El dron, nuevo aliado del olivar tradicional contra la mosca del olivo

Sistema pionero para aplicar tratamiento en cerca de 200 hectáreas distribuidas en tres zonas estratégicas de la provincia: la Sierra de Segura, Mogón y Mágina
En el corazón del mayor mar de olivos del mundo, la provincia de Jaén, la innovación tecnológica alza el vuelo. Por primera vez, se va a llevar a cabo una prueba piloto de tratamiento fitosanitario mediante drones agrícolas para combatir una de las plagas más persistentes del olivar: la mosca del olivo (Bactrocera oleae). La iniciativa, impulsada por la Fundación JAV, marca un hito en la modernización del sector oleícola y podría transformar radicalmente la gestión de plagas en el olivar tradicional.
El ensayo cuenta con el respaldo de un amplio grupo de entidades. Son la Junta de Andalucía, las Denominaciones de Origen Protegidas Sierra de Segura y Sierra Mágina, la asociación de productores APROL Sierra de Segura y la cooperativa San Vicente de Mogón. Entre todos, aplicarán el tratamiento en cerca de 200 hectáreas distribuidas en tres zonas estratégicas de la provincia: la Sierra de Segura, Mogón (Villacarrillo) y Sierra Mágina.
Estas zonas no han sido elegidas al azar. Son focos donde la plaga muestra mayor incidencia, en parte debido a la existencia de fincas abandonadas o de difícil acceso, que actúan como refugios naturales para la mosca, complicando la erradicación de la plaga y propiciando su expansión.
El objetivo de la prueba es demostrar que el uso de drones en el control de la mosca del olivo no solo es viable, sino altamente eficiente. Se utilizará la técnica del "tratamiento cebo en bandas", que consiste en aplicar un insecticida natural —en este caso, Spintor Cebo, certificado para cultivo ecológico— diluido y pulverizado sobre un 25 % de la superficie del cultivo. La aplicación se dirige directamente a la copa del árbol, en bandas alternas, lo que permite reducir la cantidad de producto utilizado y minimizar el impacto ambiental.
Antes de cada tratamiento, se realizará un riguroso seguimiento de la situación fitosanitaria mediante trampas con feromonas y placas cromotrópicas, además de un análisis de los niveles de picada viva. Estos datos permitirán determinar con precisión cuándo y dónde intervenir, de acuerdo con los criterios establecidos por la Guía de Gestión Integrada de Plagas del Olivar.
El uso de drones en la agricultura no es nuevo, pero su aplicación a gran escala en el olivar jiennense podría marcar un antes y un después. Las ventajas son múltiples: mayor precisión en la aplicación, reducción de residuos tóxicos, disminución del impacto ambiental, rapidez en la ejecución del tratamiento y una seguridad notablemente superior para los aplicadores.
Además, los drones permiten intervenir en zonas de difícil acceso para la maquinaria terrestre, como laderas escarpadas o parcelas aisladas, donde los tratamientos convencionales resultan costosos y poco eficientes. Esta capacidad es especialmente importante en un territorio como Jaén, donde la fragmentación del terreno y la orografía dificultan las labores agrícolas.
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