Lo que significa enseñar
Este fin de semana, mientras una guía nos contaba los secretos de su ciudad, como una profesora particular de sus grandezas, y de alguna miseria, pensaba en esto que hacía ella, y que hacemos en eSemp, la Escuela Secot de Emprendedores. Pensaba en esto de enseñar.
Enseñar es uno de los actos más profundos y transformadores que existen. Implica transmitir conocimientos, sí, pero también es entregarse, compartir parte de uno mismo con otros, para promover inquietud, curiosidad, ganas… Enseñar es cultivar en el terreno fértil de las mentes y los corazones.
Enseñar es más que dar información. Es crear un espacio en el que se entrelazan experiencias, emociones, crecimientos. Para el que enseña, esto exige abrirse al otro, escuchar sus preguntas, entender sus motivos, y encontrar la manera de guiarlo hacia la comprensión. Es ser consciente de que no todos los caminos de aprendizaje son iguales, y por eso requiere paciencia y flexibilidad. Cada estudiante es único, y en esa diversidad el maestro encuentra su enriquecimiento.
Enseñar también es una forma de dejar un pequeño legado. Cada palabra, cada idea compartida, se queda en el alumno. Es posible que nunca conozcamos el impacto que nuestras palabras tendrán en la vida de quienes enseñamos, pero aun así, seguimos sembrando. Porque creemos que el conocimiento puede abrir puertas, romper barreras y cambiar futuros.
Enseñar nos cambia a los que lo hacemos. Cada vez que intentamos explicar una idea, tenemos que repensar lo que ya sabíamos y cuestionar nuestras certezas. Al explicar a otros encontramos nuestras limitaciones y nuestros vacíos y esto nos impulsa a seguir aprendiendo.
Enseñar, además, es un acto de amor. No hablo del amor romántico, sino de la pasión por nuestros alumnos, por el potencial que tienen para aprender, para progresar, para hacer mejor su mundo, y el mundo. Es una manera de decir: "Creo en ti, en lo que puedes llegar a ser". Implica mucho de nuestro tiempo y de nuestra energía, sí, pero la recompensa es tan grande...
Recompensa como la que te da Cristina, de España, cuando te dice en un comentario al curso eSemp que acabamos de impartir, “gracias a lo que hemos hablado voy a tomar una decisión que antes me asustaba”. O Luis, desde Ecuador, cuando te cuenta que le ha encantado lo sencillo que ha encontrado un contenido que antes pensaba complicado. O Ariadna, de Argentina, diciéndonos que va a usar de inmediato con su equipo lo que ha aprendido con nosotros. Ésas son las retribuciones que queremos, y por las que enseñamos en nuestra Escuela.
Porque enseñar, en suma, es mucho más que una tarea o un empleo. Es una vocación, y un privilegio, que todos compartimos y valoramos en eSemp. Cada clase, cada conversación, es una oportunidad de conectar con el otro, de dejar una huella, de ser parte de su crecimiento. Y por eso enseñar no solo cambia al estudiante. Para ser mejor. También transforma al maestro. Para ser mejor.
Por Francisco Sánchez Salazar es socio de Secot Madrid
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