El olivar de secano mira al cielo para no perder parte de la cosecha
COAG estima que podrían perderse hasta 300.000 toneladas de aceite de oliva si las lluvias de este mes de septiembre no son propicias
La provincia de Jaén registra una precipitación media de 636 litros por metro cuadrado en lo que va de año hidrológico. Según los datos que baraja la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y consultados por este periódico, están por encima de la media de los últimos 25 años, que se sitúa en 554. Sin embargo, el olivar, especialmente el de secano, clama porque el agua vuelva en septiembre.
Es ahora cuando debe llover para salvar una parte importante de la próxima cosecha. De no hacerlo, COAG estima que unas 300.000 toneladas de aceite están en el aire. De ahí que la organización agraria y su secretario provincial, Juan Luis Ávila, hagan un llamamiento a la prudencia ante los datos esperanzadores de la próxima cosecha.
Lo cierto es que el olivo de riego se encuentra en buenas condiciones, pero restan los de secano. COAG advierte que esas 300.000 toneladas es una cifra nada desdeñable teniendo en cuenta que Grecia e Italia, en años de buena cosecha, alcanzan producciones de 400.000 toneladas.
En la cuenca del Guadalquivir, según los datos del Sistema Automático de Información Hidrológica de la Cuenca del Guadalquivir (SAIH), apenas si ha llovido desde el mes de abril. De hecho, el mes de mayo, las precipitaciones (11 mm) fueron un 72% inferior a la media histórica del mismo mes. Y los meses de verano no han sido mejores, con lluvias prácticamente nulas.
El olivar tiene dos momentos principalmente críticos y en los que necesita agua para su producción: el de la floración en el mes de abril y el de maduración en el mes de septiembre. "Cada día sin lluvia en el mes de septiembre son puntos de rendimiento de aceite que va perdiendo", advierte. "Y si no llueve en octubre, el fruto se momifica y cae".
Tanto es así, que algunos de secano ya están dando muestras de esta falta de agua y hay olivos con aceitunas arrugadas, mientras las miradas están puestas en el cielo. La zona que se encuentra peor en este sentido es la de la campiña hasta Porcuna.
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