EL ÁRBOL DE LA LLUVIA
La patente de reforestación de la Universidad de Jaén está ideada para restauraciones forestales en fincas agroganaderas, restauraciones de taludes o repoblaciones arbóreas. Ahora, se ha aplicado con éxito en los cultivos de cinco comunidades en el corredor seco oriental de Guatemala
¿Alguna vez se le ha pasado por la cabeza que una espuerta o un bote de la basura puede llegar a mejorar un 16% el rendimiento de una plantación de yuca? ¿O que puede hacer que la tasa de supervivencia de la plantación de encina en una zona de reforestación sea de un 86%? Muchas veces, los porcentajes son solo eso, porcentajes. Pero otras, muestra todo un trabajo de investigación detrás que, como en este caso, por simple, es brillante.
Se trata de la patente del 'arbol de la lluvia'. Una patente de la Universidad de Jaén que ahora ha saltado a la luz por su exitosa aplicación en los cultivos de cinco comunidades en el corredor seco oriental de Guatemala pero que podía haberse utilizado en la reforestación de las zonas quemadas de los grandes incendios de Quesada o Jódar. E incluso, en las plantaciones de los taludes de las carreteras. Una patente ideada para restauraciones forestales en fincas agroganaderas, restauraciones de taludes o repoblaciones arbóreas y arbustivas en lugares de difícil acceso, incluso para utilizarla en restauraciones vegetales de especies vulnerables o en peligro de extinción.
—Es algo muy sencillo, muy básico, pero efectivo. Básicamente es un deposito que acumula agua y lo cede a la planta cuando lo necesita, no antes, como podría ser el gotero de un olivar.
El investigador Antonio García Fuentes, del Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología de la UJA, fue, junto a su compañero José Antonio Muñoz, los que idearon el sistema patentado por la Universidad de Jaén y explica sus detalles a este periódico. Capta agua de lluvia mediante su parte superior, que se forma por una cubierta horadada. El agua queda almacenada en el depósito, y el dispositivo de salida de material cerámico está en contacto con las raíces de la planta.
Mientras el suelo se encuentra saturado de agua, no cede agua. En el momento que la planta no encuentra humedad alrededor de las raíces, la salida cerámica del dispositivo comienza a aportar humedad. En régimen de bioclima mediterráneo seco se ha comprobado que en verano suele ceder una cantidad de agua en torno a los 0,53 litros por día por planta, siendo suficiente para mantener en producción a la planta durante 56 días.
—La pimera vez que lo probamos fue en una finca de dehesa, para la reforestación con encina y tuvo una tasa de éxito del 85% al cabo de un año.
Los datos que facilita Antonio García hablan por sí solos y de ahí que, junto a su equipo de investigación, haya buscado otras aplicaciones, como la que ahora se ha conocido. Ha sido testado por el grupo de investigación RNM-350 del departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología de la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad de Jaén. Las primeras aplicaciones fueron en el Valle de Los Pedroches (Córdoba), sobre fincas agroganaderas en régimen de dehesa.
Se realizó una reforestación con 40 encinas, 30 de ellas con dispositivo y 10 sin nuestra patente. Los resultados al final del proceso fueron de una mortandad del 100% de las plántulas sin nuestro dispositivo y de un 85% de supervivencia de las encinas que tenían "Árbol de lluvia" a su lado.
EL PROYECTO EN GUATEMALA
—Llevamos desde 2004 desarrollando proyectos de cooperación internacional. Hemos estado en varios puntos, como en la Republica Dominicana y gracias a una subvención de la Junta de Andalucía hemos podido aplicar esta iniciativa en Guatelama.
Así, han instalado la patente en los cultivos de cinco comunidades en el corredor seco oriental de Guatemala. Un proyecto que, además, ha contado con la participaciónde Jesús Muñoz, ingeniero mecánico de la empresa jiennense Somnum-Technologies, una 'spin off' de la Universidad de Jaén con sede en La Carolina.
A pesar de que el año 2022, en el que se desarrolló el proyecto, estuvo influenciado por el fenómeno de La Niña, con la instalación de este sistema se consiguió aumentar la producción del cultivo de yuca en un 16% en la media global de la cosecha obtenida en las cinco comunidades.
