EL TRAYECTO DE CASTILLO
Corren tiempos de debate, de cambio. Jaén encara el momento histórico de intentar cerrar un capítulo de cerca de 60 años de relación con Autobuses Castillo
Rosa tiene 78 años. Camina despacio por la calle Virgen de la Capilla para adentrarse en la Avenida de Madrid.
—Ahora tenemos que bajar hasta allí -señala la Estación de Autobuses a lo lejos- cuando antes podíamos coger el autobús aquí mismo. ¿Esto se va a quedar así siempre?
Conversamos dando un pequeño paseo, en una de estas mañanas gélidas propias de otoño, y le explicamos que la calle Roldán y Marín está en obras para convertirse en peatonal y que, efectivamente, los autobuses no pararán allí donde ahora se ubica la parada de taxi.
—Cada día está peor.
No sabe muy bien a quién echarle la culpa y de qué. Ha pasado un mes desde una charla de la que se desprende mucho más que el enfado por el cambio de rutas y del servicio de transporte urbano en la ciudad de Jaén. Vislumbra los tiempos de cambio que vive la ciudad en muchos aspectos.
Ella vive ajena a contratos, expedientes administrativos, decretos de Alcaldía, consejos consultivos y de las peleas políticas que están detrás, desde hace años, de esos autobuses que son objeto de críticas en muchas ocasiones. Parece irremediable que Autobuses Castillo sea protagonista y ocupe páginas de periódicos y minutos de radio y televisión. Ahora lo es más que nunca porque el nuevo equipo de Gobierno al frente del Ayuntamiento ha decidido 'cumplir con la legalidad' e intentar anular la última renovación del contrato con la empresa, el de 2005.
Pero la relación entre Castillo y Ayuntamiento de Jaén se remonta a un documento manuscrito que data de 1961. Ese primer matrimonio contractual escrito de puño y letra habla de ocho hermanos y de autobuses del Albaicín. Fue el primer concierto con la empresa y desde entonces se ha prestado el servicio de forma ininterrumpida sin mediar de por medio proceso de licitación alguno. Fue un 20 de marzo de 1961 cuando se firmó ese primer documento con José María García como alcalde de Jaén. En aquel entonces recibió 150.000 pesetas al año y tenía cuarenta días de plazo para ponerlo en marcha. Dos autobuses nuevos, con puertas de aire comprimido, una cabina aislada para el conductor y ochenta plazas. Se pactó por un periodo de duración de un año prorrogable hasta cinco. Así empezó el trayecto de Castillo.
Desde entonces, cerca de sesenta años en los que se puede decir que ha pasado de todo y nada. Lo analiza Julio V. González García, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad Complutense de Madrid. Él fue el encargado de elaborar uno de los informes que ahora se han sumado a las alegaciones del expediente para declarar la nulidad de la renovación de 2005. Emitió un dictamen sobre la legalidad del contrato de gestión del servicio de transporte urbano ahora hace un año a petición del entonces grupo municipal de Jaén en Común.
—Fuimos el grupo que más tiempo dedicamos a denunciar los incumplimientos de Castillo y conseguimos que se eliminaran los famosos tornos.
Lo recuerda Miguel Quesada, de Jaén Sentido y Común. Ellos tenían claro que tanto los contratos como la prórroga eran ilegales y querían sustentarlo con un informe que presentaron a registro justo antes de las elecciones municipales solicitando lo que hoy es una realidad, el expediente para declarar la nulidad de la prórroga de 2005.
UNA PRÓRROGA TRAS OTRA
¿Qué dice el dictamen al que ha tenido acceso este periódico? Hace un repaso cronológico del trayecto del servicio que ya desde el primer año empezó con modificaciones y establece algunas fechas claves. En diciembre de 1961, el pleno del Ayuntamiento de Jaén aceptó una modificación del contrato propuesta por la empresa y motivada por la adquisición de nuevos autobuses. Esto conllevó la ampliación del plazo por otros cinco años contados a partir de la finalización del primero. Ya sumaba diez.
En 1967 se acepta una nueva prórroga del concierto de años a contar desde marzo de 1971, con renuncia por parte del concertado al 50% de la subvención que recibía del Ayuntamiento entre 1967 y 1971 y quedando por completo suprimida la subvención a partir de 1971. La siguiente renovación llega en 1981. La relación contractual ya se alarga hasta abril de 1991.
Corre el año 1987 cuando el Ayuntamiento autoriza la cesión de derechos y obligaciones derivados del contrato de José Castillo Castillo a la sociedad Herederos de José Castillo Castillo, S.A. "Es destacable el hecho de que al contratista le denominan concesionario de la prestación del servicio público municipal de transporte urbano de viajeros". Ese mismo año se da el visto bueno a la enésima prórroga, esta vez hasta 2011, año en el que se topó con el tranvía.
Ahí se vivió una de la varias batallas judiciales de la empresa concesionaria. Denunció las pruebas con pasajeros por "competencia desleal" y el juez las paralizó como medida cautelar. Desde entonces, el flamante medio de transporte sostenible está en cocheras. En 2018 volvió a presentar un recurso judicial, esta vez contra la declaración de interés metropolitano del tranvía. Y es que con este carácter metropolitano, ya no sería estrictamente un transporte municipal y, por lo tanto, Castillo no podría esgrimir competencia desleal, como hizo en 2011.
