El viajero José María Íñigo
El periodista José Ramón Pardo comparte sus momentos con el comunicador del icónico bigote en una conferencia celebrada en Frailes
A José Ramón Pardo, periodista especializado en música, no le hubiese importado estar todavía en la Casa de la Cultura Michael Jacobs de Frailes, sentado en una mesa, con el micrófono abierto y su colega Jesús Pozo pasando diapositivas de los viajes que el reportero radiofónico compartió con otro gigante de la información, José María Íñigo.
Pardo dio ayer una conferencian en Frailes, en el marco de las VI Jornadas Literarias Internacionales, para recordar aquellos años al lado de su amigo. Fueron compañeros en 400 viajes cargados de música, periodismo y amistad.
Contó que Íñigo inició andadura en la radio en Bilbao. "Él quería ir a Madrid pero le cerraron las puertas", explicó Pardo. La reacción del hombre del bigote de morsa fue marcharse a Londres, aprender inglés y mandar crónicas desde Inglaterra. Aquella pequeña rebelión solo fue el comienzo de una vida nómada, con la mochila de un lado para otro. La manida idea del periodismo en la calle, hecho a base de andar y andar kilómetros, es la realidad que compartieron Pardo, Íñigo y Nieves Concostrina.
El dúo Pardo-Íñigo se tradujo hasta en discos de platino y oro. Forges dedicó una viñeta que lo resume con arte. No necesitaron grandes voces para recibir premios de primera categoría; les bastó un trabajo encargado por Radio TVE, un disco y un libro con cien páginas a color sobre música a partir de los años 60.
Así nos veía Forges a Iñigo y a mí cuando le dijimos que íbamos a grabar un disco. #Forges… https://t.co/Kk8B8fp1Di
— José Ramón Pardo (@joseramonpardo) March 7, 2018
Tanto viaje dio para anécdotas, contadas en Frailes con el estilo del colaborador de No es un día cualquiera. Un día en Alemania, Íñigo entró a un bar y pidió el menú; le dijeron que no había, así que se conformó con los platos disponibles. Después pidió café; tampoco había. Más tarde quiso pagar; aquí tampoco se paga, le contestaron. El periodista salió del restaurante muy despacio, esperando que alguien le llamase la atención. Cuando abandonó el local, ya en la calle, leyó el letrero: "Cáritas, Alemania".
Confesó Pardo que detrás de la piel de animal radiofónico y televisivo, Íñigo no era un hablador en el día a día. "En los viajes, cuando íbamos en coche, siempre tenía una pregunta que repetía cada hora: ¿vas bien?'", compartió Pardo, quien alabó el esfuerzo periodístico de su amigo, en acción incluso cuando la enfermedad ya había llegado.
El viajero tímido. El presentador de pocas palabras.
Quién lo diría.
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