En concreto, este proyecto se ha desarrollado en cinco comunidades campesinas del departamento de Chiquimula. En el Corredor Seco de Guatemala (CSG) 1,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, de las cuales 915.000 están en situación de inseguridad alimentaria según la FAO (2016). La mayoría de la población afectada se dedica a actividades agrícolas, produciendo sobre todo granos básicos para autoconsumo.
En esta área geográfica aparece una prolongada época seca con marcada aridez (octubre-abril) y existe un latente riesgo de sequías recurrentes, fundamentalmente cuando se prolonga la canícula (julio) o con retrasos en el inicio de las precipitaciones. Para mitigar el efecto de estas sequías recurrentes desarrolló un diseño experimental con tres tipos de cultivos, chipilín, chaya y yuca, a los que se le instaló la patente de la Universidad de Jaén. No fue fácil, hubo que readaptarlo, como relata a Lacontradejaén el investigador.
—Tuvimos que readaptarlo porque allí no tenían algo tan básico como una espuerta. Ni tampoco se podían comprar ni que la mensajería la enviara porque hasta allí no llega. Así que nos readaptamos con algo tan básico como botes de basura, algo que sí se encuentra fácilmente en esta zona de tan difícil acceso.
Además de la instalación de este sistema, se han realizado otras acciones para, por ejemplo, el control de plagas que atenazan sus cultivos. Se ha conseguido obtener una información muy real de los recursos agroforestales y de los beneficios ecosistémicos que la población local usa del bosque seco. Además, se han elaborado 160 muestreos de campo, y recopilando un listado de 123 especies vegetales diferentes que forman parte de estos ecosistemas; y se realizaron 5 talleres de información para asesoramiento y conocimiento dirigidos a toda la población local.
Asimismo, como parte de las medidas de corrección, los responsables del proyecto han sugerido a las comunidades locales diversificar los cultivos con hortalizas de diferentes especies para disminuir las plagas, ya que la diversificación promueve un aumento de la disponibilidad de alimentos. De esta manera, se entregaron diferentes pilones de hortalizas a la finalización del proyecto dependiendo del requerimiento directo de los integrantes de los huertos comunitarios y de la superficie disponible.
Por otro lado, se ha logrado que las municipalidades de Jocotán y Camotán se impliquen en la creación de viveros destinados a la producción de especies arbóreas autóctonas para la reforestación de sus bosques comunales y aquellos privados que lo deseen. Estas instalaciones han sido preparadas y mantenidas a través de personal cedido por las propias municipalidades.
Todas estas acciones se han desarrollado en el marco del Proyecto de Cooperación Internacional para el Desarrollo titulado ‘Actuaciones agroforestales para generar resiliencias frente a los efectos del cambio climático en el corredor seco oriental de Guatemala’, financiado por la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID) de la Junta de Andalucía, que ha contado con la participación Antonio García Fuentes.
—No he sido yo, sino todo mi equipo. No habría sido posible sin personas como Juan Antonio Torres o David Peñafuente.
También han participado Joaquín Giménez de Azcárate Cornide, del Departamento de Botánica de la Universidad de Santiago de Compostela; Óscar Ernesto Medinilla Sánchez, de la Facultad de Agronomía de la Universidad de San Carlos de Guatemala, y Gloria Floridalma Coy, de Acción contra el Hambre en Guatemala.
También ha contado con la participaciónde Jesús Muñoz, ingeniero mecánico de la empresa jiennense Somnum-Technologies, una 'spin off' de la Universidad de Jaén con sede en La Carolina. Ayudó al montaje del diseño experimental en campo.
Actualmente, el grupo de investigadores se encuentra desarrollando otro año de mediciones en estas comunidades o similares, en este caso gracias a otro proyecto financiado la Cooperación Galega de la Xunta de Galicia. ¿Cuántas más oportunidades podría tener? A Antonio García le queda la esperanza e ilusión de que sea aplicado aquí, en su tierra. Que las administraciones, a las que ya se les presentó la idea, la apliquen porque el éxito es más que evidente.
—Los investigadores no queremos guardarnos nuestros estudios para nosotros mismos. Queremos la famosa transferencia, que la sociedad los conozcan, que se apliquen... Queremos ayudar.
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