Pero volviendo a la cronología, en 2005, se acepta una última prórroga del contrato por 25 años contados a partir de 2011. Según el catedrático Julio V. González García, "se utilizan de forma confusa diferentes términos para referirse al contrato". Así, mientras que en los antecedentes del acuerdo se habla de concierto, en los fundamentos jurídicos y en el acuerdo en sí se hace referencia a la "concesión". En todo caso, la renovación se motiva en la necesidad de introducir ciertas mejoras tecnológicas que obligan a ampliar el plazo para mantener el equilibrio económico del contrato.
¿Qué conclusiones se extraen del dictamen? La primera versa sobre la naturaleza del contrato de gestión del servicio de transporte urbano de viajeros del Ayuntamiento de Jaén. Entiende que no se corresponde con el concierto sino que debería haber sido, desde el principio, una concesión de servicio público. En segundo lugar, dictamina que las prórrogas, especialmente la de 1987, constituye una renovación que hace "inadecuada" la fórmula de la prórroga. En este momento, por esta razón, debía haberse licitado el contrato.
En tercer lugar establece que la promulgación de la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres en 1987 supone el rescate de todos los contratos adjudicados con anterioridad al cumplirse 25 años desde su otorgamiento. En ese momento, el contrato con autobuses Castillo debió dejarse sin efecto. Además, la normativa obliga a que los contratos de gestión indirecta de servicios se adjudiquen a través de procedimientos públicos y competitivos y con un plazo máximo de 10 años. La utilización de un procedimiento distinto al exigido, vulnerando las reglas básicas de la competencia, ocasiona que las prórrogas (y con ellas los contratos) habidas desde entonces sean nulas de pleno derecho. Para el catedrático, los defectos observados determinan la nulidad de pleno derecho del contrato por no haberse seguido el procedimiento legalmente establecido y transgredir asimismo las normas de Derecho de la competencia.
Este informe se ha presentado en las alegaciones al expediente presentado por el Ayuntamiento y al que Autobuses Castillo, con quien este periódico ha intentado sin éxito conocer su versión, ha formulado cincuenta folios de reparos.
—Hemos observado que en el expediente faltan documentos que nosotros teníamos. Es fundamental que el expediente esté completo y tenga toda la documentación, ya que nos preocupa que se justifique bien para que no pueda prosperar una posible pretensión de Autobuses Castillo de obtener una indemnización si se rescata el servicio.
Miguel Quesada va más allá y demanda que se aproveche la ocasión para abrir un debate social sobre el modelo de gestión que quiere la ciudad. Y es que a su modo de ver, apostar por la privatización con una nueva licitación no es la fórmula adecuada. Defienden, como Adelante Jaén, la municipalización del servicio.
UN MOMENTO HISTÓRICO
Más allá de este informe y del emitido por el Ayuntamiento y que ya está de camino del Consejo Consultivo, lo cierto es que la ciudad se encuentra en un momento histórico. Los jiennenses pueden, si todo sale como quiere el nuevo equipo de Gobierno, dejar de ver a Autobuses Castillo por sus calles en 2021, una vez adjudicado el nuevo servicio (Objetivo: licitar el nuevo servicio de autobús en 2020). Pero para ello todavía tienen que darse muchos pasos, tantos como los momentos claves de estos cerca de sesenta años de relación.
Uno de ellos se produjo con la eliminación de los famosos tornos. Jaén en Común pidió la supresión por no cumplir con la normativa a raíz de recibir un informe de Verificaciones Industriales de Andalucía (Veiasa), dependiente de la Consejería de Empleo, Empresa y Comercio, en el que se confirma que "no respetan las medidas de galibo de pasillos exigidas según la normativa de aplicación". Al final los quitó.
A primeros de 2019 la empresa volvió a estar en el centro de la polémica. En esta ocasión por retirar dos microbuses de la línea 11 -conecta la zona sur con el centro, el Neurotraumatológico y el Polígono de Los Olivares- para luego venderlos sin avisar al Ayuntamiento. A día de hoy, nada sabe el nuevo equipo de Gobierno de ese expediente.
Las quejas por el servicio prestado han hecho que la empresa esté constantemente en el punto de mira. En lo que va de 2019, son 52 las incidencias presentadas por los usuarios. Muchas de ellas hacen referencia al incumplimiento de horarios, pero otras también denuncian la rotura de un cristal, goteras, falta de calefacción, averías... "Que nos llaman para comparecer, allí estaremos, como no puede ser de otra forma. Pero, vamos, que con autobuses andando durante 17 horas al día creo que las averías entran dentro de la normalidad". Es la respuesta que la empresa de transporte público Autobuses Castillo dio hace unos días a las quejas presentadas por el grupo municipal de Adelante Jaén sobre el deterioro del servicio a través de un escrito a este periódico.
—En mes y medio, cuatro o cinco autobuses se han quedado parados en medio de la vía.
Lo denunciaba el propio concejal de Tráfico, Miguel Castro, en rueda de prensa junto al alcalde, Julio Millán, y a la edil de presidencia, África Colomo. Los tres entienden que el tiempo de Castillo ha pasado y que es hora de trazar un nuevo modelo de movilidad para la ciudad, más sostenible y con el tranvía en el horizonte. ¿Qué quiere el ciudadano? Corren tiempos de debate, tiempos de cambio.
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