho, unos vándalos atacaron a las crías de pavos y el escultor se cabreó y las retiró, y puso fino al Ayuntamiento porque decía que estaba dejando que su obra se oxidara allí, sin mantenimiento alguno. Pues yo sinceramente espero que se queden allí mucho tiempo, porque además de que es una cosa moderna y que atrae la vista -ahorrando al visitante y al vecino ver solares llenos de mierda o cacas de perro por las aceras-, además de eso, digo, sirve como elemento orientador mucho mejor que el Google Maps. “Usted siga recto y, cuando vea la rotonda de los pavos, coja la tercera salida”.
Gracias por tanto, rotonda de los pavos.
*nota: no confundir el pavo este con la pajarita aquella, que es de otro barrio, mucho más obrero; poligonero, de hecho, y bastante olivarero.
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