El Bisbal más electrónico aviva Linares
El cantante exhibe poderío vocal y una puesta en escena renovada en su regreso a Linares diez años después
Volvió David Bisbal (Almería, 1979) a Linares una década más tarde de su último concierto. La gira Hijos del Mar coincidió con la feria, y el pop electrónico del almeriense llenó de energía un concierto de espíritu familiar, con padres que fotografiaban a sus hijos mientras el almeriense exhibía unos registros vocales estupendos. Bisbal está en forma. Lo demostró otra vez ayer ante 3.500 personas, según la organización. Aún le quedan algunas fechas en España antes de iniciar tour por América Latina. No hay rastro de cansancio: despliegue físico, entrega y torrente de voz como constantes.
El artista abrió la noche con Mi norte es tu sur, canción de su último trabajo que confirma ese viraje del andaluz a la música electrónica. El concepto se dejaba notar también en la iluminación y en las imágenes de la pantalla que había tras el intérprete, feliz de estar otra vez en Andalucía. Las niñas de la primera fila gritaron con fuerza desde que apareció un señor que ronda las cuatro décadas y es aún imán de jóvenes aficionadas al pop.
El single Antes que no subió la temperatura de las más afiebradas. Bisbal aprovechó los interludios entre los primeros temas para dar las gracias a la prensa y, cómo no, a quienes llevaban allí días esperando, como las jiennenses de su club de fan. El azul de Siempre Contigo estaba también cerca del cantante.
Las baladas partieron a raíz de Quiero perderme en tu cuerpo, seguida de Culpable. “Qué bueno es volver siempre a nuestra tierra, Andalucía”, dijo antes de cantar El ruido, tema que se ha convertido en un símbolo de su carrera: la canción escrita por Vega brilla aún más en los teatros. El de Almería acostumbra a cerrar los ojos mientras canta, y a cada rato ríe mientras mira cómo le miran.
De El Ruido a Tú y yo, Bisbal avanzó en el concierto sin tregua. Lo seguían desde una posición privilegiada un buen grupo de personas con discapacidad, veladas en un espacio céntrico, ad hoc. No hubo percances ni más susto que el de una menor. Tuvo un leve mareo mientras que el intérprete desvelaba sus Diez mil maneras. “La emoción”, dijo uno de los que la atendieron.
GUIÑOS A LA FERIA Y A LOS COMIENZOS
El ambiente era de feria, y el cantante de Universal agradeció la presencia de banderas de Sevilla, Jaén y hasta de la comunidad madrileña. “Que no amanezca. Seguimos de feria. Que me subo en la noria”, dijo para presentar No amanece, otra canción exigente que defendió sin problemas. Es éste un Bisbal maduro, que se mueve, salta y filtrea con el público, pero siempre desde el control, sin perderse en florituras de otro tiempo.
En Cómo será sí tuvo un guiño para sus comienzos: ahí dejó la vuelta para los nostálgicos. “El nuevo concepto electrónico no olvida la parte andaluza y latina que me ha permitido cantar en el Teatro Real y en el Royal Albert Hall”, explicó él en una breve parada.
EL TRIUNFO DEL ACÚSTICO
Una de las partes del concierto incluyó una secuencia de temas en acústico: Como la primera vez, Esta ausencia, Amar es lo que quiero y 24 horas. Y ahí llegó una de las ovaciones más reseñables de la noche.
Tuvo tiempo Bisbal de advertir el problema de los niños inmersos en conflictos, con su tema Duele demasiado. Le siguió la sintomática Fiebre, con el rojo del fuego en las imágenes, y el hit Silencio.
El ambiente romántico regresó con Dígale, Mi princesa y, sobre todo, con Lo tenga o no, autoría de Vega, una de las cantautoras que mejor interpreta las emociones del almeriense. “Esa personas que buscas, va a llegar”, dijo él ante de cantar el tema. A Linares regresó la voz de Ave María, ídolo de las adolescentes de hace quince años y también de un buen puñado de las de ahora. Artista serio y profesional, Bisbal nunca fue cosa de un verano.
Únete a nuestro boletín