El legado del médico
Históricamente, la Medicina ha representado una disciplina noble, es el estudio amplio de la diversidad de condiciones (sean enfermedades o no) que pueden afectar la salud del hombre, aliviando su sufrimiento, a más de con la prescripción de medicamento simplemente con escucharlas y poder intervenir en conductas que de alguna manera marcan su padecer.
Sin embargo, pese a que muchos nos dedicamos a la medicina, pocos logran vivirla de tal forma, que el paso de su ejercicio profesional represente algo más que un trabajo más, las horas extra, el amor y la dedicación a la profesión, es algo que viene implícito en el ejercicio profesional, pero esa milla extra, ese paso adicional, que hace que seas un elemento activo y no un simple expectante, es condición que solo pocos son capaces de hacer.
En tal sentido, vale recalcar la vida profesional de quienes han logrado un cambio positivo a su entorno y que este perdure más allá de su ejercicio, dado que entienden que nadie es permanente, y que en el legado está la evolución y la verdadera trascendencia.
El doctor Salvador Hernández tiene 63 años de edad, y está por completar su jubilación como médico, disciplina que viene ejerciendo desde hace más de 40 años, de los cuales 34 de ellos se ha desempeñado como médico internista. Un profesional diverso, entregado, que ha ejercido en diversos ámbitos del sector salud, tal como emergencia médica, hospitalización, investigación y docencia. A pesar de que su trayectoria profesional ha sido amplia, ejerciendo en hospitales tanto en Málaga, Antequera, y otros de la comunidad autónoma de Andalucía, su casa los últimos 31 años ha sido el Hospital San Agustín de Linares.
En este centro, que junto con él da sus primeros pasos en la atención integral del paciente, pasa a integrarse fácilmente al equipo de medicina interna, que posteriormente lidera como jefe de sección desde el año 1999 y luego como jefe de servicio en este último año. El hospital representó más que un trabajo, un modo de vida, donde se dedicó a la formación de nuevos médicos, siendo presidente de la Comisión de Docencia del Hospital Universitario San Agustín de Linares y trabajando incluso hasta sus último días de carrera, como tutor de los residentes de postgrado de medicina familiar, de alguna forma heredando sus modos en la evaluación del paciente de manos de un internista.
Durante su curso profesional, se vio obligado a enfrentar varias pandemias, y como toda pandemia, va envuelta en una sombra de miedo e impotencia, por la dificultad que representa abordar a un enemigo desconocido, del cual se sabe poco y no se dispone de ningún arma para neutralizarlo.
La primera de ella fue la infección por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana, el cual en el año 84 se abría paso como una nueva enfermedad emergente que avanzaba rápidamente en contagios y que además venía envuelta en un gran estigma social. Para muchos pacientes, en ese entonces el médico sólo representaba un ser que acompañaba y ayudaba a mitigar el dolor en las últimas horas de vida, dado que no existía ningún tratamiento aparentemente eficaz para combatirlo, hasta que una década posterior se desarrollaron e instalaron los antirretrovirales.
Fue iniciativa del doctos Salvador Hernández, el abogar por esté colectivo y buscarle su espacio en el hospital, desarrollando a través de la cooperación de un gran equipo de enfermería y la junta directiva una consulta para pacientes con VIH, donde con los años la enfermedad ha pasado a ser una entidad como cualquier otra, y que hoy con orgullo, puede ver el éxito del control oportuno de sus pacientes, los cuales muchos gracias a su intervención han tenido la oportunidad de envejecer y disfrutar de su vida.
Y ahora en los últimos años de ejercicio profesional un reto nuevo se ha manifestado, teniendo que hacer frente nuevamente a una enfermedad emergente como lo fue y sigue siendo la enfermedad por SARS COV 2, pese a ser considerado un grupo vulnerable, no dudo en unirse a su equipo en el abordaje y manejo de estos pacientes, sobrellevando con éxito cada una de las olas de contagio, que el país ha tenido que afrontar.
En el mismo sentido, no se puede excluir el roll científico del doctor Salvador, donde ha aportado a la comunidad médica no menos de 60 artículos donde aborda diferentes temas, principalmente en el área de infecto - contagiosa y VIH, dado que ha sido el eje central de su carrera profesional, información valiosa para los profesionales tanto en formación como ya especialistas, que permite ampliar su perspectiva del ejercicio médico. En este rol de investigador, desarrolló, junto con el servicio de informática del centro, una base de datos que aún continúa vigente, y que también forma parte de su legado, promoviendo la educación y la investigación en salud.
Son muchos los logros y triunfos que alcanzó como estudiante, como médico, como padre, pero son estos pasos extras lo que aún en su jubilación, que representa una pérdida sensible para el servicio, hace que su espíritu y esencia trascienda, perdurando en cada uno de los elementos que abogo porque existieran en este hospital.
El equipo de Medicina Interna, agradece su esfuerzo y desea muchos éxitos y disfrute en esta nueva etapa de su vida.
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